Por fin se ha estrenado en cines 'Los asesinos de la luna' de Martin Scorsese. La película, una superproducción de 200 millones de dólares y tres horas y media de duración, adapta la novela de no ficción escrita por David Grann, que relata un episodio negro de la historia de Estados Unidos. Uno marcado por la corrupción, la codicia, el racismo y la muerte. Vamos a repasar los acontecimientos que tuvieron lugar de verdad en Oklahoma en los años 20, así que no sigas leyendo si no has visto todavía la película.
Los desafortunados protagonistas de esta historia son los Osage, una tribu nativo americana que fue obligada a establecerse en Oklahoma. Lo que al principio era un acto más de injusticia por parte del gobierno de Estados Unidos contra la población nativoa mericana resultó ser un regalo envenenado. Las tierras de los Osage, que consiguieron que se consideraran de su propiedad y que solo podían heredar Osage, eran muy ricas en petróleo, pero no se descubrió hasta tiempo después.
Los Osage se convirtieron así en personas muy ricas, y en objetivos muy jugosos porque los derechos sobre esas tierras solo se podían heredar, no comprar, pero una ley posterior permitía que los descendientes de los Osage que no fueran de la tribu pudieran heredar.
Una de esos caramelitos para los oportunistas era Mollie Kyle, interpretada en la película por Lily Gladstone. Era una mujer muy rica gracias a los derechos del petróleo que poseía. Un día conoció a Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio en la película) cuando se subió a su coche. Se enamoraron y se casaron.
Ernest era un texano que había ido a Oklahoma a vivir con su tío, William King Hale, interpretado por Robert De Niro. Hale era un hombre tremendamente influyente, tanto entre los Osage como con el resto, hasta el punto de ser conocido como el Rey de Osage Hills. Este juego a dos bandas le vino muy bien para trazar su plan para hacerse con la riqueza de los Osage.
El Reino del Terror
A principios de los años 20 comenzaron a sucederse una serie de misteriosas muertes dentro de los Osage, que fueron conocidas como el Reino del Terror: envenenamientos, incendios, enfermedades, disparos, bombas... En la familia de Mollie murieron sus hermanas y su madre, quedando ella como heredera. Ella misma, que era diabética, estuvo entre la vida y la muerte. Todo esto era un plan de William Hale y de otros hombres blancos que habían entrado a formar parte de la comunidad para hacerse con el control del petróleo. Que Mollie se hubiera casado con un sobrino de Hale no era casualidad. Lo que no se ha llegado a saber nunca es si Ernest estaba involucrado en la enfermedad de Mollie.
En aquella época los cuerpos de seguridad contaban con muy pocos hombres, y los que había estaban muy probablemente comprados. La tribu contrató investigadores privados para recabar pruebas y fueron a Washington para pedir que se investigara más a fondo todo el asunto. Se encontraron con más corrupción y muerte. Nadie parecía que les fuera a ayudar, y encima los tentáculos del gobierno se extendían hasta el punto de que no podían utilizar su dinero con libertad, dependiendo de apoderados que, sorpresa, también eran corruptos.
No fue hasta que un recién creado FBI envió, previa contratación de la tribu por unos 20.000 dólares, al agente Tom White, interpretado en la película por Jesse Plemons, que se desveló todo el pastel. Las investigaciones llevaron a sospechar de William Hale y su sobrino Ernest, y consiguieron que este último confesara a raíz de la muerte de su hija Anna, delatando a su tío.
William Hale acabó en prisión, aunque salió años después. Ernest Burkhart fue indultado, aunque acabaría entrando en la cárcel por robar un banco. Mollie se divorció y volvió a casarse, y mantuvo los derechos de sus tierras. Murió en 1937, y Ernest en 1986.
A pesar de que el Reino del Terror había terminado, la tribu Osage continuó siendo víctima años después de más muertes sin explicación y que no llegaron a investigarse nunca. Aunque la cifra de fallecidos durante el Reino del Terror es de 24, la tribu cree que se podrían contar por centenares.