Para celebrar el treinta aniversario del estreno de la primera 'Arma Letal' en 1987, los tres protagonistas de la famosa saga policíaca, Mel Gibson, Danny Glover y Rene Russo, se reunieron en el programa de televisión 'Good Morning America'. Allí, compartieron ante las cámaras algunas de las anécdotas de los rodajes o sus sentimientos hacia su esperado reencuentro.
"Creo que había mucho amor entre nosotros", reconoce Gibson, que interpretaba al policía Martin Riggs. "Y cuando les veo, sigo sintiendo lo mismo... es como reencontrarte con un amor de juventud o algo así". Los tres actores no se reencontraban desde 1998, cuando rodaron la cuarta y última entrega de la saga, 'Arma Letal 4'. Además, mientras que Gibson y Glover formaron parte del reparto desde la primera película, no fue hasta 1992 cuando Rene Russo se puso por primera vez en la piel de la detective de asuntos internos Lorna Cole.
Glover, que se puso en la piel del veterano sargento de policía Roger Murtaugh, hizo referencia a la fría recepción que consiguieron las dos últimas películas de la franquicia, y ratificó además los sentimientos de Gibson: "Puedes decir lo que quieras de las películas, pero la relación entre nosotros no fue sino mejorando con el paso del tiempo". Además, subrayó que a día de hoy, muchos fans le siguen pidiendo que repita la mítica frase de su personaje, que le catapultó a la fama: "No puedo ir a ningún lado sin que alguien me pida que le diga: «Soy demasiado viejo para esta mierda»".
¿Llegaremos a ver 'Arma Letal 5'?
Los tres intérpretes revelaron multitud de detalles sobre la saga, como que el director Richard Donner siempre animaba a Mel Gibson a improvisar, que Glover siempre se quedaba dormido en los coches que se empleaban para las escenas de acción o que la escena favorita de Rene Russo no es otra que la del beso entre su personaje y el de Gibson.
Sin embargo, y como no podía ser de otra manera, el presentador tenía que preguntarles sobre una posible nueva secuela de 'Arma Letal', a la luz de la innumerable lista de series y sagas cinematográficas que se están resucitando para adaptarlas a nuestros días. No obstante, los fans más acérrimos de estas cintas de acción tendrán que quedarse con las ganas: "No va a ocurrir", zanjó con una negativa rotunda Ruso.
Por su parte, Gibson pareció dejar la puerta un poco más abierta: "Se podría jugar con la idea de que ya no son tan jóvenes, ágiles y flexibles como solían ser, y eso podría ser divertido". ¿Llegaremos a ver alguna vez a estos tres personajes reunidos en la gran pantalla? Las probabilidades parecen escasas, pero será el tiempo quien tenga la última palabra.
El mejor Mel Gibson director
'El hombre sin rostro'
El estreno como director de Mel Gibson sigue siendo su trabajo más académico hasta la fecha, una emotiva historia de amistad entre dos seres perdidos en medio de una sociedad marcada por los prejuicios y la indiferencia hacia los más indefensos. Esquivando la mayor parte del tiempo el potencial lacrimógeno con el que partía la película, Gibson demuestra desde el primer momento un interesante punto de vista visual con el que, lejos de los artificios gratuitos, consigue meter al espectador en una trama que, a medida que va mostrando sus cartas, adquiere una profundidad dramática manejada con pulso de hierro.
Un trabajo que, sin embargo, nos priva de los aspectos más viscerales que marcaron cada una de las obras posteriores del cineasta pero que ya nos deja entrever su fuerte personalidad, y especialmente, su vocación por no ir a lo fácil. Su película más sutil y domesticada. Y su primer notable.
'Braveheart'
La segunda película de Mel Gibson como director resulta ser, además, la mejor hasta la fecha. Dejando de lado las incoherencias históricas y una subtrama romántica que nunca termina de aportar un valor especial a la narración, 'Braveheart' sigue siendo una de las propuestas más épicas, emocionantes y vibrantes de la década de los noventa. Ganadora de 5 Oscar, incluyendo los de Mejor Película y Mejor Director, esta versión de la vida de William Wallace, joven escocés que luchó hasta la muerte por la libertad de su pueblo, nos mostraba a un director en pleno estado de forma, deslumbrando con su capacidad para combinar con inteligencia la delicadeza con la brutalidad, es decir, los momentos más íntimos de la historia con las deslumbrantes escenas de batalla que se suceden a lo largo de tres horas que pasan como un suspiro.
Una película que mantiene siempre un altísimo nivel y que se cierra con una de esas escenas inolvidables que marcan a toda una generación. Ah, por cierto, si buscáis la mejor interpretación de la carrera de Gibson, también está aquí.
'La pasión de Cristo'
Cuando se anunció que el siguiente proyecto como director de Mel Gibson tras el brutal éxito de 'Braveheart' sería 'La pasión de Cristo', película que narraría las últimas doce horas de vida de Jesús de Nazaret, muchos nos quedamos con la boca abierta. Meses más tarde, cuando acudimos al cine más cercano para verla, los temores se convirtieron en aplausos y las dudas en admiración. Porque 'La pasión de Cristo' conseguía hipnotizar y fascinar de la misma forma incluso a aquellos que no comulgan, nunca mejor dicho, con la historia y los hechos que se nos muestran en la pantalla.
