El cine es premonitorio. Nos lo decía Alfredo Castro hace unos meses, hablando de cómo Pablo Larraín había incendiado Santiago de Chile en 'Ema' meses antes de que el país ardiera en una revolución. Y en el caso del coronavirus, ya hemos hablado de cómo muchos han recurrido a 'Contagio' para buscar similitudes con la crisis que estamos viviendo en la actualidad. Pero hay un director español que también predijo algo de todo esto, a su manera.
Alejandro Amenábar rodó la Gran Vía madrileña desierta en 'Abre los ojos', una imagen icónica (reproducida con Tom Cruise en el Times Square neoyorquino en el remake 'Vanilla Sky') que ahora se ha hecho realidad a causa del estado de alarma impuesto por el Gobierno para luchar contra la pandemia del COVID-19.
El director ha recordado en ABC cómo fue rodar ese momento de su segundo largometraje, confesando que muchos amigos le han sugerido que tuvo una premonición. "En absoluto. La verdad es que no recuerdo bien por qué Mateo Gil y yo decidimos empezar el guion de la película con aquella estampa, pero supongo que fue porque representaba como pocas la pesadilla perfecta de la alienación", admite.
Precisamente este sentimiento es el que está sorteando a pesar de pasar la cuarentena solo en casa: "Creo que en los últimos días he hablado o me he reunido (virtualmente) con más gente que en el último mes. He reforzado vínculos con los que más quiero y los he recuperado con aquellos a quienes tenía un poco abandonados. Es posible que haya algo muy positivo en el fondo de todo esto".
El director de 'Mientras dure la guerra' recuerda una anécdota que ocurrió en pleno rodaje de la escena: "Un tipo se me acercó y me dijo: «¿Tú eres el director? Que sepas que yo he trabajado de extra en el cine y así, sin extras, no va a parecer real»". Un juicio que Amenábar considera irónico teniendo en cuenta que la imagen ha acabado saliendo de la ficción a nuestras vidas (aunque sin árboles, tristemente).
Cómo cortaron la Gran Vía
Si no se hubieran paralizado todos los rodajes a causa del estado de alarma (una de las muchas consecuencias catastróficas de la pandemia sobre la industria audiovisual), y si Amenábar estuviera rodando 'Abre los ojos' hoy en día en vez de en el verano de 1996, no le costaría mucho conseguir una Gran Vía desierta. Pero en aquel momento fue un trabajo muy complejo, según recordaban en ABC hace unos años.
Los productores eligieron el 15 de agosto para aprovechar el éxodo de los madrileños durante el puente de la Paloma, pero el Ayuntamiento les dio el permiso para rodar de 4 de la madrugada a 8 de la mañana. Tuvieron que alargar la grabación dos horas más de lo estipulado, desoyendo las advertencias de la policía.
Se rodaron entre cinco y seis tomas, reabriendo la calle al tráfico durante 20-25 minutos entre ellas. "Lo montamos cuatro personas, con un megáfono y 20 chavales, amigos de mi hijo del instituto, que se encargaron de controlar la inesperada salida de la gente de los hostales y portales al asfalto", contaba Emiliano Otegui del equipo de producción de la película.