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MESA DE DEBATE

Adaptaciones, ¿fieles o con personalidad?

Analizamos si la adaptación de una novela al cine debe ser fiel o es necesario un espacio a la imaginación.

Por Hugo Rosales 18 de Enero 2012 | 10:05

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Literatura y cine han ido muchas veces unidas de la mano. Ya en tiempos del cine clásico, destacablemente a partir de los años 30 y 40 con la aparición del cine sonoro, numerosas películas se valieron de historias concebidas y plasmadas originariamente en papel. Durante las últimas décadas, las técnicas narrativas han evolucionado de forma distinta en uno y otro formato, la relativa modernidad del cine como arte la han llevado a una evolución continua, pero su relación con la literatura no solo permanece, es más viva que nunca. Así, las adaptaciones de libros a la gran pantalla están a la orden del día, se han convertido en un gran filón comercial y el resultado de estas en un controvertido tema de debate, en el que además de la inherente opinión personal que cada uno tiene sobre la calidad de un producto, entran en juego distintas perspectivas sobre cómo debe de ser la adaptación.

La cuestión que se plantea es: ¿Las adaptaciones deben ser fieles al material original o es necesario un espacio para la libertad del guionista/director? La mayoría del público exigirá fidelidad, aunque también es evidente que hay situaciones en las que hasta los más puristas no verían con malos ojos darle una vuelta de tuerca al argumento. Son los casos de los cuentos/historias populares o personajes que han traspasado el papel para convertirse en iconos del cine: véase James Bond, Sherlock Holmes, Robin Hood, Los tres mosqueteros, y tantos otros que me dejaré en el tintero. Como podríamos entrar en el territorio de los cómics, y concretamente en el universo superhéroe, en donde ya muchas veces no es cuestión de fidelidad porque dentro de ellos han metido mano diversos autores y se han abierto distintos arcos argumentales al mismo tiempo. En cuanto a la adaptación al uso, como decía por lo general se exige fidelidad, pero muchas veces se olvida que los mecanismos narrativos son distintos en el cine y la literatura. Entramos en el terreno de la adaptación. La complejidad de cada material es variable, y muchas veces ocurre que el transmutarlo en imágenes conlleva una enorme dificultad.

Sherlock Holmes

Hasta ahí bien, pero mi impresión es que realmente la adaptación se está convirtiendo un copiar y pegar. Y me refiero a los grandes best sellers que con fines mercantiles han acabado teniendo su blockbuster de turno en el cine, y por ello son los más comentados y debatidos, todos los conocemos: El señor de los anillos, Millennium, El código Da Vinci, Crepúsculo, Harry Potter, Narnia... La polémica por lo general no reside en si el producto es mejor o peor, sino en si se ha incluído más o menos contenido de las novelas en la películas; si la obra es muy extensa y difícil de plasmar pero han conseguido condensar lo esencial se ha hecho un trabajo meritorio, y sino, no. Quizá soy demasiado simplista, pero es lo que parece que está a la orden del día.

Soy consciente de la implicación que puede alcanzar el lector con una historia y que no quiera que se altere con una película, pero eso no me impide ir a contracorriente, mi percepción de la adaptación es reticente con la usual: si ya me he leído el libro, no me es imprescindible ver exactamente lo mismo reflejado en pantalla, separo ambas cosas. No necesito una calcamonía del libro, pues aunque me encante el cine, difícilmente la película va a ser más disfrutable que mi lectura. La fidelidad no la va a hacer necesariamente mejor, a veces me enriquece más que el director le dé su propio sello. Obviamente si la historia está basada en hechos reales no me gustaría que se cambie, pero ficción, puedo ser muy permisivo a la manipulación, siempre que se conserve la esencia de lo original, eso es difícilmente negociable. Básicamente, lo que quiero transmitir es que los dos formatos son diferentes, y que lo que por lo general lo que más me interesa es la calidad final del producto.

Crepusculo

Y es que se exige fidelidad a la adaptación, muy bien, pero ¿y los remakes? Porque en ese caso sí que se les busca una diferenciación y que aporten algo. Cierto que no ha cambiado el formato, pero lo mismo ocurre con las novelizaciones (novelas que sacan a partir de una película) que también son repudiadas, con razón porque la mayoría son de ínfima calidad, pero nuevamente se valora calidad y la fidelidad no importa; lo que quiero resaltar es que quizá el problema sea de relativización. Y con riesgo a generar un argumento gratuito, puede que de comodidad. Y es que es más fácil ver una película de 2 horas, que tragarte una lectura de un par de semanas, si no hay cambios en la adaptación nos ahorramos tiempo, y esfuerzo.

