Esta misma mañana ha dado comienzo la 62 edición del festival más importante de cine en España: el festival de San Sebastián. Dicen de él que se trata del festival de clase A (la mayor categoría) que es más cercano al público, en parte, por el innegable encanto acogedor que tiene la ciudad de San Sebastián y, por otra, por el tipo de filmes que se proyectan en el certamen.
Al tratarse de la última cita de la temporada (justo después de Berlín, Cannes y Venecia), el festival donostiarra recoge lo mejor del resto de festivales en la sección 'Perlas' y, al mismo tiempo, aporta grandes títulos de cine europeo y español del año en su Sección Oficial. Sin ir más lejos, el año pasado pudimos ver la gran triunfadora de los Goya 'Vivir es fácil con los ojos cerrados' y otras que estuvieron a punto de apoderarse de ese honor como 'Las brujas de Zugarramurdi' o 'Caníbal'.
Quizás Cannes le arrebate la reputación de ser el festival de más alta categoría con mayor número de películas con estreno en salas pero, sin lugar a dudas, San Sebastián es el certamen de clase A con mayor número de películas de género o cercanas a los códigos comerciales del panorama europeo. Es por ello que inaugurar esta 62 edición del Zinemaldia con la última cinta de Denzel Washington, 'The Equalizer (El protector)', ha sido todo un regalo para un público que durante la proyección de prensa de las 11:00 de la mañana ha aplaudido en más de una ocasión, algo que creía reservado únicamente al festival internacional de Sitges.
El filme del norteamericano Antoine Fuqua nos presenta una urbe atestada de corrupción y crimen en la que la única manera de hacer justicia es ejerciendo la violencia sobre el prójimo. Una justicia que viene impartida por Robert McCall (Denzel Washington), un ex-agente de la CIA que después de no poder aguantar más cómo una joven adolescente (Chloë Grace Moretz) obligada a prostituirse es constantemente maltratada por su proxeneta, decide aplicar el 'ojo por ojo y diente por diente' a raja tabla.
Que Fuqua haya adaptado la serie de televisión de los 80' llamada 'El justiciero' nos retrotrae inmediatamente a los justicieros que hicieron tan famoso a Charles Bronson, pero creo que es más acertado ver el personaje de Denzel Washington como uno de los héroes bigger-than-life que poblaban el universo de Tony Scott pero impregnado de ese hedor de samaritano cristiano que parece acompañar a la gran mayoría de personajes que interpreta el actor afroamericano.
Un thriller a lo Tony Scott
De hecho, 'The Equalizer (El protector)' parece un remake encubierto de 'El fuego de la venganza' de Scott (incluso tiene un par de soluciones visuales que rememoran al fallecido cineasta) pero sin redenciones o viacrucis de por medio ni, sobre todo, esos claroscuros que dotaban a sus protagonistas de la completa condición de anti-héroes. Aquí no hay grises que valgan: los malos son muy malos y los buenos son muy buenos. Lo mejor es que la película es totalmente consciente de sus convenciones y Fuqua lo aprovecha para recrearse en ellas en varios momentos para enmarcar (Washington repartiendo su propia Ley a cámara lenta) e, incluso, permitirse el lujo de darle la vuelta a otras como, por ejemplo, que nuestro héroe se trate de un superhombre working-class que sólo mata con ¡herramientas de trabajo!. Esta asunción de su carácter confirma, una vez más, que Fuqua conoce bien los elementos con los que trabaja y, sobre todo, consigue que 'The Equalizer (El protector)' pase de ser una cinta de género de lo más aburrida, a todo un ejercicio de estilo efectivo perfecto para inaugurar San Sebastián.