Si bien el cine brasileño no se prodiga demasiado en nuestras carteleras, con 'Una segunda madre' ya en cines y la inminente llegada de 'A primera vista' se produce una feliz e inusual coincidencia en las pantallas españolas de dos títulos de dicha nacionalidad, ambos además muy recomendables.
'A primera vista' (en portugués 'Hoje eu quero voltar sozinho', traducible como "hoy quiero volver solo") es el debut en el largometraje de Daniel Ribeiro, cineasta que recicla en su ópera prima la historia de un cortometraje rodado en 2010 con el que había ya obtenido una gran acogida. Ribeiro mantiene a los actores protagonistas -los fantásticos Ghilherme Lobo y Fabio Audi- para guiarnos en este sensible relato de sobre el despertar de la sexualidad de un adolescente ciego.
Premiada en innumerables festivales, entre ellos la Berlinale 2014 o el Festival Iberoamericano de Huelva, la película sortea con éxito los peligros de su premisa y huye del dramatismo de manual a la hora de abordar la ceguera y la homosexualidad del personaje central. Partiendo de un enfoque muy acertado, lo que al cineasta le interesa explorar no es la confluencia de barreras a las que se enfrenta el protagonista, sino cómo su invidencia supone una llamativa peculiaridad en el descubrimiento de su identidad sexual.
De este modo 'A primera vista' destaca tanto por lo que tiene de tierna, divertida, sensible y extremadamente coherente en la evolución emocional de sus personajes, como en lo que podría haber sido y afortunadamente no es: el enésimo dramón sobre las penurias de la discapacidad y la condición sexual o un pegajoso cuento de superación.
Distanciada de lo trágico
Huyendo siempre de terrenos trágicos, la película de Ribeiro es muy disfrutable en su luminosa naturalidad, que no evade los conflictos (familiares, escolares o amorosos) pero los suaviza con un acertado tono conciliador. Con un guion que equilibra con buen criterio el humor y las pulsiones emocionales típicas de la adolescencia, la película tiene tiempo de ser reivindicativa sin recurrir a innecesarios subrayados.
Si a las mencionadas virtudes del film sumamos un reparto estupendo y una banda sonora que rescata clásicos de David Bowie o Belle & Sebastian, tenemos una recomendación segura para espectadores afines a las historias de aprendizaje y descubrimiento adolescente. Una cinta liviana pero no frívola, que plantea interesantes conflictos sin cargar las tintas y que supone un soplo de aire fresco dentro del adocenado panorama del subgénero LGTB.
