Hay historias de Navidad basadas en el espíritu familiar, otras que son una apología al consumismo, y luego están las que entran en el saco de 'Los fantasmas atacan al jefe', que aportan un mensaje de solidaridad sacado del mismísimo clásico de Charles Dickens. Porque de 'Un cuento de Navidad', la novela corta que Dickens publicó en 1843, no ha habido pocas adaptaciones en el mundo audiovisual. Seguro que en algún momento de vuestra vida habéis visto de un modo u otro la historia del viejo cascarrabias que lo tiene todo, y que tras la visita de los fantasmas de las Navidades pasadas, presentes, y futuras, cambia su forma de ver las cosas.
Richard Donner dirigió, a finales de los 80, esta navideña película. No es tan familiar como otras, pero sí es más divertida que la media. En contraposición al resto de cintas pasteleras que intentan enseñarnos el valor de estas fechas, ésta incluye chistes sobre el kamasutra, tacos, fantasmas en estado de descomposición... Eso sí, en la justa medida para que prácticamente toda la familia pueda verla y aún con eso pasar un buen rato.
Donner no es que haga un trabajo excesivamente original con 'Los fantasmas atacan al jefe'. Hay momentos que hemos visto miles de veces en otras producciones, hay bromas ochenteras que ahora casi dan vergüenza, y ante todo tiene una resolución que ya conocemos desde el mismo momento en el que empieza el film. Pero, consciente de ese problema, la película sabe reírse de sí misma y nos propone una versión mucho más actual del relato de Dickens, con un protagonista que también sabe el final del cuento, y con la televisión teniendo un papel importante en el desarrollo.
Bill Murray, siempre perfecto
La historia la protagoniza Frank Cross, el presidente de una cadena de televisión, que quiere conseguir que su especial de Navidad basado en 'Un cuento de Navidad' sea lo más visto del año. El mismo día que despide injustamente a uno de sus empleados recibe la visita de su ex-jefe fallecido, que le avisa de la visita de los 3 fantasmas. Bill Murray interpreta el papel del tacaño empresario, con la gracia a la que nos tiene acostumbrados. ¿Que su personaje es odioso? ¡No importa! Murray puede conseguir que lo ames por cada una de las palabras que suelte por la boca.
La crítica a la televisión que se hace en la película sigue siendo muy vigente hoy día. Es hilarante ver cómo Cross dirige un espectáculo con bailarinas semi-desnudas y acróbatas, a la vez que lo anuncia con un descaro tan pronunciado que se alegra de la publicidad que puede darle que una anciana muera al ver su extremo y violento comercial para la pequeña pantalla.
El personaje de Murray representa toda la mala televisión que tenemos en la actualidad. La lucha extrema por la audiencia, el entretenimiento ligero como máximo representante de los contenidos, la publicidad engañosa... El objetivo de los fantasmas no es solo que Cross se convierta en una persona solidaria, la redención está también en que se de cuenta de que lo que está haciendo con la caja tonta no está bien.
¿Previsible? Sí. ¿Entretenida? Más
No solo Murray está bien en su papel. Los tres actores que hacen de fantasmas están muy correctos. Y habría que destacar que el maquillaje también es bueno. Para la época en la que fue rodado, ha envejecido de forma excelente.
El mensaje es mucho más positivo y agradable que el que nos suelen encasquetar en Navidad. La solidaridad, como forma de ser, no como algo pasajero según la fecha. La ética incluso, dando así su crítica a la dudosa moral televisiva. Hay algo de mensaje consumista, pero no cobra protagonismo en el divertidísimo y emocionante clímax final.
Eso sí, por mucha parodia que haya, la cinta se desarrolla sin sorpresas. Siempre con una sonrisa en los labios, salvo en los momentos más lacrimógenos, que están bien seleccionados, pero sin que ocurra nada que no esperemos. De hecho, hay algunos momentos que de predecibles quedan forzados. El niño que no ha hablado desde que nació (ya podéis imaginar lo que ocurre...), la empleada que no ha tenido incentivo en Navidad, el hermano que habla del protagonista en el momento en el que él está escuchando... Un sinfín así. Si eres demasiado crítico acabarás por no disfrutar en su totalidad de la película, pero como entretenimiento navideño es una cinta muy acertada.
Por lo tanto, en 'Los fantasmas atacan al jefe' podemos encontrar la perfecta película de sábado de invierno por la tarde. Aunque los niños más pequeños no pueden verla, a partir de cierta edad encontramos un film con la que disfrutaría igual el más enano y el más viejo. Familiar, pero agresiva. Navideña, pero crítica. Divertida, en resumidas cuentas.
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