Resulta complicado definir el estilo cinematográfico de Danny Boyle con un único adjetivo, ya que a lo largo de su carrera ha ido tomando bifurcaciones que no siempre encajaban con aquello que nos mostró en 'Trainspotting'. Esa diversidad le ha valido tantos elogios como reprimendas, y tocar altos y bajos durante las últimas dos décadas. Pero tras ganar su Oscar por 'Slumdog millionaire' fue capaz de mantenerse en la cresta de la ola y brindarnos una de sus obras más representativas.
Comparada con aquella laureada producción con vistas mucho más comerciales, su siguiente proyecto supuso el regreso de Boyle al terreno más experimental, encerrándose en una cavidad en la nada junto a un hombre atrapado por una roca. '127 horas' no recibió tanta atención como su predecesora, pero sin hacer tanto ruido se postuló como una de las películas más redondas de su director, algo poco habitual teniendo en cuenta que suele dejarse llevar por un estilo que no siempre aporta al relato que tiene entre sus manos. Como ya hemos podido ver en 'Steve Jobs', en la que el extraordinario guion de Aaron Sorkin queda a veces opacado por las ínfulas de grandeza y la experimentación a toda costa de Boyle.
Pero en '127 horas' todo aquello que podría tornarse en defecto encuentra su equilibrio, en gran parte gracias a la inestimable labor de James Franco como el protagonista de esta historia real, Aron Ralston. Y si hay algo que encierran las joyas como esta son curiosidades que uno puede no apreciar o desconocer cuando está ante la pantalla de cine tratando de descubrir si Ralston logró volver a la superficie o no, por eso hemos recopilado unas cuantas anécdotas del rodaje y guiños a la apasionante historia en la que se inspira la cinta:
9 curiosidades que quizá no sabías de '127 horas'
Transparencia y confianza
La estrecha colaboración entre Aron Ralston y los principales responsables creativos fue una de las claves para que el producto final fuera tan certero. Buen ejemplo de ello es que el aventurero accedió a mostrarle a Danny Boyle y James Franco los vídeos que grabó de sí mismo a modo de diario durante su historia de supervivencia. Algo destacable teniendo en cuenta que esas imágenes solo han sido presenciadas por personas cercadas a Ralston y se encuentran a buen recaudo en un banco.
28 horas después
Aunque cinco años después de su estreno sea imposible imaginarse a un actor que no sea Franco encarnando a Aron Ralston, en su momento el equipo de la película no lo tuvo tan claro. Cillian Murphy, uno de los actores predilectos de Boyle, fue la primera opción para el director, que también consideraría a Shia LaBeouf, Ryan Gosling y Sebastian Stan para el rol protagonista. Pero fue Franco el que finalmente se haría con una oportunidad a la que sacó todo el partido posible.
Como en la vida misma
Los guiños al relato real tuvieron una presencia mucho mayor de lo que solemos encontrarnos en las ficciones inspiradas en sucesos auténticos. De hecho, la cámara que James Franco emplea para plasmar su estática odisea es la misma con la que Ralston llevó a cabo ese ejercicio de youtuber pionero en 2003.
Superfumado
Danny Boyle declaró en su momento que la primera vez que quedó con James Franco pensó que estaba fumado. Puede que tanto juntarse con Seth Rogen no favoreciera a Franco en aquel momento, pero su apariencia de cansancio se debía a su dedicación al estudio en la universidad, mientras compaginaba su labor como actor. Aunque el director ensalza 'Superfumados' como vital para conocer el talento de su protagonista: "Esa película fue un momento clave para mi comprensión de lo bueno que era y me dio la confianza para elegirle."
Cameo de Scooby
Como es evidente, Ralston no puso muchas pegas a lo largo del proceso, pero sí que hubo una corrección por su parte. En una escena nocturna, el aventurero nota que hay algo tras él y al darse la vuelta se encuentra con Scooby Doo. En comienzo el perro detective no iba a ser el motivo de terror del personaje, sino un cuervo de unos dos metros con pinta de tener intención de ir a comérselo. Pero Ralston se negó, ya que el único contacto que tuvo durante su experiencia con un ser vivo se produjo con un cuervo.
Hasta la extenuación
El aspecto agotado de James Franco que se va intensificando a medida que avanza la película tiene mucho que ver con las escasas horas de sueño con las que contó el actor durante el rodaje. Tras seis días de grabación, Franco tomaba un vuelo de Utah a Nueva York el domingo por la noche para no perderse un taller de ficción en la Universidad de Columbia el lunes. Para volar ese mismo día a Los Ángeles, durmiendo un poco en el aeropuerto para regresar a Utah más tarde, ya que no había vuelos directos de Nueva York a Salt Lake City. Un jaleo de semanas, y Danny Boyle tan contento por el agotamiento de su actor que venía al pelo para el personaje.
Cambiando el género
El libro que firmó el propio Ralston acerca de la impactante experiencia que vimos en pantalla le llevó a viajar por todo el mundo para promocionarlo. Y en su parada en Holanda conoció a Boyle, que mostró interés por trasladar el relato al cine. Al comienzo Ralston tenía en mente que se llevara en forma de documental, pero como él mismo ha afirmado posteriormente: "La película es tan precisa con los hechos que es lo más cerca que puedes estar del documental y que siga siendo drama."
Protagonista premonitorio
Es habitual que las páginas del guiones sean mutiladas durante la producción, y las finales son las más susceptibles a este proceso. En el caso de '127 horas' fue el propio James Franco el que, antes de rodar el final, afirmó a Danny Boyle que esas tres escenas no pasarían por el filtro del montaje. Y como afirmó el protagonista, el director terminó suprimiéndolas al componer un desenlace más convencional, que poco encajaba con el estilo menos encasillado de la cinta. Esas secuencias mostraban a Aron junto a su madre, en la boda de su hermana y viendo a su exnovia.
Un corte, una toma
Para mostrar el clímax de la película con el mayor realismo posible, alejándose de cualquier hipérbole o sensacionalismo, Boyle rodó la escena de la amputación en una sola toma, con varias cámaras enfocando a James Franco durante este liberador a la par que traumático proceso. Y Franco se despojó de frases innecesarias presentes en el guión para brindar una potente y física interpretación de un proceso que en la vida real duró alrededor de una hora.