Tratar de reivindicar en pleno auge del movimiento feminista y del #MeToo una comedia con un componente a priori tan machista como 'Aquellas juergas universitarias' parece un despropósito, pero hay algo en la película de Todd Phillips que consigue romper prejuicios, superar el paso del tiempo y establecerse como un clásico de la nueva comedia americana, que entre otros méritos, ha sabido reflejar acertadamente la decadencia de la masculinidad en el nuevo milenio.
Cada generación de grandes nombres del entretenimiento tiene su apodo y su película icónica. Todo empezó con el Rat Pack de los 50 y el de los 60, formado por músicos y actores como Frank Sinatra y Dean Martin, inmortalizados en 'La cuadrilla de los once'; o el Brat Pack surgido en los 80, liderado por Emilio Estevez y el reparto de 'St. Elmo, punto de encuentro. Si tuviéramos que quedarnos con una película del Frat Pack, denominación ya olvidada para englobar a los cómicos que a menudo colaboraron juntos y triunfaron en taquilla a finales de los noventa y principios de siglo, no podría ser otra que 'Aquellas juergas universitarias'. A la que no en vano debe su nombre por el uso del termino fraternidad que da sentido a su argumento.
Encontramos a Vince Vaughn, Luke Wilson y Will Ferrell reunidos en un momento dulce al inicio de sus carreras, pero ya plenamente conscientes de su lugar en el mundo de la comedia, con tres roles muy distintos y complementarios entre sí, que en cierto modo continuarían en el resto de su filmografía. Tres adultos que se niegan a crecer y asumir las responsabilidades de la vida adulta, que encuentran en la posibilidad de crear una fraternidad su excusa para, más que volver a sentirse jóvenes, tomar distancia de sus respectivos matrimonios, institución a la que desde el inicio, con esa advertencia cuñada de Vince Vaughn en el altar, se considera como gran enemigo del macho alfa.
No es otra estúpida película americana
Pero como decíamos, en la nueva comedia americana hay una intención por mostrar la decadencia y el patetismo del hombre. El tipo serio y conservador del grupo, Mitch, interpretado por Luke Wilson, quiere sentar la cabeza tras negarse a tener una relación de pareja más abierta. El recién casado Frank (Will Ferrell) no puede evitar comportarse como un ser incontinente e infantil, incapaz de vivir en pareja. Mientras que el Beanie de Vince Vaughn, auténtico cerebro del grupo, detesta la vida en familia pese a comportarse como un padre modélico frente al resto del mundo. En cambio, la representación de los personajes femeninos transmite nobleza e ingenuidad, son los únicos seres con algo de inteligencia emocional. Del mismo modo, cuando la película promete ser desmadrada e irracional, en el fondo aflora una cierta honestidad y sensibilidad que no es habitual. Por ejemplo, el personaje de Vince Vaughn reconoce a una universitaria con la que podría ligar que está casado, Luke Wilson se avergüenza profundamente de haberse acostado con una adolescente que aún no ha acabado el instituto o se nos señalan conductas reprobables como la del novio del personaje de Ellen Pompeo. Resulta que esto ya deja de parecer otra estúpida película americana.
Además de esa infranqueable línea ética latente el argumento, que se transmite a unas imágenes que nunca traspasan determinados límites sexistas, la dirección de Todd Phillips se aleja de las convenciones coyunturales de la comedia, se nos antoja más cuidada de lo habitual. Destacan los movimientos de cámara al inicio de cada secuencia, utilizando generalmente un plano-grúa como elegante plano de situación que destila clasicismo y enriquece la puesta en escena. Ese componente más clásico prevalece ante la presencia de distintos recursos contemporáneos como la frescura que concede la formidable BSO de Theodore Shapiro y la presencia anti-nostálgica de canciones de Whitesnake, Simon & Garfunkel y Kansas. Aunque sorprende la importancia que otorga a la paleta de color y de la planificación, que en ocasiones hace un uso de la composición simétrica que recuerda a Wes Anderson. Por supuesto su ambición no llega a esos niveles estéticos, pero nos reconoce las virtudes de una comedia que sigue siendo igual de divertida que el primer día porque con cada gag que pretende alcanzar un salvajismo adolescente, solo deja en evidencia el fracaso de la masculinidad, algo que Todd Phillips seguiría exponiendo de resacón en resacón.
Curiosidades de 'Aquellas juergas universitarias'
Will Ferrell estaba realmente desnudo
Frank "The Tank" promete a su esposa que no beberá esa noche. Pero todos sabemos que acabará borracho y corriendo desnudo por la calle. La secuencia está filmada con la suficiente claridad y exposición temporal como para comprobar que está desnudo, pero con la sutileza necesaria para evitar que resulte explícito. Will Ferrell no lo dudó, tenía claro que su desnudo era parte de la decadencia del personaje. Pero a partir de entonces lo de correr desnudo se comenzó a convertir en un "running gag" de su filmografía, nunca mejor dicho...
