Rodrigo Grande nos ofrece su tercera película, sorprendentemente un thriller, puesto que sus dos primeras películas fueron comedias. Esta vez se pone serio para contarnos la historia de Joaquín (Leonardo Sbaraglia), un hombre que perdió a su familia y la movilidad de sus piernas en un accidente de coche. Joaquín se queda solo, postrado en una silla de ruedas en una casa vacía que se le hace grande. A pesar de que se ha vuelto una persona huraña y algo anti-social, decide alquilar la habitación de arriba. Es Berta (Clara Lago) quien responde al anuncio, y se muda a la casa junto a su hija Betty (Uma Salduende), quien no dice una sola palabra. Berta, que es una chica muy dicharachera, consigue poco a poco animar a Leonardo, aunque él sigue pasando la mayor parte del tiempo en el sótano trabajando. Pero en uno de esos momentos en los que está trabajando en el sótano, escucha un pequeño ruido, y descubre que se trata de un grupo de ladrones liderado por Galereto (Pablo Echarri), que desde el sótano de la casa de al lado están construyendo un túnel para robar el banco que hay en esa misma calle. Desde ese momento Leonardo comienza a espiar a los ladrones, intentando descubrir su plan completo para encontrar una forma de frustrar su robo.
Cuarta coproducción de 2016 entre España y Argentina después de 'Magallanes', 'Capitán Kóblic' y 'Cien años de perdón'. 'Al final del túnel' guarda muchos parecidos con la película de Daniel Calparsoro. Un grupo de ladrones (entre los que se encuentra un español) que quieren robar un banco, entre las cajas que quieren robar hay algo importante que no es el dinero y que necesita una persona influyente ajena al grupo, construyen un túnel para el robo... y el día del robo llueve. Muchas similitudes y también muchas diferencias, aquí explotan más el drama de cada personaje (dramón en el caso de Joaquín), intentando darle a la historia algo más que el robo... al principio. Tenemos una historia con tres partes, llamémoslas introducción, nudo y desenlace.
Introducción en la que nos presenta a los personajes, conocemos el dramón de Joaquín que le tiene hundido y el dramón de Berta quien no deja que la hunda, y entonces Joaquín descubre a los ladrones y comienza a tomar notas mientras Berta sigue intentando animarle. Bien. En el nudo ya nos centramos en lo referente al robo y nos olvidamos del mundo interior de cada personaje... hasta prácticamente la llegada del desenlace. Mal. ¡No puedes hacer eso! ¡No puedes dar una historia interior a tus protagonistas para luego olvidarte de ella! He aquí el principal problema de la película, deja de lado las emociones de los protagonistas durante gran parte del segundo acto. También al principio nos presenta un par de situaciones que parecen ser importantes y no vuelve a tratarlas en ningún momento. Una de ellas tampoco era una buena idea, pero si la muestras, llévala hasta el final.
A pesar de esto, el thriller se mantiene a flote a base de puro suspense, con algunos momentos muy bien construidos que te hacen aguantar la respiración, y al fin y al cabo es lo que busca quien va a ver una película de estas características, la tensión que Rodrigo Grande nos regala con maestría varias veces en la segunda mitad de la película, por no hablar de la recta final en la que tenemos tres clímax, cada uno más intenso que el otro; tres clímax en los que todas las piezas acaban encajando en este puzzle que es 'Al final del túnel'. Lo malo es que, a pesar de que en el momento funciona a la perfección, cuando te paras a pensarlo un instante, te das cuenta de que hay algunas piezas que encajan porque es un puzzle bien hecho, y otras piezas que han sido encajadas a la fuerza.
Un reparto que sabe lo que hace
Pero no todo el mérito de ese suspense tan bien hecho es de su director y guionista Rodrigo Grande. Leonardo Sbaraglia, y sobre todo Pablo Echarri hacen un excelentísimo trabajo. Después de ver la película cuesta creer que Echarri en un principio fuera escogido para el papel protagonista, pues está inmenso en su interpretación del líder de la banda de ladrones. De hecho, todo el reparto sin excepción está bastante bien. Clara Lago, sorprende haciendo a la perfección el acento argentino, y Federico Luppi, el protagonista del resto de películas de Rodrigo Grande, tiene un papel muy pequeño en su tercera colaboración con el director, pero consigue ser uno de los más importantes con unas pocas escenas.
Sin embargo, a pesar de alabar la forma de crear el suspense, tanto de guión, dirección, interpretación, y sobre todo un buen montaje, se le puede poner un pero que se extiende a toda la película, y es la música. La música no está para nada bien escogida y en ocasiones causa el efecto contrario al que debería causar, incluso sacándote de la película en algunas ocasiones.
En definitiva, una buena película, pero algo irregular, combinando momentos brillantes (El clímax final fue una grata sorpresa) con algunos poco creíbles. Pero cuando se habla de cine, lo importante al final es la sensación con la que abandonas la sala, y 'Al final del túnel' deja una buena sensación. Hay momentos que hacen que la película se tambaleé, pero Rodrigo Grande y su equipo consiguen que se mantenga y que funcione en términos generales. Si te paras a pensar en ella descubres rápidamente dónde flaquea, y por suerte no es un ningún pilar fundamental de la estructura principal. El guión te enseña todas las piezas para encajarlas todas en su tramo final, y aunque esta construcción tenga piezas que sobran, pero es posible que si no estuvieran, la película no habría aguantado en pie y echásemos de menos esas partes que ahora echamos de más.
Nota: 7
Lo mejor: La forma de mantener el suspense, que puede ser lo más importante en un thriller.
Lo peor: La música, que no va en la misma dirección que la película.