La mezcla de humor, acción y romance en una dedicatoria tanto al lenguaje cinematográfico como a la música han convertido a 'Baby Driver' en uno de los peliculones del año. Y no sólo lo dicen los fans, también lo asegura la crítica. La National Board of Review ha metido a 'Baby Driver' de Edgar Wright en el top 10 de mejores películas del año. Aunque no sea especialmente conocido por el desarrollo de segundas partes, después del éxito cosechado con este proyecto (226 millones de dólares a nivel mundial) es normal que le pregunten si tiene intención de hacer una secuela. Para nuestra sorpresa, el director ha asegurado que puede que tenga algo en mente.
"Esas conversaciones ya están en desarrollo. El trato está sellándose a medida que hablamos. Espero escribir al menos una segunda parte. Definitivamente tengo muchas ideas. Si son de la siguiente película o no, eso no lo sé. Simplemente estoy trabajándolo en este momento" aseguró el director para Entertainment Weekly.
Lo más parecido de Wright a una secuela fue su famosa 'Trilogía Cornetto', tres películas protagonizadas por Simon Pegg y Nick Frost donde Wright hace un repaso a los géneros del terror, acción y ciencia ficción.
"Tengo un par de ideas que he estado desarrollando además de todas las cosas que me han ofrecido después de 'Baby Driver'" el director afirma que, aunque no quiere que el tiempo de espera de un proyecto a otro sea tan largo como lo fue entre 'Bienvenidos al fin del mundo' y 'Baby Driver', quiere hacer las cosas despacio y correctamente.
Estas altas posibilidades de una segunda parte de 'Baby Driver' entusiasmaría a los fans del considerado uno de los cineastas más talentosos del momento.
La música y Edgar Wright
Edgar Wright es considerado uno de los directores que mejor usa la música en sus películas. La primera vez que consideró la idea de unir el ritmo de una banda sonora con una escena de acción le llegó hace 20 años cuando editaba su primera película de bajo presupuesto. Esta fue 'Bellbottoms', un tema de la banda neoyorquina The Jon Spencer Blues Explosion, que sirve para abrir 'Baby Driver' en la escena del atraco al banco. El director asegura que se imaginaba una persecución con coches con esa música de fondo y así lo hizo en el futuro.
Además de ser el creador una de las escenas relacionadas con la música más famosas. Esta es la de 'Zombies party', donde Shaun y Ed deciden lanzar discos a los zombis, seleccionando antes cuál merece la pérdida y cuál no ('Purple Rain' se salva pero Dire Straits no). También dirigió el videoclip de Mint Royale, 'Blue Song'.
Las películas de Edgar Wright, de peor a mejor
'Zombies Party'
Si miramos el vaso medio vacío, y estableciendo las siempre odiosas comparaciones, 'Zombies Party' supone el eslabón más débil dentro de la Trilogía del Cornetto creada por Edgar Wright y Simon Pegg, superada por la contundencia cómica de 'Arma fatal' y la espectacularidad narrativa y formal de 'Bienvenidos al fin del mundo'.
Sin embargo, quedémonos con el lado positivo y celebremos esta gamberrada a costa del cine de zombies como lo que realmente es, un debut más que prometedor de un cineasta que llegaba arrasando a base de influencias evidentes como George A. Romero, Quentin Tarantino o Martin Scorsese, entre otros, pero que conseguía desarrollar un discurso propio y carismático. Por eso, a pesar de haber terminado ocupando un lugar menor dentro de la filmografía de su director, basándonos en lo puramente cinematográfico, 'Zombies Party' sigue manteniendo intacta su frescura e inteligencia, su dinamismo y efectividad, su merecida relevancia dentro del género.
'Bienvenidos al fin del mundo'
Reventados desde dentro, y a base de carcajadas, el cine de zombies y el de acción, Edgar Wright y Simon Pegg tenían clara su siguiente víctima: la ciencia ficción. El género con el que cerrar su Trilogía del Cornetto parecía la apuesta más idónea y con mayor potencial, una intuición que el director y el actor, ambos repitiendo también en labores de guionistas, terminaron por confirmar con 'Bienvenidos al fin del mundo', una nueva comedia repleta de aciertos.
