Menuda armó Arturo Ripstein la semana pasada por sus declaraciones acerca del Festival de San Sebastián. El director tuvo muy mal perder y, al ver que 'Las razones del corazón' no conseguía ni un sólo premio en el palmarés del certamen, aprovechó una entrevista en el diario Gara para criticar tanto al propio Festival, que tachó de "subnormal", como al jurado.
Desde la presidenta, Frances McDormand, a la que llamó pueblerina que nunca había salido de Pensilvania, a Álex de la Iglesia, del que dijo que no le apoyó por haberle ganado en el pasado la Concha de Oro, Ripstein tenía para todos. Pero este fin de semana se estrena en nuestro país su película, y para evitar más mala publicidad, ha emitido una nota en la que se arrepiente de sus palabras.
Dejarse llevar por la ira
Eso sí, entre comillas. El director asegura sentir mucho las palabras que dijo, comparándolas con una borrachera que no se puede controlar. El cineasta comenta: "Para hablar de mí el adjetivo 'irascible' es frecuente. Y es cierto. Soy pasional".
Todo lo que soltó lo atribuye a su personalidad, y se escuda en que sus películas son así: "Si fuera una persona reflexiva y equilibrada, hubiera trabajado en la pedagogía o en algo que requiriera de delicadeza, diplomacia y buenos modales. Pero no lo soy. Quizás por eso me dedico a lo que me dedico".
Arturo Ripstein opta por unas medias tintas, pidiendo perdón pero sin dejar claro si realmente no piensa lo que dijo. A pesar de todo, desde Álex de la Iglesia a José Luis Rebordinos, director del Festival, quisieron quitar hierro al asunto diciendo que no toman las palabras de Ripstein como una ofensa y alabando su trabajo. Esta es la carta completa que nos ha mandado Wanda, distribuidora de 'Las razones del corazón':
En mi carrera he tenido la fortuna de haber ganado muchos premios y la desdicha de haber perdido galardones muchísimas más veces.
La profunda emoción del triunfo no se compara ni poco con la agonía de la derrota.
De mi carrera puedo decir que la han arropado la buena suerte y la contumacia.
Confieso que me arrepiento de algunas de las películas que he perpetrado pero me arrepiento muchísimo más de las entrevistas que he dado.
Siempre que las he leído, parecen dichas por otra persona, un poco mas imbécil que yo.
Y eso me da mucha vergüenza.
Para hablar de mí el adjetivo "irascible" es el frecuente. Y es cierto. Soy pasional.
Así son mis películas. O al menos eso quisiera pensar yo.
Si fuera una persona reflexiva y equilibrada, hubiera trabajado en la alta pedagogía o en algo que requiriera de delicadeza, diplomacia y buenos modales.
Pero no lo soy.
Quizás por eso me dedico a lo que me dedico.
Hablé hace unos días sobre el festival de cine de San Sebastián y sus entretelones.
Habló la ira.
Esa furia agónica de la derrota.
Y la ira es como una borrachera.
No la pude controlar.
Cuando yo era muy chico y soltaba algún improperio, mi nana Rosa decía que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.
Eso es francamente cuestionable, además cuando hablé hace unos días, ni estaba borracho ni soy un niño
Y como era una entrevista donde dije lo que dije, me arrepiento una vez mas.
Y mucho.
Con esta nota quisiera dar por terminado un penoso asunto, que de no ser yo un colérico nunca habría ocurrido.
Hago mías las palabras de Jorge Luis Borges cuando escribió
"no es que tenga razón, es que así soy..."
Arturo Ripstein