Los rumores están sobre la mesa: Apple podría comprar Netflix. Después de que Disney anunciara que va a adquirir Fox, Apple podría protagonizar el nuevo gran movimiento del tablero del mundo audiovisual. Dos analistas de Citi, Jim Suva y Asiya Merchant, han pronosticado que hay un 40% de posibilidades de que la empresa de Tim Cook se haga con la plataforma. Y, curiosamente, la razón vendría directamente de la política del presidente Donald Trump. Lo han explicado en un artículo para Business Insider.
El pasado 20 de diciembre, la administración Trump aprobó una reforma fiscal y rebaja de impuestos que favorecía especialmente a las grandes empresas. Según el análisis de Citi, Apple cuenta con más de 252.000 millones de dólares fuera de Estados Unidos, pero siempre evitaron repatriar esa cantidad de dinero a causa de los grandes impuestos. Ahora, con la caída de los impuestos en Estados Unidos, la empresa lo tiene mucho más fácil para traerlo de vuelta a casa.
Si traen todo el dinero de una vez, y contando con una tasa de repatriación del 10%, Apple tendría 220.000 millones de dólares para comprar lo que quieran. Según los analistas, solo les haría falta una tercera parte para hacerse con Netflix. Recordemos que la plataforma de streaming tiene actualmente unos 20.000 millones de dólares de deuda. Aun así, no parece tan claro que la compra vaya a producirse.
¿De dónde sale ese 40%?
Karl Kaufman, analista de Forbes, es bastante más escéptico. "¿De dónde ha sacado City su estimación de un 40%? ¿La sacaron del aire?", se pregunta en su artículo. Según Kaufman, esa predicción es pura especulación y carece de sentido, pues Apple ya se encuentra produciendo su propio contenido y no necesita a Netflix. Es más probable, afirma, que se mantengan en el curso actual, haciendo pequeñas adquisiciones e invirtiendo en investigación. Por ahora, los rumores se quedan en eso, simples teorías. Pero después de la compra de Fox por parte de Disney, todo parece posible. Puede que esta se convierta en la noticia audiovisual de este año.
Series de Netflix con malas críticas y éxito de público
'Madres forzosas'
Es el mejor ejemplo de que a la hora de disfrutar una serie la calidad no lo es todo. La nostalgia juega un papel importante en lo que gusta y no a la audiencia. Cuando se estrenó 'Madres forzosas' lo hizo con críticas que tiraban por tierra todo el trabajo hecho. En parte porque no tenía gracia, porque las bromas eran más propias de los 80 que de ahora y porque ciertas actuaciones (con Candace Cameron a la cabeza) dejaban mucho que desear. La vuelta de las chicas Tanner tres décadas después no convenció a la crítica, pero el público quedó prendado ante las nuevas historias de la familia de San Francisco. Y así sigue.
'Gypsy'
Una psicóloga que se ve inmersa en la vida de sus pacientes de forma un tanto peligrosa, rayando comportamientos peligros. La terapeuta, además, es Naomi Watts. Con esa premisa eran muchos los que esperaban con ganas 'Gypsy', y quizás por eso el descontento fue aún más grande. Los críticos le achacan que para ser un thriller le falta ritmo, que no crea tensión y que, en definitiva, todo parece un capricho de una niña aburrida. La historia se estira según avanzan los capítulos sin que se vea un final posible. Y así fue, que muchos llegaron hasta el final de la primera temporada que acabó sin ningún tipo de cierre. Y así se va a quedar, porque Netflix ha dicho que no la renovará.
'Girlboss'
Otro de los grandes ejemplos en que crítica y público difieren. Tener una protagonista que resulta odiosa en el 90% de las ocasiones no es una fórmula de éxito. No lo fue entre los críticos, que lamentaron la superficialidad de la serie, pasa por encima de cómo llegó a desarrollar su proyecto. Sin embargo Sophia gustó a la audiencia, que se quedará también con las ganas de saber qué pasó con ella -la serie está basada en una historia real, así que no es difícil descubrirlo, porque Netflix no la ha renovado. A la crítica no le quedaron ganas de saber más de una producción que vieron cargada de clichés y con una forma de contar una historia que no convenció.
