Alba Flores ('Vis a vis') sobre Rober Bodegas: "Puedes hacer algo útil con tu arte o ser un completo inútil"

Aquí Iván Escobar y su equipo tenían las manos atadas. Maggie Civantos es una de las caras de 'Las chicas del cable', la serie de Netflix cuya tercera temporada empezó a rodarse en febrero y que parece que tiene vida para rato. La que protagonizó las dos primeras temporadas tuvo que echarse atrás y, probablemente haciendo malabares con su agenda, solo estuvo presente en los dos primeros episodios de la etapa de FOX.

Era una decisión muy difícil: ¿qué haces sin tu protagonista cuando tu serie transcurre en una cárcel? Los guionistas echaron mano de un recurso algo telenovelesco: Maca se quedó en coma tras ser atacada por las chinas. Durante seis de los ocho episodios, el personaje ha desaparecido de las tramas como si nunca hubiera existido. ¿Era esta la mejor forma de acatar la ausencia de Civantos?

Hay recursos probablemente más sutiles, e incluso más interesantes: ¿y si nunca se hubiera trasladado a Macarena Ferreiro a Cruz del Norte, y su ausencia fuera uno de los misterios de la temporada? ¿Y si hubiera desaparecido en el traslado?

Al final, Maggie Civantos volverá en la cuarta temporada, despertando del coma (un recurso que ya habían usado con Zulema, por cierto) y regresando a la serie de forma funcional y práctica, sabiendo tanto los guionistas como los espectadores que su ausencia fue forzada por cuestiones externas.

El cambio de escenario a Cruz del Norte fue por necesidad (la localización donde se grababa Cruz del Sur en las primeras dos temporadas se había transformado convenientemente en la Casa de la Moneda secuestrada en 'La casa de papel'), pero esta circunstancia sí ha sido muy bien aprovechada.

Algunos pensaban que la etapa de 'Vis a vis' en FOX iba a ser una especie de reboot, sobre todo cuando no estaba claro que pudiera volver la mayor parte del reparto. Pero con todas las reclusas protagonistas de vuelta, los guionistas las han introducido en una nueva cárcel con su propia estructura e idiosincrasia. Nuevos guardias, nuevas compañeras de celdas, nuevos escenarios (como el muy aprovechado gallinero).

No todos los personajes han funcionado igual, a pesar de que el reparto ha sido impecable (veteranos como Luis Callejo se han unido a nombres "nuevos" como Itziar Castro y Adriana Paz, curiosamente dos nominadas al Goya revelación mientras rodaban la serie).

Y la presencia de una nueva "élite" (las presas chinas) ha puesto contra las cuerdas a Zulema y Anabel, que manejaban el cotarro en Cruz del Sur, lo que originó nuevas dinámicas entre los personajes interpretados por Najwa Nimri e Inma Cuevas y las demás reclusas. Una buena forma de darle frescura a las tramas.

Pero mientras que las chinas han servido como recurso narrativo para hacer avanzar las tramas de Zulema, también han resultado algo decepcionantes como villanas de la temporada. Como personajes, les han faltado matices y complejidad, algo que siempre hemos tenido en 'Vis a vis'. Como antagonistas, han sido una amenaza abstracta, más herramienta de los guionistas para poder sacar a Macarena de la ecuación y darle a Zulema una forma de escapar de la cárcel. Su final, si es que el tiroteo del último episodio acaba con ellas, las elimina antes de que llegaran a poder interesarnos sus intenciones.

Pongamos de ejemplo a (la pobre) Anabel: era malísima, y queríamos que sufriera, pero queríamos verla caer. E incluso deseábamos que ascendiera de nuevo, porque su presencia era estimulante (gracias, también, a la gran interpretación de Cuevas). Esa es una villana que echaremos de menos.

Por otra parte, el personaje de Ruth Díaz (otra nominada al Goya, por 'Tarde para la ira'), Mercedes Carrillo, ha sido el gran fallo de la temporada. Muy a pesar de la actriz. "La concejala" ha sido otro personaje instrumental, que han podido usar Zulema, las chinas y Maca a su antojo, y su retrato ha sido demasiado simplista: una mujer asustada zarandeada por las bullys. Quizá con el giro final empiece a tener algún tipo de evolución, o simplemente muera a manos de Rizos y sigamos adelante.

Este acierto y el siguiente error son dos caras de la misma moneda. Con la mudanza de Antena 3 a FOX, 'Vis a vis' ha podido deshacerse de las desventajas de emitirse en el prime time de la televisión en abierto. Episodios más cortos (de 70 a 45 minutos) y una temporada con menos capítulos (de 11 y 13 episodios por temporada a ocho, esta se ha sentido como si fuera la primera mitad de una de las anteriores). Además, el espectador que la ha visto en su emisión lineal no ha tenido que aguantar el maltrato de las cadenas generalistas, con retrasos y pausas publicitarias infinitas.

La duración de 45 minutos se ajusta también a la demanda internacional, pues las series españolas, cuando se exportan a otros mercados, suelen sufrir cortes. No será necesario con la tercera temporada de 'Vis a vis'.

