Recuerdo mi primer videojuego de 'Harry Potter'. Papá Noel me trajo la adaptación de la primera entrega para PlayStation, y como buen obseso de todo lo que tuviera que ver con la saga, estaba deseando viajar a Hogwarts y tener el control de la aventura. De aquella no me molestaron los terroríficos diseños de los personajes, ni que fuera tan sumamente sencillo para terminármelo en una tarde (menuda bronca me echó mi madre por "tirar el dinero" de semejante manera). Pero sí quedé con la sensación de que este universo podía dar para muchísimo más, que este juego no dejaba de ser una adaptación poco ambiciosa de la película (pero larga vida al Flipendo). 22 años y cuatro PlayStation después, sale a la venta 'Hogwarts Legacy', la promesa de una verdadera inmersión en el mundo de brujas y magos creado por J.K. Rowling.
Avalanche Software, autores de 'Disney Infinity', se enfrentan a un proyecto que se antojaba de una escala desmesurada para lo que habían hecho hasta ahora (aunque precisamente el juego de Disney con la colección de muñecos tenía bastante ambición). Sin embargo, cada nuevo avance de 'Hogwarts Legacy' tenía mejor pinta que el anterior. La estrategia de destripar un montón de detalles cada pocas semanas estaba dando sus frutos: realmente daba la sensación de que por fin íbamos a poder asistir a un Hogwarts lleno de vida y encabezar nuestra propia aventura mágica con una libertad que una adaptación de las películas no nos podía dar.
Y así es en gran medida. 'Hogwarts Legacy' es el primer juego de la franquicia que cuenta con la misma aspiración que tenían las novelas de J.K. Rowling de crear un mundo enorme que apetece muchísimo explorar. La base del mismo es el típico mundo abierto en el que, si nos despistamos, tendremos un montón de tareas y misiones secundarias que hacer mientras recorremos los pasillos y torres del castillo, y alrededores. Las misiones se dividen en varios tipos: las principales hacen avanzar la historia y desbloquearán nuevos elementos del juego, mientras que las tareas servirán para conseguir premios (recursos o nuevas prendas para mejorar nuestras estadísticas), a la vez que vamos conociendo otros miembros del alumnado y del claustro de profesores. Algunas de esas tareas son sencillas y no nos llevarán mucho tiempo, mientras que otras están pensadas para que nos lleve un buen rato y para que no dejemos un centímetro de castillo sin visitar, como encontrar todas las llaves voladoras que custodian la manera de abrir el cofre de nuestra Casa o abrir cerraduras usando Alohomora. Hay mucha variedad en jugabilidad: puzles, minijuegos de habilidad, vuelo de escoba, crafteo, mazmorras, arenas de combate y un largo etcétera. A medida que hay nuevas misiones aparecen marcadas en un bonito (pero farragoso) mapa del escenario, que también estará lleno de otros puntos de interés, como los hitos de viaje rápido con polvos flu, nuestro mayor aliado.
Porque si algo han clavado con el castillo es la construcción laberíntica que transmitía cada novela y película. Hay un impresionante trabajo detrás del diseño de Hogwarts, de cada pasillo, escalera (que aparece y desaparece) y estancia. Sin una sensación de copia-pega, plagado de detalles como cuadros y estatuas que se mueven (muchas de ellas con información extra para los más Ravenclaw), habitaciones ocultas tras acertijos de Aritmancia, bellísimos jardines. Ya se notaba el mimo con el que habían ideado las cuatro Casas del colegio cuando las presentaron, y ese cuidado traspasa cualquier esquina y rincón del edificio principal. Hogsmeade también es una preciosidad (llena de guiños a las películas), al igual que los muchos bosques que rodean al castillo y que también podremos explorar en busca de pruebas de Merlín para aumentar nuestro equipo, campamentos de enemigos para poner a prueba nuestras habilidades o aldeas en las que comprar ingredientes o hacer nuevas misiones.
