Que Lars Von Trier es un tipo con un estilo y gusto propio eso nadie lo duda, este año vuelve a conmocionar a Cannes con el thriller psicológico 'Anticristo'.
Trier es uno de los más habituales del Festival francés, y desde hace años presenta allí todas sus películas, habiendo ganado, entre otros, la Palma de Oro en el año 2000 con 'Bailar en la Oscuridad' y el Gran Premio del Jurado en 1996 con 'Rompiendo las olas'.
El problema de los directores tan personales, es que o los amas o los odias, y parece que el estreno de la cinta no tuvo el éxito esperado, hasta el punto de ser abucheado ante la indignación de muchos espectadores, que no ven en 'Anticristo' más que un ejercicio de sadismo.
Según el crítico Carlos Boyero para 'El Pais' "La madre enloquece de dolor y el padre, que es psiquiatra, intenta la terapia de curarla en medio de un bosque presuntamente apacible. Lars von Trier le pide a su director de fotografía que se eche la cámara al hombro permanentemente y se dispone a castigarnos duramente con las alucinaciones y el sadomasoquismo de estos dos náufragos mentales en medio de la amenazante naturaleza. Ya están permitidas todo tipo de pasadas. Si se limitara a la sucesión de compulsivos polvos y pajas, a realizar un porno salvaje con pretensiones de originalidad, hasta podría ser divertido, pero Lars von Trier y su complejo de artista destroyer, también necesita disfrazarlo con discursos psicológicos en medio de la atmósfera de las pesadillas. A la mitad de trama tan tediosa resulta que Satanás se ha instalado en la deprimida esposa y como el diablo siente tanta afición a la sanguinolencia, la poseída e histérica dama le destroza los genitales al marido, le atraviesa la pierna con tornillos y para rematar la orgía se corta los labios vaginales con unas tijeras de podar. Porque al autor le sale de los huevos, porque sus desgarradores poemas fílmicos se sienten en la obligación artística de hacer vomitar a los espectadores. Y te planteas que esa actitud es tan legítima como la decisión de alguien responsable para internar a este tarado en el frenopático durante una temporada. Pero no ocurrirá. Seguro que Anticristo estará en la quiniela de los galardones, que se dedicarán ilustradas y penetrantes tesis a la grandeza de su provocación, que descubrirán en ella el retrato genial del Apocalipsis. La imbecilidad con ínfulas de transgresión siempre goza de infinitos adeptos en estos templos de la alta cultura denominados festivales."
Según el crítico Luis Martínez para 'El Mundo' "'Antichrist' es descrita por el propio director como un ejercicio terapéutico para curarse una depresión. Un hombre y una mujer encerrados en una cabaña perdida en el monte. Se refugian de la muerte trágica de su hijo. Duelo, desesperanza, vacío. De por medio, una ablación de clítoris en primer plano, una pierna taladrada, un zorro que habla y dice: "El caos reina", sexo explícito (¿hay otro?)... Trier, autoindulgente y voraz, arrojado en caída libre. ¿La más pretenciosa de sus películas o la más disparatada de sus ocurrencias? Respuesta: las dos cosas. Imposible retirar la mirada de algo tan sugerente y magnéticamente repulsivo. Trier en estado puro."