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PRE-CRÍTICA

'Arma fatal', carcajadas aseguradas

El equipo de 'Zombies party' regresa con una nueva comedia, 'Arma fatal', en la que las carcajadas están aseguradas junto a una sorprendente dosis de gore. Rescatamos la crítica que en su día realizamos durante el Festival de Sitges.

Por Óscar Martínez 5 de Diciembre 2007 | 09:56

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De la mano de Edward Wright, guionista y director de la más que aceptable 'Zombie's party', nos llega esta comedia en clave satírica llamada 'Hot fuzz', que por lo visto se estrenará en nuestras pantallas a finales de septiembre bajo el título de Arma fatal.

Y es que si 'Zombie's party' era una revisión cómica del mondo zombie en la línea de 'Scary movie' -aunque con ese deje británico que le otorga, pienso, mayor calidad, elegancia y brillantez-, 'Arma fatal' nos propone una parodia del cine de acción de policías en la línea de 'Arma letal', 'Jungla de cristal' o 'Dos policías rebeldes'.

Arma fatal cuenta la historia del recién ascendido sargento Nicholas Angel (Simon Pegg), el cual es trasladado por sus superiores de Londres a un pacífico pueblo de la campiña inglesa llamado Sandford. ¿El motivo? Su excesiva eficacia y su obsesión por el trabajo. Y es que la estricta disciplina de Angel no hace sino dejar en evidencia al resto del cuerpo de policía londinense.

Así, Angel se encuentra de la noche a la mañana en una solariega villa cuya máxima emoción radica en alzarse con el trofeo de pueblo más tranquilo de Inglaterra, con un cuerpo de policía formado por familiares y amigos, y cuya permisividad en cuanto al cumplimiento de la ley se enfrenta con el estricto modo de trabajar de Angel.

Pero no todo es lo que parece.

Una serie de muertes violentas perturbarán la tranquilidad de Sandford, y Angel, con la ayuda de su compañero Danny Butterman (Nick Frost), tratará de desenmascarar al supuesto asesino, a pesar de la insistencia por parte del resto del cuerpo de policía de que no se trata sino de una desafortunada cadena de accidentes fortuitos.

La pareja formada por Simon Pegg y Nick Frost vuelve a trabajar bajo las órdenes de Edward Wright, acompañados por un elenco de actores secundarios nada desdeñable para una comedia, con nombres como Timothy Dalton, Stuart Wilson o Bill Nighy, además de los quasi cameos de Cate Blanchett y Kenneth Branagh.

Humor británico

Al igual que en 'Zombie's party', la película no es más que una sucesión de situaciones absurdas y gags en clave brittish alrededor de una trama expresamente carente de originalidad, en esta ocasión sazonada con muchas y (bastante logradas, todo hay que decirlo) escenas de acción; puede que a simple vista parezca más bien poca cosa, pero es que 'Hot fuzz' no necesita nada más: Simon Pegg vuelve a llevar todo el peso de la película a sus espaldas con notable solvencia, acompañado por la idiotez y pasividad del personaje interpretado por Nick Frost, ofreciéndonos, en esta ocasión, un fuerte contraste de caracteres que nos asegura más de una carcajada. A eso añadidle unos asesinatos de lo más salvaje y bizarro, tanto que no pueden provocar otra cosa sino risas, y las anteriormente mencionadas escenas de acción, ofreciéndonos casi dos horas en las que apenas logramos percibir grandes vacíos argumentales.

En resumen: divertida parodia de las películas de acción, a pesar de que ésta tan sólo se desata en la última media hora; durante el camino, los dos actores principales consiguen hacernos reir una y otra vez, y logran no aburrirnos en los instantes de flaqueza de la película, cosa que ya es mucho pedir en una comedia hoy en día.

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