En los primeros episodios de 'Andor', serie ambientada en el universo de 'Star Wars' que poco tiene que ver con la esencia galáctica; el sobresaliente al guion quedaba diluido ante una actitud soberbia muy de querer echar al espectador medio. Esos diálogos pretenciosos, que han provocado comentarios deslucidos por parte de algunos seguidores relacionando la baja audiencia de esta ficción televisiva con la poca intelectualidad de su fandom (tremendo); al final han encontrado su sitio en un equilibro emotivo y rítmico que se ha hecho de rogar hasta el octavo episodio. Eso sí, a partir de la triada de la cárcel, con unos Diego Luna y Andy Serkis excelsos, 'Andor' domina la combinación de sus elementos, dando con el punto en su enfoque sesudo y conectándolo con el corazón de los espectadores.
Es decir, prácticamente la mitad de su temporada ha necesitado esta propuesta creada por Tony Gilroy para lograr alcanzar un mantenimiento constante del interés y terminar de colocar sus fichas. De nuevo todo por esa estructura narrativa peculiar, de arcos argumentales por bloques creativos que funcionan como dos películas entretenidísimas en los últimos capítulos. El viaje propuesto por Toby Haynes a la dirección y Beau Willimon al guion, que nos han dado tres episodios brillantes en Narkina 5; funciona como escaparate de lo que haría que 'Andor' alcanzase esa perfección que defienden algunos. Un único episodio con momentos de tedio, seguido de otro en el que la tensión va creciendo y un cierre de bloque con ritmo trepidante y contenido tremendamente pulido. Si esto se pudiese extrapolar a todos los bloques, como parecía la intención de Gilroy, quizá dicha licencia creativa en la organización de las tramas no habría resultado tan poco atractiva al grueso de la audiencia. El caso es que esas piezas: tono, emoción, panfleto revolucionario, intrigas políticas, algo de acción... no componen un puzzle compacto hasta su desenlace.
Ahora bien, con Maggie Smith como icono de la rebelión, un estandarte equivalente a lo que sería la princesa Leia en la historia de los Skywalker; con un Stellan Skarsgård sublime a la hora de defender los alegatos más artísticos, con un Imperio tremendamente carismático en manos de Dedra (Denise Gough) y un Luna más sentío que nunca; 'Andor' gana en todos sus frentes.
Así el cierre ciertamente es de chorreo de premios y avalancha de prestigio, con ese guion que demuestra en los últimos coletazos una dinámica tan bien cogida que la segunda temporada, si no hay contratiempos, se intuye superior; pero, muy probablemente, el 'lío' que se hiciese el equipo creativo al principio, con Gilroy pidiendo cinco temporadas a Disney y dicho estudio negándose ante semejante obscenidad, ha podido perjudicar a los primeros pasos. Por suerte para el doble episodio definitivo, los baches iniciales han quedado atrás, proponiendo, de la mano de Benjamin Caron a la dirección y Gilroy al guion, un film difícilmente superable. 'Andor' dice 'hasta pronto' con 1h 43 minutos que es de lo mejor que se ha visto en 'Star Wars', lo mejor si uno considera que esta serie lanza una línea complementaria a todo lo que habíamos visto en esta saga hasta el momento.
Más que funcionar como la enésima propuesta dentro de las aventuras de nuestra lejana galaxia favorita, 'Andor' crea su propio universo alternativo, uno que deja atrás la ciencia ficción familiar y aventurera, para darse a las muertes explícitas subrayando el precio de la rebelión. Hay quién dice que es hermana de 'Rogue One', pero aquella película ni roza la superficie del ancla realista del que presume su precuela. 'Star Wars' que no lo es, lo que siempre debió ser, según opinan aquellos que olvidan de que mundo estamos hablando. Así hay que valorar 'Andor' como la joya aledaña que es, un 10 que, solo al final, se acerca a la franquicia en la que se enmarca, cuando por fin comprende que el entretenimiento siempre es necesario a la hora de alcanzar una verdadera cima cinematográfica.
No es 'Star Wars'...
¿Y por qué no? Verdaderamente cuando el guion se sitúa en un punto inmejorable gracias a Willimon, cineasta que mezcla la poesía con la conexión emocional gracias a sus elevados monólogos; 'Andor' recuerda a esa magia galáctica que destilan otras películas/ series de la casa desde el habitual planteamiento ligero. Sí, 'Andor' llega a ser tan buena como 'Star Wars Rebels' que ya es decir y solo tiene una consecuencia realmente lamentable: la proliferación de espectadores que para piropear a esta serie necesitan despreciar todo lo demás. Ojalá recordásemos que lo bonito de que Lucasfilm haya decidido explorar cada rincón del universo que lanzase George Lucas, es la variedad, esa posibilidad de elegir, de contentar a distintos nichos del fandom.
'Rebels', sobre todo por su formato, la animación, puede considerarse menor en cuanto a alcance de espectadores dentro de 'Star Wars'; lo mismo que 'Andor', ambas desde extremos opuestos del espectro. ¿Es mejor una que otra? Yo digo no. ¿Deberíamos festejar la existencia de una serie tan diferente, ambiciosa y bien producida dentro del mundo galáctico? Por supuesto. 'Andor' se despide en la cumbre, ojalá logre derribar ese último obstáculo, el del visionado masivo, con sus próximas temporadas.