Al principio, el juego sufre de esa sensación inabarcable que tienen este tipo de mundos abiertos. Hay muchas cosas que digerir de golpe ya solo en la guía de aventura (donde consultamos las misiones y el mapa, cambiamos de ropa y aprendemos habilidades). Sumado a lo complejo que es encontrarnos por el castillo (suerte que existe la posibilidad de "ser guiados" hasta nuestro próximo objetivo) y a las larguísimas distancias, de primeras puede haber alguna que otra sensación de tedio. Por suerte, la trama se pone interesante pronto. No tardaremos excesivamente en conseguir una escoba, que hace el moverse a puntos lejanos algo mucho más divertido. Eso sí, los polvos flu seguirán siendo infinitamente más cómodos (en PS5 los tiempos de carga son bastante escasos, salvo a la hora de pasar por ejemplo del interior al exterior del castillo, que corta un poco el ritmo).
Además de permitir elegir el orden de las misiones en muchas ocasiones, 'Hogwarts Legacy' también da al jugador mucha libertad a la hora de dar forma a su propia manera de abordar el juego en sí. Podemos convertirnos en ases del combate y aprender poderosos combos y mejoras para sacar el mayor partido a los hechizos. Podremos servirnos de apoyo con interesantes pociones, que tendremos que adquirir o preparar, o podemos no utilizarlas salvo cuando lo requiera una misión. Podemos optar por mejorar nuestro sigilo y evitar confrontaciones con un Petrificus Totalus a tiempo. También podemos coquetear con las Artes Oscuras y liarnos a solucionar entuertos con las Maldiciones Imperdonables, que es una pena que no influyan ninguna balanza moral dentro del juego y sigamos siendo todo el rato los preferidos de los profesores aunque vayamos a golpe de Avadas Kedavras. Sí podemos elegir cómo abordar las conversaciones (más o menos afables), aunque tampoco tenga mayores consecuencias lo que digamos. El juego tiene un montón de diálogo (a veces demasiado) que suena a que los autores saben de memoria los siete libros de la saga. Todos doblados al castellano en la versión para nuestro país.
Mucho más que elegir Casa
El nivel de personalización comienza desde el propio inicio, con un editor de personajes bastante completo, y el eventual proceso de selección de Casa de Hogwarts, quizás demasiado simplón. En la web oficial de Wizarding World tenemos uno más elaborado que, además, podemos conectar con 'Hogwarts Legacy' para que nos respete la elección, y nos proporcione algún objeto extra por conectar cuentas. La elección de Casa va más allá de simplemente el uniforme. En el juego solo podremos acceder a nuestra sala común, e incluso habrá partes de la historia que bifurcarán por diferentes caminos. Por ejemplo, hay una misión en la que si somos de una casa acabamos en las cocinas del colegio, mientras que si somos de otra hacemos una breve visita a Azkaban. El resultado de la misión es el mismo, pero el camino no. Los diálogos también se personalizan en base a nuestra Casa, y mi aplauso a los traductores, que han hecho auténticas virguerías lingüísticas para que todas las veces que nos nombran sea de manera neutra, ya que han tenido que grabar ciertas frases cuatro veces para cada Casa.
En lo que a historia respecta, también es un capítulo digno de lo que hemos conocido hasta ahora de la saga. La trama transcurre a finales del siglo XIX, en plena revuelta de los duendes. Nosotros somos un alumno o alumna que va a comenzar en Hogwarts en quinto año, algo poco común (salvo en este juego, por lo que parece). En una bastante larga introducción se nos pondrá al día sobre una curiosa característica que tenemos: podemos ver y utilizar magia antigua, algo que sirve para dar un toque de novedad a este world building, ya que en las novelas solo se atisba su poder, y que estará relacionado con el gran misterio de la historia. Nuestro día a día consistirá en ir a las clases y cumplir tareas mientras ayudamos al profesor Fig a descubrir más sobre los planes de Ranrok el duende y Victor Rookwood, el humano que se ha compinchado con él. En el castillo iremos encontrando personajes bastante bien construidos, con personalidades muy marcadas, sobre todo en el caso de los profesores. Muchos de ellos tendrán apellidos que resultarán muy familiares, porque la comunidad mágica británica es un poco endogámica. Pero resulta un episodio fresco para una franquicia que está teniendo problemas para recuperar la, ejem, magia desde que terminó la saga principal.