La opinión de mis compañeros

Opinión de Isabel Reviejo

¿Deben ser fieles las películas a los libros? En un principio, el sí se presenta como una respuesta rotunda, porque un libro siempre lleva detrás algo que va más allá de la historia: sus lectores. Y es que la lectura de un libro se puede convertir en algo muy personal. Hay pasajes y personajes que se pueden quedar con nosotros, y por ello es bastante molesto ir al cine y ver que una película ha modificado y/o destrozado una novela que nos gustaba. Evidentemente, un film no puede representar al pie de la letra la historia, ya que tiene un tiempo bastante limitado. Pero en general, se deberían respetar una serie de factores clave con los que no se pierda la esencia del libro. Esto sucede, por ejemplo, en 'Las vírgenes suicidas', de Sofía Coppola, un buen ejemplo de una adaptación acertada. Por otra parte, la cosa cambia si nos estamos refiriendo a aquellas historias que forman parte de la cultura popular, como pueden ser los cuentos de los hermanos Grimm. En este caso, siempre es interesante un giro de tuerca y ver los sucesos desde el punto de vista personal que aporte el director.

Opinión de Jesús Agudo

La pregunta me crea un pequeño dilema. Si bien es cierto que hay que entender que el lenguaje literario y el cinematográfico no son iguales y ello requiere una adaptación, también hay quienes traducen mejor que otros. Una modificación ligera es necesaria para que un libro tenga sentido y ritmo en la gran pantalla, y no por ello se está pisoteando la obra original, que en principio hay que tener en cuenta que no se concibió para ser película.

Pero sobre todo hay que mantener la existencia del libro siempre presente, no hacer lo que nos dé la gana con una novela. Por ejemplo, 'Harry Potter y el misterio del príncipe' es un despropósito de adaptación. Mientras que la saga en el cine ha tenido sus altos y sus bajos en cuestión de adaptaciones, la número seis se lleva la palma. El libro pone mucha importancia al pasado de ciertos personajes, y en las salas sólo vimos una cinta de amor adolescente hormonado. Eso es pisotear un libro. Lo que hace Peter Jackson con 'El Señor de los Anillos', mal que les pese a los fans, no lo es, es adaptar una gigantesca aventura en nueve horas de metraje, que lo intenten ellos.

El señor de los anillos

La adaptación libre es una forma más de hacer una película, pero ya no significa llevar una novela a la gran pantalla y hay que saber hacerla. Sobre todo hay que avisar para que los seguidores de una novela no se vean engañados. Steven Spielberg supo llevar la esencia de Tintín de una manera magistral a la gran pantalla, pero no son los cómics que él dice que son, hay mucha inventiva detrás. No pasaba nada por comentarlo. Como todo, una adaptación tiene sus reglas, pero sobre todo hay que tener en cuenta que muchos de los espectadores también son fans del papel y han ido a ver esa historia y no otra.

Opinión de Jorge R. Tadeo

Ya de partida, hay novelas que facilitan mucho más que otras el traspaso al formato cinematográfico, puesto que algunas exigen sustanciales cambios debido a una narrativa excesivamente compleja para trasladarla a pantalla sin modificaciones. Desde el punto de vista del lector, generalmente uno desea una adaptación fiel, que no deshaga la historia que uno ha compuesto en su cabeza al seguir la novela, pero el cine exige unos ritmos y una capacidad de síntesis que en ocasiones hace entendible la supresión de personajes o subtramas, que, no obastante, no deberían alterar el espíritu de la obra original.

Pienso que lo óptimo sería (y sucede en ocasiones) que el autor de la novela sea quien adapte el guion (sucede con John Irving, por ejemplo en 'Las normas de la casa de la sidra'), o que al menos trabaje como supervisor del libreto, para proceder en su caso, a cambiar tramas o detalles narrativos, que hacen que el desarrollo cinematográfico no quede atrapado en ciertos mecanismos literarios, o incluso puedan incorporarse elementos que aporten algo novedoso y enriquezcan a la historia original, sin traicionar las intenciones de la novela.