Will Ferrell no lo sabía
Dos modelos se disponen a pelear en una piscina de agua contra un anciano. Lo típico de una fraternidad y sobre de todo de una comedia norteamericana. Pero lo que Will Ferrell no sabía es que ellas se quitarían el sujetador como parte de la escena. En cambio, Todd Phillips lo tenía preparado y filma su reacción alargando el plano, sin cortar en el montaje. Su cara es un poema, no sabe dónde meterse, hasta el punto de que llega a mirar a la cámara. Por suerte acertó a terminar su diálogo y la estupefacción fue la del público a continuación. Nunca te olvidaremos, Blue.
Homenaje a 'El graduado'
Tras dispararse por accidente un dardo tranquilizante directo a la yugular, cosas que pasan con Will Ferrell de por medio, Frank pierde el equilibrio y cae a la piscina perdiendo el conocimiento, no sin antes arruinar los regalos, el cumpleaños y probablemente la infancia del hijo de su amigo. Entonces suena The Sound of Silence, el mítico tema de Simon & Garfunkel que quedara inmortalizado en 'El graduado', no en vano otra película sobre el tránsito a la vida adulta de un graduado universitario. Usar la canción no fue barato, 20.000 dólares costó la broma. Pero valió la pena hasta el último centavo.
Gimnasta improvisado
Durante el rodaje Luke Wilson se ganó el apelativo de "One Take Wilson" por la facilidad con la que rodaba sus secuencias, casi todas a la primera. Lo que en cambio parece que le costaba más era bailar. O hacer el ridículo intentándolo. Y aunque inicialmente en el guion estaba escrito que Luke Wilson protagonizaría el ejercicio de gimnasia rítmica de las pruebas de la fraternidad, al final lo llevó a cabo alguien que había demostrado hacer cualquier cosa que le propusieran: Will Ferrell, gran atleta y mejor persona. Nuestro mi cartelón invisible con un 10 por aquí.
Idea de Vince Vaughn
Ver fumar en el cine de Hollywood actual es una quimera, pero antes de que en la calificación por edades la presencia del tabaco tuviera el mismo tratamiento que las escenas sexuales, la violencia o el lenguaje para adultos, Vince Vaughn improvisó durante el set al sacarse un papelillo, prepararse un cigarrillo... y demostrar su poderío en las anillas al mismo tiempo que fumaba. Con atletas así luego nos preguntamos por qué USA domina el medallero olímpico.
La gorra de la discordia
En la actualidad, si un actor cambia de aspecto y por lo que sea debe volver a rodar nuevas escenas, suceden cosas tan estrafalarias como el desastroso borrado digital del bigote de Henry Cavill en 'La liga de la justicia'. Antaño, si resulta que Vince Vaughn se corta demasiado el pelo en pleno rodaje... la magia del cine no era otra que hacerle llevar gorra. Y santas pascuas.
Un debate de altura
Para ser admitida en el campus, la fraternidad de Mitch y sus amigos debe superar una serie de pruebas que demuestren sus habilidades en todas las facetas universitarias. Entre ellas, por supuesto, los concursos de debate. Will Ferrell tendrá un duro competidor, el auténtico James Carville, que fuera estratega político de la campaña presidencial de Bill Clinton, pero poco tendrá que hacer frente a la oratoria de Frank. ¡Así es cómo se debate!
El director hace un cameo
La película está repleta de cameos como el de Snoop Dogg, muchos cómicos tienen papeles secundarios y sorprende encontrar a rostros conocidos como Terry O'Quinn, Juliette Lewis, Sean William Scott, Elisha Cuthberth o Ellen Pompeo en papeles secundarios. Pero si una de las apariciones estelares se lleva la palma, es la del propio director, Todd Phillips, aquel espontáneo que venía por lo del Gang-Bang.
Un documental fue el origen de todo
En 1998 Todd Phillips rodó junto a Andrew Gurland el documental 'Frat House', para el que se adentraron con sus cámaras de vídeo en las fiestas y ritos de iniciación de hermandades de todo el país. El documental nunca se emitió en televisión, solo pudo verse en festivales, HBO canceló su estreno por la sospecha de que estaba parcialmente teatralizado. Sospecha que finalmente se confirmó. En cualquier caso, esa investigación fue el fruto de 'Aquellas juergas universitarias', Todd Phillips sabía de lo que hablaba cuando hizo la película y sin duda ayuda a explotar la comicidad de las situaciones. Aunque nunca llegamos a ver nada tan extremo como esta imagen perteneciente al documental que se hizo viral en los albores de internet.
Nos quedamos sin secuela
Visto el éxito de la película llegó a existir la posibilidad de una secuela. El guion llegó a las manos de Will Ferrell y Vince Vaughn, que se negaron porque se trataba de repetir más de lo mismo, salvo que en esta ocasión durante el Spring Break. Nos quedamos sin saber qué fue del trío de amigos, aunque no nos cuesta imaginarlos en la actualidad. Veríamos a Frank "the Tank" aprender a usar Tinder para volver a ligar y Mitch seguiría felizmente casado y con hijos, mientras que Beanie estaría al borde del divorcio y de perder su negocio. En vez de una fraternidad, para volver a sentirse jóvenes crearían una App. Pero esa ya se parece a otra película, con Vince Vaughn y otro hermano Wilson de por medio, que preferimos no recordar.