Pero...

...claro. Si ya nos quejábamos de la tendencia de 'Vis a vis' hacia la excesiva rapidez del desarrollo de sus tramas, la menor duración de esta temporada ha afectado en este sentido. Es probable que aquí radique el origen de otros errores, como la falta de complejidad de los nuevos personajes. No hemos tenido tiempo a pararnos a conocerlos.

En esta tercera temporada ha habido muy poca calma y demasiada tormenta. Momentos como los totales del documental o la terapia de grupo nos han dejado respirar e incluso encariñarnos de un par de debutantes (la Luna de Abril Zamora, alivio cómico interpretado con cariño, o Goya, el personaje de Itziar Castro, que sí se ha convertido en algo más que el estereotipo que se vio al principio), pero la línea general ha sido: trama, trama y trama. En las temporadas anteriores, nunca tuve la sensación de que 'Vis a vis' tuviera tramas de relleno. Si acaso, se alargaban las tramas principales, con demasiadas vueltas de tuerca, para llegar al último episodio (algo que se notó mucho en el secuestro de la niña en la segunda mitad de la segunda temporada).

Esto mismo le pasó a 'La casa de papel', que acababa perdiéndose entre giros de guion y olvidándose de que primero tienen que importarnos los personajes para interesarnos lo que les pasa. En la tercera temporada de 'Vis a vis' los guionistas partían con la ventaja de que ya amamos a Zulema, Saray, Sole y compañía, pero el drama de la concejala y su hija no ha tenido el efecto que debería.

Ahora que 'Vis a vis' tiene asegurada la continuidad, quizá los guionistas puedan calmarse un poco y ofrecernos otro tipo de episodios. ¿Uno con un tono cómico protagonizado por Antonia y Tere? ¿Otro en el que se nos cuente la historia de los autores de ese documental? Esos episodios "especiales" pueden ser muy útiles para explorar los personajes más a fondo y dejar que la trama principal respire.

Mientras que el menor tiempo de metraje ha ido en detrimento de los nuevos personajes en general, sí ha habido uno que ha brillado, a la altura de las veteranas: Altagracia. La "gendarme" interpretada por Adriana Paz ha sido una de las grandes protagonistas de la temporada, gracias a una trama que la humanizaba más allá de su pose de "poli mala", la compleja relación que ha desarrollado con Zulema y el brillante trabajo de la actriz mexicana.

El viaje de empoderamiento de Altagracia, que ha descubierto las caras ocultas de su novio asesinado y su compañero de trabajo (Luis Callejo), ha sido uno de los puntos más fuertes de estos ocho episodios. Mención especial a la reacción que tuvo ante las intenciones de Saray de castrar a Sandoval, uno de los momentos en que más claro quedó que Altagracia está por encima de las normas y está dispuesta a remar para que se haga lo que ella considera justicia. Lo que es un personaje interesante, probablemente mucho más que todos los guardias de las dos primeras temporadas juntos.

Quizá es una sensación mía, pero parece que los guionistas han querido introducir más momentos musicales en esta tercera temporada. Quizá inspirados por la 'Bella Ciao' de 'La casa de papel', ha habido escenas en las que algunas canciones cobraban protagonismo. La muerte de Unai en el primer episodio o la de Frutos en el último echaban mano de música rock para imprimirles un tono más "salvaje". El problema no es que se utilice música para añadir capas a una escena, sino qué música se utiliza.

Las series británicas y estadounidenses llevan décadas retroalimentando a la industria musical (¿cuántos cantantes indies le deben su carrera a 'Anatomía de Grey'?, y en España esto se ha visto en algunas series para adolescentes. Pero en 'Vis a vis' la música que suena no parece salir del mundo real. ¿Por qué no escuchar a Vetusta Morla de fondo mientras Zulema y Altagracia se vengan de Frutos? Si vas a poner momentos musicales con canciones que parecen hechas para sonar en ascensores... pierde toda la gracia.

Un acierto "colateral", consecuencia de la ausencia de Macarena. El personaje de Najwa Nimri siempre fue de lo más interesante de 'Vis a vis', quizá porque ella es la actriz más magnética de la serie. En esta tercera temporada, la salida de Maggie Civantos ha obligado a Zulema a pasar de villana a antiheroína. Y qué bien le ha sentado el cambio.

Esa niña salvaje con ansias de libertad nos ha terminado de enamorar, en parte por culpa de unos guionistas que se nota que quieren explorar (y explotar) el personaje, y no en vano le dan a Nimri las mejores líneas de diálogo de toda la serie. No es justo para las demás actrices, pero la vida es así.

El cliffhanger del final de temporada nos deja preguntándonos qué pasará entre Zulema y Saray, cómo acabará el escarceo con la libertad de la "reina mora" y nos lanza un mensaje claro sobre el personaje: su libertad está por encima de todo. También habría que plantearse cuántas veces puede una mujer intentar escaparse de la cárcel sin que se tomen medidas especiales de seguridad contra ella...