Comenzando por un reparto tan entregado como inspirado de inicio a fin y terminando con un desenlace capaz de mezclar el absurdo más hilarante con la complejidad dramática más inesperada, esta tercera entrega de la particular saga firmada por Wright y Pegg mantiene intactas sus señas de identidad más esenciales, comenzando con ese monumento a la amistad honesta y entrañable que se dibuja en cada una de las escenas y que supone el mejor legado posible de esta trilogía única. Puede que su desarrollo pierda ligeramente el sentido del ritmo haciendo peligrar el conjunto, pero sus responsables tienen siempre la solución para todos los problemas. Si esta película era la despedida del Cornetto, podemos sentirnos más que satisfechos.
'Arma fatal'
Después de revolucionar el panorama cinematográfico con su debut tres años atrás, Edgar Wright estrenaba 'Arma fatal', una comedia impecable y desenfrenada que, a la postre, se convertiría por méritos propios en la mejor entrega de su Trilogía del Cornetto. Repitiendo con el dúo protagonista de 'Zombies Party', brillantes Simon Pegg y Nick Frost, el director plantea una historia que es puro thriller y en el que los giros de la trama están perfectamente equilibrados con una sucesión de gags que nunca fallan el tiro.
De esta manera, nos encontramos con una película que es más un homenaje repleto de diversión que una parodia facilona y evidente del cine de acción más característico de los ochenta. Dos horas que pasan como un suspiro y a las que solamente se les puede achacar cierta previsibilidad en su tramo final. Pocos contras para una propuesta que confirmaba a Edgar Wright como cineasta al que seguir con especial atención.
'Scott Pilgrim contra el mundo'
La adolescencia tiene un ritmo trepidante. Edgar Wright lo entendió a la perfección y, en 2010, regaló una joya de culto llamada 'Scott Pilgrim contra el mundo' que se servía de la novela gráfica homónima de Bryan Lee O'Malley para captar esa sensación sin permitir un minuto de descanso. Tras unos epilépticos títulos de crédito, Wright comienza un festín visual arrollador en el que los ochenta, la sitcom, la psicodelia, el punk rock y, claro, el videojuego se dan la mano en una montaña rusa que cuenta, sencillamente, la clásica historia de chico conoce a chica.
Michael Cera lidera junto a Mary Elizabeth Winstead una aventura en formato arcade que, tras un primer tramo plagado de referentes, consigue su principal objetivo en una segunda mitad repleta de aciertos visuales, escenas de acción trepidante, mensajes algo tópicos pero cien por cien efectivos y diversión de altos vuelos. Probablemente, la comedia adolescente más sorprendente de los últimos años, 'Scott Pilgrim contra el mundo', consigue capturar el frenesí adolescente, catapultar la imaginación generacional hasta el infinito y sacar todo el jugo posible a la relación cine-novela gráfica. Partida ganada. El concepto de película generacional llevado al extremo. Fuegos artificiales, besos y batallas. Una locura (de) adolescente.
'Baby Driver'
Tocar techo. Redondear la jugada. Mantener el equilibrio, elevar el listón y dar en el mismísimo centro de la diana. Se pueden buscar todas las metáforas del mundo, pero ninguna estará a la altura de la certeza que supone 'Baby Driver', de lejos, la mejor película firmada por Edgar Wright hasta la fecha. Así, la propuesta de su filmografía más cercana a un género perfectamente reconocible, cine de atracos con persecuciones trepidantes y subtrama romántica, se convierte en todo un tour de force en fondo y forma en el que Wright no deja de reinventar escena tras escena un modelo de blockbuster que, ojalá, suponga un punto de inflexión en este terreno.
Más allá de que su reparto esté deslumbrante y de que su trama sea todo lo imprevisible que hubiéramos soñado, lo que tenemos con 'Baby Driver' es el acto de madurez cinematográfica de un autor, estrenemos galones, que se ha ganado el futuro que se abre ante él. Wright en permanente estado de gracia. Y de contagiosa euforia.