Sin embargo, no puedo ignorar al hipogrifo rosa en la habitación. 'Hogwarts Legacy' se ha enfrentado a dos grandes polémicas desde que fue anunciado. Una de ellas es la elección de los duendes como el enemigo a batir, siendo estas criaturas normalmente relacionadas con estereotipos despectivos contra la comunidad judía. Ciertamente J.K. Rowling no inventó los tópicos de usureros o mezquinos que llevan formando parte del folclore desde hace siglos, pero también es cierto que no era necesario extender esos tópicos cuando existe un amplio abanico de personajes y criaturas en la franquicia que podrían haber funcionado como antagonistas. Más aún cuando también perpetúa esa sensación de que este universo alberga demasiadas criaturas con raciocinio que no solo viven a la sombra de los magos y brujas, sino que están encantados de estarlo. Bastante problemática era ya la deseada esclavitud de los elfos domésticos, y 'Hogwarts Legacy' no se salva de transmitir que cualquier revolución está anulada si hay violencia de por medio. Porque todos sabemos que el sistema está deseando ser cambiado. Incluso llegamos a escuchar de un duende contrario a los actos de Ranrok que él busca el cambio por la vía diplomática. Algo que, seguro, da buenísimos resultados. La rebelión de los duendes es, además, obra de la autora de los libros. Con lo interesante que resulta la historia de la magia antigua y sus custodios, o los secretos del propio castillo, podrían haber ignorado por completo esta parte y el juego habría resultado igual de cautivador.
El otro problema es más complicado, y sí, hablo de Rowling. A pesar de que los autores del videojuego se desvincularon de la escritora desde el principio, afirmando que no había estado involucrada de ninguna manera en el título, como dueña y señora de todo este mundo por supuesto que va a recibir un buen pellizco de las ganancias del mismo (y va a ser bastante, dado que lleva entre los juegos más vendidos desde semanas antes de salir). Rowling lleva mucho tiempo vertiendo información y datos erróneos sobre la comunidad trans para defender su posición de feminista radical, y la desvinculación del juego o los positivos elementos para hacer este universo más inclusivo (desde permitir elegir tono de voz y habitación en Hogwarts tengamos el aspecto que tengamos, hasta incluir un personaje abiertamente trans) no van a evitar que Rowling pueda utilizar ese dinero para seguir financiando campañas o políticos que pongan en peligro a la comunidad trans. Es algo que también hay que tener en cuenta como consumidores al adquirir 'Hogwarts Legacy'. Si te preocupa, considera colaborar con asociaciones de defensa de as personas trans, como Transexualia, FELGTBI+, Chrysallis o Fundación Triángulo, en la medida que puedas. Ojalá Warner Bros. Games haga lo mismo de alguna forma. Si no, parece que los intentos por crear un mundo mágico más diverso son solo una palmadita en la espalda, un simple "algo es algo" para desmarcarse de las polémicas, pero que solo consiguen recordar que están ahí.
'Hogwarts Legacy' es el videojuego que merecía una saga como el Wizarding World. Un escenario plagadísimo de detalles y de cosas que hacer, tanto en la historia principal como el día a día, permitiéndonos a nosotros recorrerlo y abordarlo como queramos. Con horas y horas de contenido tanto para los amantes de los duelos de varita como para los que vienen para la vertiente más Sim de coleccionar animales fantásticos, recoger tesoros o decorar la Sala de los Menesteres a nuestro antojo. Avalanche entrega un juego completísimo y técnicamente estupendo, que pide a gritos un modo foto. La atmósfera de las películas y la riqueza del "lore" se perciben constantemente, y el cambio de época histórica resulta tremendamente interesante para todos los que se sepan de memoria la saga principal. Este viaje al pasado auguraría un gran futuro a la saga, si sus problemas narrativos (y de otra índole) no estuvieran intrínsecamente unidos a quien lo creó todo. Pero a la vez son señales suficientes de que este mundo podría crecer más (y probablemente mejor) si se permitiera la entrada de nuevas voces en el storytelling que entienden las necesidades de cada formato.
Nota: 9
Lo mejor: Explorar cada rincón de Hogwarts. La variedad de misiones. La atmósfera clavada a la de las películas. Vuelve Flipendo.
Lo peor: Tú (el personaje) eres un poco cansino. La respuesta de las acciones en combates multitudinarios requeriría un ajuste. Que los actos (oscuros) tengan pocas consecuencias.
'Hogwarts Legacy' sale a la venta el 10 de febrero en PlayStation 5, Xbox Series X|S y PC, el 4 de abril en PlayStation 4 y Xbox One, y el 25 de julio en Nintendo Switch. La edición Deluxe incluye 72 horas de acceso anticipado, comenzando el 7 de febrero.