Un trabajo marcado de manera definitiva por una dirección espectacular por parte de un Gibson que se dejaba el alma en cada uno de los planos, certificando por completo su estatus de cineasta mayúsculo. De manera previsible, la obra estuvo rodeada de polémicas desde el mismo día de su estreno, acusando al director de ofrecer un trabajo que se recreaba de manera excesiva en la violencia y el sufrimiento. Gibson, que nunca escondió sus intenciones de realizar el trabajo más realista y contundente posible, pudo relajarse al comprobar como el público convertía su película en todo un taquillazo. Un éxito tan inesperado como justificado. Y merecido.
'Apocalypto'
Si 'La pasión de Cristo' había sido una apuesta más que arriesgada que, sin embargo, terminó con final feliz, 'Apocalypto', la cuarta película como director de Mel Gibson, tampoco iba a poner las cosas fáciles en un comienzo. El cineasta, obsesionado con alcanzar el realismo absoluto, decidió que si su siguiente proyecto se centraba en la cultura del imperio maya, se debía rodar por completo con diálogos en Yucatec, principal dialecto de la zona, una elección que se respetó hasta el final y que provocó que muchos espectadores pensaran en ella como poco más que una extravagancia de superestrella. Y no sabían lo que se les venía encima.
Con 'Apocalypto', Gibson ofrecía una de las aventuras más trepidantes, salvajes y vertiginosas que se han visto en la última década. Puede que la que más. Un trabajo espectacular que no permite ni un segundo de respiro y que contiene un tramo final a prueba de nervios. Gibson, otra vez, entregaba una lección de cine en permanente estado de inspiración, demostrando que derribar prejuicios es una de sus aficiones favoritas. No, no era un simple capricho de director. Era una película rozando la obra maestra.
'Hasta el último hombre'
Diez años después del estreno de 'Apocalypto', y previo paso por el infierno mediático y personal, Gibson regresaba el pasado año con 'Hasta el último hombre'. Un trabajo que, partiendo de la historia real de Desmond Doss, el primer objetor de conciencia en la historia de los Estados Unidos en recibir la Medalla de Honor del Congreso tras participar en la Batalla de Okinawa, en plena II Guerra Mundial, sin usar ningún arma, ofrecía una apabullante factura técnica, pese a sus limitaciones de presupuesto, y una fabulosas dirección repleta de momentos en los que la brutalidad, tanto emocional como puramente física, traspasaba la pantalla. Con un primer tramo en el que el cine clásico se descubre como referente primordial, influencia directa tanto en el fondo como en la forma, 'Hasta el último hombre' alcanzaba su verdadera dimensión cuando la acción se traslada a ese acantilado lleno de suciedad, vísceras y muertos vivientes tan asustados como desprovistos de cualquier tipo de humanidad.
No hay límites, Gibson lo sabe, y por eso se lanza de lleno al terror de la guerra, a la crueldad sin sentido, al rumbo perdido del ser humano en medio de la catástrofe. Y lo rueda de manera sobresaliente, provocando la inmersión total del espectador, consiguiendo evitar siempre el caos visual, ubicando siempre el punto de vista en el lugar correcto para no perder la perspectiva global. Mel ha vuelto con fuerzas renovadas y la inspiración intacta. Lo echábamos de menos.
Mel is back in town
A estas alturas de la película, cada uno sabe el punto en el que se encuentra respecto a la figura de Mel Gibson. Si nos vamos a un terreno tan delicado como el personal, es evidente que el perdón tras sus sonoras meteduras de pata es complicado, pero si, por otro lado, analizamos lo que nos ha ofrecido como cineasta, el agradecimiento debería ser igual de inevitable. Porque, en esa liga tan imprevisible de estrellas que decidieron combinar su faceta interpretativa con la silla de director, Gibson juega siempre en los primeros puestos. Su cine es impulso, víscera, pasión, estruendo, sí, pero también poesía, emoción, valentía, riesgo. Y de esa mezcla tan compleja y peligrosa han surgido cinco trabajos de altura, películas que han mantenido siempre un nivel ejemplar, yendo siempre un paso más allá de lo que se esperaba.
El tiempo, o mejor dicho, la industria parece haber cerrado el capítulo negro de Gibson, ofreciendo de nuevo la oportunidad de que continúe desarrollando su trayectoria como director, una de las mejores noticias cinematográficas que nos dejó 2016. Porque, desde nuestra posición de espectador, lo que debemos pedirle es que siga regalando experiencias tan memorables como las que vivimos con 'El hombre sin rostro', 'Braveheart', 'La Pasión de Cristo', 'Apocalypto' y 'Hasta el último hombre'. Cinco películas que demuestran, con contundencia, el inmenso cineasta que es Mel Gibson. Por muchos años más.