Es ya de por sí bastante complicado para muchos homosexuales el poder vivir su vida sin esconder a su familia o en su trabajo de quién están enamorados o simplemente que les gustan las personas de su mismo sexo. Muchos dan por hecho que en el ámbito de las artes y la cultura contarían con una mente mucho más abierta, pero los actores gays no opinan lo mismo.
El periódico británico The Guardian ha realizado una encuesta a varios actores homosexuales que trabajan en cine y teatro, y los resultados no muestran ningún avance. Sólo el 57% de los encuestados considera que puede ser abierto con su sexualidad en el trabajo.
De hecho un tercio dice haber sufrido ataques homófobos y de nuevo el 57% de esos casos han venido de miembros de su mismo gremio. Igualmente, el 81% de los actores entrevistados dice estar fuera del armario en el ámbito profesional y el 94% no lo ocultaba a miembros del reparto.
Casi la mitad de los actores gay sigue temiendo que, una vez fuera del armario, sólo les ofrezcan personajes estereotipados: "Está bien que un actor heterosexual haga un papel homosexual, pero es más complicado, si no imposible, que sea al revés", dijo uno de los intérpretes.
Algunos se arrepienten
Rupert Everett, por ejemplo, ya dijo que se arrepentía mucho de haber declarado que era gay, diciendo que le parecía estúpido que un actor decidiera hacer lo mismo. Otro caso es el de Jonathan Groff, actor abiertamente gay, fue muy criticado por su interpretación en la serie de televisión 'Glee': "Cuando sonríe o ríe parece más la típica reina de teatro, una pareja mejor para Kurt (personaje gay) que Rachel", dijo una periodista de Newsweek.
El mundo va evolucionando poco a poco, pero críticas como la dirigida a Jonathan Groff o tirar piedras contra su propio tejado como la de Rupert Everett no hacen ningún bien a la normalización del colectivo homosexual. Intérpretes como Ian McKellen o Neil Patrick Harris, por suerte, demuestran que sí es posible. ¿Cambiará la situación en un futuro cercano?