Incluso en los momentos más duros que se recuerdan de la sociedad reciente, existe gente capaz de encontrar algo de luz y salir beneficiadas. Así, en pleno cierre masivo de salas de cine a causa de la pandemia del COVID-19, hay un agente implicado (además de las plataformas de streaming) que está viviendo sus mejores momentos: los autocines.
Tal y como cuenta Los Angeles Times, la afluencia de público a este tipo de cines suele ser bastante marginal y ocasional. Sin embargo, ante la imposibilidad de acudir a los complejos habituales, en Estados Unidos son cada vez más los que están optando por este modo alternativo de ver cine, que por ahora permanece abierto en los lugares a los que aún no ha llegado el brote de manera intensa. Esta vía de escape para poder salir de casa y disfrutar de los últimos estrenos ha provocado un incremento notable en la venta de entradas.
Ante la crítica de algunos sectores por la falta de responsabilidad de los negocios que se niegan a cerrar (en Estados Unidos no están todavía obligados por el gobierno), sus dueños se defienden. "No creo que encajemos en la categoría de reunión porque todos los lugares de reunión son lugares donde estás confinado con un montón de gente", afrima Doug Mercille, propietario de un autocine que continúa abierto. "En el autocine tienes que estar en tu propio coche". Aun así, una buena parte de ellos asegura que si las autoridades piden expresamente su cierre, lo respetarán.
Crisis sin precedentes
Pero mientras unos se benefician del coronavirus y las medidas de distanciamiento social, hay otros que no lo están pasando nada bien. Las salas tradicionales se han visto muy afectadas por el virus y, según The Hollywood Reporter, se han visto obligadas a pedir de forma conjunta una ayuda económica de emergencia al Congreso de Estados Unidos. Préstamos, beneficios fiscales y cualquier otro tipo de medida que garantice la futura viabilidad de sus negocios.
En un comunicado de la Asociación Nacional de Propietarios de Salas se resume la petición en lo siguiente: "A medida que nos enfrentamos al desarrollo de este período sin precedentes, pedimos al Congreso y a la Administración que garanticen que la industria de los cines de Estados Unidos y sus decenas de miles de empleados en todo el país puedan seguir resistiendo". Porque, pese a las ayudas que puedan recibir, las pérdidas ya se presuponen millonarias.
