Podría decirse que existen dos tendencias bien diferenciables en el actual cine argentino. En primer lugar encontramos una línea "clásica" abanderada por comedias costumbristas o melodramas históricos y/o discursivos, cuyos mayores exponentes serían Juan José Campanella, Marcelo Piñeyro o Adolfo Aristarain. Y por otra parte, un grupo de cineastas de vanguardia, independientes, en el que englobaríamos a directores de sensibilidades tan distintas como Lisandro Alonso, Pablo Trapero o Lucrecia Martel.
Existe también una tercera vía en la cinematografía argentina, que sin renunciar a las temáticas clásicas que podrían abrazar los primeros, imponen un estilo en su forma de rodar más afín a la línea seca, áspera y poco complaciente del segundo grupo. Aquí podríamos encuadrar a Daniel Burman, Fabián Bielinsky y, tras lo visto en 'El estudiante', también a su director, Santiago Mitre.
Relato de rebeldía juvenil ante lo establecido que protagoniza un estudiante más preocupado por la vida social y los movimientos estudiantiles en su facultad, que por el ámbito meramente académico. Abraza en su planteamiento temáticas, e incluso tendencias ideológicas, cercanas al espíritu del cine de Aristarain, para girar durante el desarrollo hacia la construcción de un minucioso drama con elementos de thriller político sobre las artimañas para alcanzar el rectorado de una universidad de Buenos Aires.
'El estudiante' es un film bastante sólido y logra su objetivo primordial, trasladar al ámbito universitario los mecanismos del poder político en más altas esferas del país, pero se echa de menos algo más de vida, pues las relaciones entre los protagonistas y sus conexiones emocionales, que se esbozan en el inicio, quedan relegadas una vez el film gira hacia lo ideológico y lo moral, dejando a la película un tanto coja en ese aspecto íntimo de los personajes.
Retrospectiva de Michael Glawogger
Fuera de concurso, aunque también dentro de la sección oficial, pudo verse el controvertido documental 'Whore´s Glory' del homenajeado cineasta austriaco Michael Glawogger. Premiada en la sección Orizzonti de la última Mostra de Venecia, es un tríptico sobre la prostitución en Tailandia, Bangladesh y el México fronterizo, en el que se aprecian las diferencias en las condiciones en que las mujeres ejercen ese trabajo, sus conflictos con la religión, su posición en la sociedad y pequeños esbozos de sus dramas personales.
Interesa pero impacta menos de lo esperado, no ya porque huya casi siempre de lo escabroso, cosa que es de agradecer, sino porque más allá de lo exótico de las localizaciones y la sobriedad de lo filmado, no aporta demasiado a otros conocidos docudramas sobre el mismo tema. No denuncia ni reivindica. No juzga, solo muestra. Interesa pero no remueve conciencias.
Dentro de la retrospectiva dedicada al propio Glawogger, pudo verse también su primer largometraje de ficción. Hablamos de 'Slumming', que protagoniza August Diehl, premiado recientemente en Sevilla por 'Si no nosotros, ¿quién?'. Se trata de una notable película de historias cruzadas (y desdobladas) entre las que destaca la de un poeta vagabundo que vive una auténtica odisea para volver a Austria desde la República Checa, tras ser sacado del país por el personaje al que da vida Diehl, un joven ocioso de lo más despreciable, que da muestras de sus carencias afectivas mientras va cayendo rendido ante una de las víctimas de sus juegos de dudoso gusto.
Glawogger, rueda esta ficción con ritmo endiablado, construyendo una divertida, interesante y muy eficaz parábola sobre los prejuicios sociales y la incomunicación como drama de las clases ociosas, con un logrado reflejo de las atmósferas suburbanas que delata su experiencia en el cine documental.