Vivimos en un momento donde la oferta de proyectos audiovisuales es tan grande que conseguir un gran impacto es cada vez más difícil. Pero, a veces, aparece una ficción que consigue justo eso, y es lo que ha ocurrido con 'Adolescencia'. La serie creada por Stephen Graham y Jack Thorne narra la historia de un niño de trece años, interpretado por Owen Cooper, acusado de asesinar a una compañera de clase. El guion y el reparto ya eran más que suficiente para asegurar que nos encontrábamos ante una de las grandes series del año, pero a esto se le suma una técnica especial y muy cuidada que le da un nuevo valor.

La ficción británica está compuesta por cuatro capítulos, cada uno de ellos rodados en una única toma. Cada uno dura alrededor de una hora y todo ese tiempo es un único plano secuencia, lo que significa que no hay cortes, cambios o pausas, todo está grabado con la misma cámara. Esta complicada técnica puede resultar algo más sencilla cuando toda la acción se desarrolla en el mismo lugar, pero plantea serias dificultades cuando la cámara debe moverse. Así que, si ya es difícil conseguir desplazarse en distancias cortas, imaginaos cómo de complicado debe ser hacer que vuele, como sucede en el final del segundo episodio.
¿Es posible? Esto es lo que se preguntaron el director, Philip Barantini, los creadores y Matthew Lewis, el director de cámara y fotografía. Tenían claro su objetivo: querían conseguir un efecto más etéreo. El problema era que, si querían que la cámara volase, esta no podía estar enganchada a una persona. Finalmente encontraron la solución: un dron. Pero no como estáis pesando, no uno que grabase las imágenes, sino uno al que enganchar la cámara para que esta pudiese seguir grabando sin cortes.
The drone shot at the end of 'ADOLESCENCE' Episode 2 was achieved by quickly attaching a drone to the camera while filming to make it fly.
— DiscussingFilm (@DiscussingFilm) March 17, 2025
"We've found a way to make the camera fly" pic.twitter.com/msoZ0D5lp2
El procedimiento fue el siguiente: un operario terminó de rodar la escena en el colegio, enganchó la cámara al dron que voló casi 500 metros hasta llegar a la escena del crimen, donde se encontraban Graham y un equipo preparado para desenganchar la cámara del dron y terminar el capítulo. Y, claro, todo esto sin hacer movimientos bruscos que pudiese notar el espectador en casa. "Fue un ejemplo de la técnica encontrándose con la historia", explica Thorne. De esta forma consiguieron crear algo "mejor que cualquier cosa a la que hubiese llegado por si sola la historia".
Prueba y error
Está claro que, grabando de esta forma, conseguir el resultado perfecto en la primera toma era tarea imposible. ¿Cuántas tomas necesitaron por episodio? Netflix nos ha sacado de dudas. Aunque el plan inicial era rodar diez veces, una por la mañana y otra por la tarde durante cinco días, varios intentos tuvieron que abandonarse por errores, lo que provocó que se realizasen más tomas.
El que más veces se grabó fue el último. En total se realizaron 16 tomas, consiguiendo la definitiva durante el último día de rodaje. El segundo y el tercero también se terminaron el último día, aunque se necesitaron menos repeticiones. En contraste tenemos el primer episodio cuya toma definitiva se consiguió en el segundo intento.