El éxito fue notable cuando realizamos la Batalla de Críticas con 'Spring Breakers', y por ello repetimos experiencia. Dos de nuestro redactores han visto 'Oblivion' en el pase de prensa, lo que ha llevado a obtener dos visiones totalmente diferentes del mismo producto.
Os mostramos sus dos críticas, una a favor y otra en contra de la nueva película de Tom Cruise, y por ello buscamos vuestra opinión sobre la misma, ¿es esta una superproducción necesario o por el contrario nos encontramos ante una 'americanada' sin nada que aportar? Esperamos vuestra opinión en cuanto la veais.
A favor: Un día más en el paraíso
Por Adrián Peña
En mitad de una época donde tenemos que acudir a producciones independientes ('Looper' o 'Código fuente') para encontrar buenas películas de ciencia ficción porque el mainstream Hollywoodiense está demasiado ocupado con insulsas propuestas ('Battleship') o remakes insípidos de éxitos ya consagrados ('Desafío total'), es de agradecer que llegue una película como 'Oblivion' que, a pesar de no innovar mucho en el género, cree un buen compendio de otros títulos sci-fi para ofrecer la mezcla perfecta entre entretenimiento y reflexión.
La ciencia ficción está constantemente influenciándose mutuamente. Eso es lo bueno. Debería celebrarse el hecho de que la fusión de distintas referencias presente propuestas tan interesantes como Oblivion. En la película de Joseph Kosinski orbitan desde 'Mad Max' hasta 'Matrix', pasando por 'Moonn' de Duncan Jones, 2001: una odisea en el espacio o, incluso, ¡'Star Wars'! y todo ello cohabita yendo más allá del 'copiar y pegar' para crear un digno producto de consumo rápido de tamaño estratosférico, algo que ya ocurría en 'Tron Legacy', la anterior película de Kosinski y secuela de la cinta de culto Tron.
Lo que hace funcionar a Oblivion es el equilibrio que consigue entre su (impecable) aspecto visual y su construcción narrativa. Sorprende que una gran producción como esta dedique su primera hora de metraje a situar la historia y se tome su tiempo antes de empezar a desvelar sus cartas pero, esa primera parte, sobre todo, sirve para consolidar una idea que, sin ser la principal, es la que me parece más destacable de la cinta. En esa época futurística llena de todas esas armas, diseños, trajes, arquitectura y vehículos high-tech, existe una reivindicación de la magia de lo añejo, de los vinilos y el toca disco, de las gorras gastadas y los partidos de los domingos, de la literatura clásica, y, en esencia, de la pureza de lo medioambiental y del aferro a nuestras raíces como configurador de la identidad personal.Jack Harper descubre sus orígenes a través del amor que siente por su hogar, el planeta Tierra, y de sus parajes naturales, de ahí que haya una clara diferenciación en el filme entre una primera parte más contemplativa y una segunda parte que encajaría más en el género de acción. Existe una dicotomía entre tecnología y naturaleza que juega un papel principal en la cinta y, como vengo diciendo, no es sólo una cuestión de belleza visual, sino que Kosinski se dedica a filmarla como si fuera un elemento configurador más de la personalidad de los personajes.
Cuando vemos a Jack Harper recorriendo en moto/nave los desérticos (y espectaculares) parajes de Islandia como si de un pistolero del lejano oeste montado a su caballo se tratase, entendemos que él pertenece a ese mundo y que quiere seguir formando parte de él, al contrario que el personaje interpretado por Andrea Riseborough, su compañera, que pertenece al aséptico universo cibernético viviendo siempre en lo alto de la torre, rodeada de tecnología y sin entrar nunca en contacto con el entorno natural.
Esa dualidad entre mundo salvaje y mundo civilizado, que vagamente nos evoca a la que existía en Centauros del Desierto de John Ford, es de agradecer en una película de acción como esta que, durante los sesenta minutos iniciales, nos invita a detenernos por un momento y contemplar el entorno que rodea a los personajes para que comprendamos su idiosincrasia y por lo que están luchando.
Con lo cual, el guión escrito, entre otros, por el propio Kosinski, potencia, con gran acierto,
la definición de los protagonistas y sus emociones para, así, armar al relato y empezar a
descubrir, poco a poco, los ases que tenía escondidos en la manga. A partir de ese momento, el filme se torna en un thriller de acción futurista con un efectivo ritmo pausado pero progresivo que, en ocasiones, transita por lugares comunes con los que ya estamos muy familiarizados sin traspasar, nunca, esa fina línea que separa a la convención del cliché.
Al fin y al cabo, a lo que asistimos durante los 120 minutos de la cinta, es al trillado viaje introspectivo del protagonista ordinario envuelto en una situación extraordinaria que le obliga a adoptar decisiones excepcionales, pero el hecho es que, a diferencia de otras películas similares, en esta ocasión funciona.