'Marco Polo'
Tiene el dudoso honor de ser la primera serie de Netflix que, pensada para varias temporadas, no pasó de la segunda. A la crítica nunca le gustó y al público mayoritario tampoco, pero sí que tenía éxito en Europa y Asia y la plataforma estaba contenta porque cumplía los objetivos que se había marcado. De paso mostraba que en esto de gustos no hay nada escrito y que lo que en un país funciona en otro puede aburrir al personal. Las artes marciales eran su punto fuerte, pero no se puede decir lo mismo de la historia que no iba a ninguna parte. Y, además, era una producción muy cara para un resultado tan pobre. La crítica le achacaba una narrativa lenta y unos diálogos insoportables.
'The Defenders'
Netflix hizo una apuesta clara por las historias de superhéroes en los últimos años, pero no es algo que haya convencido a los críticos, aunque sí a la audiencia. 'The Defenders' era la culminación de este proyecto, una serie en que coinciden Daredevil, Jessica Jones, Luke Cage e Iron Fist. Para la crítica la idea no cuajó del todo. Si de manera individual estos superhéroes no les convencían como protagonistas, su unión tenía el mismo resultado. A ellos les falta carisma y al guión ritmo, según los expertos. Además, se quedaron con la sensación de que Sigourney Weaver está infrautilizada.
'Iron Fist'
A Netflix no se le dan demasiado bien los superhéroes y para muestra el hecho de que 'Iron Fist' ha sido calificada por muchos expertos como la peor serie que ha producido la plataforma. La respuesta del público, después de eso, fue convertirla en una de las producciones más vistas de la plataforma. Y eso que las críticas tiraron por tierra el proyecto. Danny no convence como protagonista, le falta encanto, han dicho los expertos, y él se llevó buena parte de las culpas del resultado final (otro niño rico que se mete a superhéroe). Pero la crítica también tachó de lenta la serie, le echaron en falta un arco argumentativo y hay quien consideró que un toque de humor le hubiera venido bien para quitarse un poco de seriedad. La serie sí tuvo el respaldo de la audiencia y de la plataforma, que la ha renovado por una segunda temporada.
'Hemlock Grove'
Una serie con elementos paranormales para conquistar al público joven. Ese fue el punto de partida de 'Hemlock Grove' y hay que reconocer que durante tres temporadas lo consiguió, pero quizás porque los críticos no son tan jóvenes no vieron con buenos ojos la serie desde el principio. La culpaban de no tener claro hacia dónde iba, de no saber qué quería contar y de tener a actores con cierto encanto (entre ellos el ahora archifamoso Bill Skarsgard) como principal reclamo. La crítica cargó contra el guión, por ser una mezcla de varias temáticas que habían funcionado con anterioridad (hombres lobo, vampiros, monstruos difíciles de definir...) y contra el trabajo de los actores.
'Amigos de la universidad'
No cuenta nada nuevo, ninguno de sus protagonistas convence, las historias no parecen poder extrapolarse al común de los mortales, el humor es propio de adolescentes y no adultos, un elenco desaprovechado... Son algunas de las opiniones de la crítica, que no le dio casi oportunidad a una comedia de verano que, sin embargo, sí fue seguida por el público. El hecho de contar con sólo ocho capítulos y de corta duración ha hecho de ella la serie perfecta para consumir en la temporada estival. Quizás por eso el público sí ha respondido. Y podrá volver a hacerlo en la segunda temporada.
'Las chicas del cable'
Era la primera serie que Netflix producía en España y las expectativas estaban altas no, altísimas. De ahí que el golpe que se dio la crítica cuando pudo ver los primeros capítulos de 'Las chicas del cable' fue tan grande. Esperaba una serie de Netflix cuando, en realidad, se encontró con una serie de Antena 3. Esa es su mayor falta: no ofrecer nada diferente a lo que se venía haciendo en nuestro país en los últimos años. La música actual que chocaba con la época en que transcurría de la serie fue de lo más criticado, como también el recurrir a tríos amorosos, que los personajes fueran tan planos o que la historia fuera tan lenta.