Tras la entrevista que realizamos a Nerea Barros, actriz de 'La isla mínima', tuvimos la oportunidad de hablar con su director: Alberto Rodríguez, conocido por haber dirigido películas como 'Grupo 7' o '7 vírgenes'. Durante el Festival de Málaga pudimos ver el avance de la película y, como comentamos en el artículo, este thriller sobre dos policías de homicidios que buscan al culpable de la desaparición de dos niñas en las Marismas del Bajo Gualdaquivir tiene una pinta impresionante.
El año 80 de España, de la isla mínima
eCartelera: Si 'Grupo 7' parecía influenciada por otras películas del género policíaco e incluso de Sam Peckinpah, ¿qué influencias crees que se podrían encontrar en 'La isla mínima'?
Alberto Rodríguez: Pues no lo sé, la verdad. Es curioso que la gente que ve la película por primera vez o ve los planos porque pasan por la sala de montaje nos habla siempre de 'True Detective'. Pero es muy gracioso porque era imposible que nos influenciara. Empezamos a rodar el pasado octubre y no sé, algo ha confluido entre 'True Detective' y nosotros que hace que las dos cosas se parezcan (entre risas). Cosa que no me parece nada malo, porque también me han dicho que la serie está muy bien; yo no la he visto.
eC: Es tremenda, ciertamente. Y también parece que comparte con 'La isla mínima', o al menos aparentemente, esa temática de anclaje en el pasado. Y 'True Detective' ocurre en un estado sureño, Louisiana.
A.R.: La gente compara el río con Louisiana. Y ciertamente, es una zona muy bonita del Guadalquivir que no estamos acostumbrados a ver. Todo viene del trabajo fotográfico que hizo Atín Aya sobre las Marismas del Guadalquivir. La película proviene mucho más del mundo que se desprende de esas fotografías que de una influencia directa de otra película. También fue importante la lectura de 'Por el río abajo', un libro de Armando López Salinas, que acaba de morir hace nada, y Alfonso Grosso, que hicieron un viaje por aquella zona en los años 60.
eC: Se nota la importancia que le habéis dado a las localizaciones. Habéis rodado en casi 90 diferentes y habéis estado haciéndolo durante 8 semanas de rodaje.
A.R.: Muy movidita la película. Han sido 8 de semanas de rodaje muy intensas, con muchos cambios de localizaciones; pero era importante. Era importante explicar la inmensidad del sitio, que era complejo y no era fácil de contar. Estamos hablando de una extensión de campos de arroz y luego empieza la marisma y es nada, campos y campos de tierra yerma; y de pronto, empieza el coto de Doñana y los pinares... y en fin, una zona vastísima donde la presencia del hombre, cuando empieza la mecanización del campo, se va retirando. De esa forma de vida que va acabándose también queríamos hablar en 'La isla mínima'.
A.R.: El origen de la zona es muy curioso porque aquello se pone realmente en marcha porque el arroz se queda en el bando republicano, por lo que lo inician los nacionales. Hay un arraigo en un principio que tiene algo que ver con la guerra civil: se van a esconder allí la gente que pierde la guerra porque no pedían papeles ni pedían nada y podías trabajar en el campo; y al mismo tiempo parte de los que poseían la tierra evidentemente tenían que ver con los vencedores.
eC: ¿Actualmente cómo se encuentran esas tierras? ¿Habéis reconstruido parte del lugar en la misma localización para que se pareciera a su aspecto en los 80?
A.R.: Era complicado porque han tirado muchas de las casas, claro, el poblado ha sido abandonado, etc. Pero afortunadamente encontramos una zona concreta que todavía se conservaba como era, donde trabajamos la mayor parte del tiempo. Tampoco ha sido una transformación tan grande porque el arroz se sigue cultivando prácticamente de la misma forma solo que con máquinas más potentes y, por ejemplo, los conductores ahora tienen aire acondicionado (entre risas).
eC: Sobre el gran misterio de la película, ¿es un vehículo o una razón temática que une a los personajes?
A.R.: Creo que es tanto un vehículo como una razón temática. Ambas cosas. Por lo menos el intento es ese, que el crimen no sea solamente la resolución de un crimen, sino que sea una metáfora; una metáfora probablemente del papel que pueda tener la mujer en la sociedad rural que describimos.
eC: ¿Es totalmente casual que 'Grupo 7' ocurriera a finales de los 80 y 'La isla mínima' lo haga en el 80?A.R.: Es que claro, es el año 80, no los 80. En el año 80 el país entero estaba decidiendo si iba a haber autonomías, si no las iba a haber, una cosa que se repite bastante en este momento; en el año 80 los militares y buena parte del antiguo régimen se estaba preguntando si España iba en la dirección que se quería o no; había una crisis económica galopante, que también la tenemos; e incluso se estaba discutiendo la ley del aborto, como ocurre actualmente. Era un marco muy interesante porque fue un año tan tenso que terminó con un golpe de Estado en el 81.
eC: Durante el proceso de documentación de la película, ¿hablaste con mujeres que hubieran vivido allí durante aquella época?
A.R.: Si ves la película te darás cuenta de que es complicado, porque la mujer está ausente. De hecho hablamos precisamente del espacio en el que no están. Pero sí que hablamos con todos los que pudimos durante el proceso de documentación para dejar las cosas lo más cerradas posible. A mí me gusta mucho usar la realidad como elemento que te da pie a estar mucho más seguro al hablar. Hablamos de un problema que es que, por ejemplo, hasta el año 70 y pico una mujer no podía sacarse una cuenta en un banco: necesitaba el permiso de su marido. Eso era horrible.
eC: Respecto a los actores, ¿tenías clara las caras que querías en un principio o es algo que se dio durante el proceso de casting?
A.R.: La verdad es que no las tenía claras. Fundamentalmente a la hora de escribir, nunca tenemos claro si estamos escribiendo para este actor o para este otro. Más bien lo hacemos como cuando lees un libro, que tienes la imagen nebulosa de un personaje. Luego empieza el proceso de casting y ya vamos buscando a los actores. Casi siempre, las propuestas de Yolanda Serrano y de Eva Leira, que son las directoras de casting, son las que seguimos y funcionan muy bien: entienden muy bien y saben más o menos lo que vamos buscando.
eC: Has vuelto a trabajar con Antonio de la Torre, ¿cómo ha sido?
A.R.: Ha sido un placer, como siempre, y debo decir que el personaje que nosotros planteamos en el guion era más plano y él le ha aportado mucho fondo. Le ha dado cuerpo a un montón de cosas que no pensaba que pudieran irse por ahí; como siempre le ha aportado más de lo que ya teníamos. Lo que pasó en '7 vírgenes' fue que vino a hacer un papel que al final no le dimos, pero sin embargo le pedimos por favor si nos podíamos quedar con las cosas que había hecho y se usaron en la película; que obviamente él no podía, si hubiera podido sí estaría.