Oblivion es, pues, un sci-fi crepuscular que parte de lo íntimo para acabar en lo épico y que lo tiene todo para triunfar. Una factura técnica impecable, una banda sonora a la altura del mejor Hans Zimmer, un guión que sabe jugar muy bien con la información que proporciona al espectador, un director con imaginería visual y una cara mundialmente conocida como Tom Cruise en el papel principal, hacen, de Oblivion, un filme que, sin lugar a dudas, eleva la nota media del cine mainstream actual.
En contra: Ya no somos un equipo eficaz
Por Jesús Agudo
Tom Cruise es capaz de levantar tantas pasiones como rechazo. Hay etapas de su vida en las que parece que el personaje mediático se ha comido al actor. Pero siempre ha habido una cosa que no se le puede negar, y es que ha sabido formar una filmografía llena de largometrajes trepidantes, míticos o, como mínimo, entretenidos. ¿Ha conseguido con 'Oblivion' mantener la marca Cruise?
Joseph Kosinski no abandona la ciencia ficción tras 'Tron Legacy', pero cambia un mundo cibernético por una Tierra devastada. Una raza alienígena, los carroñeros, acabó con la Luna, causando tsunamis y demás catástrofes en la superficie de nuestro planeta. Tiempo después, la Tierra se utiliza para convertir el agua de los océanos en energía, con vistas a emigrar a una de las lunas de Saturno en cuanto la nave principal tenga "combustible" suficiente. Jack (Cruise) y Vica (Andrea Riseborough) son los encargados del mantenimiento de los drones de seguridad, que protegen las instalaciones de los carroñeros.
Kosinski supo heredar la estética de la primera 'Tron' y actualizarla para su secuela, dejando en eso un apartado más que aprobado, simplemente espectacular. En' Oblivion' es capaz de cambiar la oscuridad por un tono mucho más luminoso, que mezcla realmente bien los escenarios post-apocalípticos con el blanco futurista. Las instalaciones, las naves y el vestuario funcionan estupendamente bien en este mundo, que está hecho para ser disfrutado en una pantalla de cine. De hecho, se desmarca de otras cintas del género presentándonos naturaleza, agua, verde, y mucha luz, cuando lo catastrofista suele ser normalmente oscuro y lúgubre. Así nos permite disfrutar de las espectaculares panorámicas del Nueva York devastado, comido por la vegetación y el polvo.
En cuestión de la historia, es difícil de comprender que una premisa tan interesante no llegue a dar la talla como debería. El guión juega mucho con varios giros que deberían ser sorprendentes, y sin embargo tardan tanto en llegar que no causan el efecto deslumbrante que deberían. El "nada es lo que parece" se hace bastante obvio, demasiadas similitudes con su trabajo anterior. Hay muchas preguntas que se quedan sin responder, mucho más importantes que las que plantea la película, ya que la mayoría de ellas caen de cajón.Se echan de menos muchas más escenas de acción, momentos en los que Cruise se crece y que son lo que este impresionante mundo pide a gritos; pasamos a muchos momentos de parón que van arrastrando a lo largo de la cinta, y que ninguno de los secundarios llega a levantar. El desaprovechamiento de Morgan Freeman y Nikolaj Coster-Waldau, o el papel de los personajes de Riseborough y Olga Kurylenko en la historia, simples "chicas Cruise", vuelven a dejar patente esa manía de centrar demasiado la atención en el propio Tom Cruise. Que sigue tan básico como siempre, y se podía llamar Jack Harper como podría ser Ethan Hunt.
Cruise vuelve a embarcarse en un proyecto "all-american" camuflado en un caro atuendo de ciencia ficción, que vuelve a ser todo un acierto en estética, con una potentísima banda sonora por parte de M83, pero que vuelve a fallar en una historia que no se encuentra a la altura del universo que ha creado. Los intentos de giro argumental se vuelven, unas escenas más adelante, en descarados agujeros de guión que no podría permitírsele ni siquiera a un guionista novato. Si al menos hubiera tenido algo más de ritmo, podría haber resultado una superproducción de las que permiten un viaje entretenido.
Pero la falta de acción entre tantos monólogos del protagonista, o momentos de pausa en el devenir de la historia, van lastrando el vuelo de esta nave. Adoro el puesto que se ha ganado Cruise en el género de la acción o la ciencia ficción, que conste, sus proyectos suelen ofrecerme lo que buscan: puro entretenimiento. Me sorprende que, teniendo en 'Oblivion' el material para conseguirlo de nuevo, se quede en ese punto muerto que no suele venirle muy bien a una cinta de este tamaño. Quizás sí es cierto que Cruise ya no es un equipo tan eficaz.