Sin duda alguna, Tim Burton es uno de los directores visualmente más impactantes de los últimos tiempos, por lo que resulta absolutamente lógico que su adaptación al 3D de 'Alicia en el País de las Maravillas' sea uno de los filmes más esperados de este 2010.
Público y crítica han aguardado con impaciencia para ver cómo el particular prisma burtoniano plasmaba ese inclasificable universo creado por Lewis Carroll y, por desgracia, el veredicto final resulta ser relativamente decepcionante, aunque con matices, y es que el último trabajo del director de 'Eduardo Manostijeras' podría definirse como un festín visual, un pasable entretenimiento, y una parca adaptación de la obra de Carroll.
Que nadie me malinterprete, la nueva película de Burton es más que recomendable en líneas generales, y posee algunos pasajes notables, pero diríase que la complejidad -o, mejor dicho, la multiplicidad de lecturas- de 'Alicia en el País de las Maravillas' y 'A través del espejo' ha terminado por abrumar las pretensiones de Burton o, más bien, de la guionista Linda Woolverton ('La bella y la bestia', 'El rey León'), quien ha optado por minimizar hasta el ridículo el universo carrolliano confeccionando un desangelado 'Hook' a cuyo canónico yugo queda sometida la imaginaría y creatividad del director.
Por ello, y a pesar de su inconmensurable espectáculo visual, en el fondo 'Alicia en el País de las Maravillas' por momentos llega incluso a aburrir en su intento de estandarizar -bajo la premisa del paso de la infancia a la madurez- uno de los textos más inclasificables de la literatura universal. Y es que una cosa es que la calenturienta y enfermiza mente de los Monty Python, con Michael Palin a la cabeza ('La bestia del reino') trate de dar forma al, según definió sabiamente Martin Gardner, mayor de los disparates de la lengua inglesa (nos referimos al 'Jabberwocky', poema que abre 'A través del espejo' y que se tradujo por estos lares como 'El galimatazo'), y otra cosa muy distinta es que lo haga, con todos los respetos, la bienpensante factoría Disney, con todo lo que ello conlleva.
Así pues, nos encontramos con que 'Alicia en el País de las Maravillas', a pesar de su noble intención de apropiarse de un universo ajeno y readaptarlo y redefinirlo para convertirlo en propio, termina renegando de la propia esencia del original, del que tan solo mantiene la estética del universo y (algunos) de sus personajes. Por ello, a pesar de su espectacular puesta en escena (aquí sí que resulta recomendable el 3D), la película de Burton hace un flaco favor al fondo y forma carrollianos (el tono pretendidamente épico del film, por ejemplo, cauteriza todo asomo de humor, dobles sentidos y juegos de palabras propios de los textos originales que formaban parte esencial de la obra), en un film meramente entretenido, visualmente espléndido, pero finalmente fallido en su intento de dar lógica a un universo que, sin su ilógica, carece de toda lógica.