Por primera vez en la historia de nuestra web, presentamos la Batalla de Críticas. Dos de nuestros redactores han tenido la oportunidad de ver 'Spring Breakers' en el pase de prensa, algo que ha resultado en una acusada diferencia de parecer. Os ofrecemos sus dos críticas, y queremos saber con quién os posicionais una vez hayáis visto la película de Harmony Korine. ¿Es una película de culto instantánea o un simple videoclip? 'Spring Breakers' ya está en cines, así que esperamos vuestra opinión.
A favor: "El Carpe Diem del siglo XXI"
Por Adrián Peña
"Bikinis and big booties, Yo, that's what life is about!" (Bikinis y grandes culos, eso es de lo que trata la vida!) es la frase que un irreconocible James Franco vocifera ante una masa enfervorecida de jóvenes y que erróneamente puede llegar a ser utilizada como definición del último filme del polémico Harmony Korine. Digo erróneamente porque, el cineasta californiano, consigue ir más allá de esa estilizada imagen pulp de unas chicas guapas en bikini empuñando ametralladoras con luces de neón de fondo y convierte, a 'Spring Breakers', en una de las más fascinantes películas generacionales que el cine ha dado últimamente.
Un grupo de muchachas estudiantes, cansadas del hastío cotidiano que las envuelve, deciden ir a las famosas macrofiestas norteamericanas de 24 horas llamadas "Spring Break" que dan comienzo en los primeros días de primavera. Para ello, y como si de un juego se tratase, se atreven a atracar una cafetería para financiarse el viaje y, así, poder disfrutar de ese nirvana liberador en el que pretenden vivir de por vida.
Con este punto de partida, Korine realiza un visceral retrato de una generación que ha crecido devorando productos audiovisuales prefabricados, aquella que tiene a la MTV como una de las principales fuentes de cultura y a Britney Spears como uno de los principales ídolos y referentes a seguir. La película nos está hablando de unos jóvenes que viven y sienten en imágenes, unos jóvenes para los que "el paso entre el ver y el hacer es, a veces, muy pequeño" y aquí es donde radica lo más admirable del filme, ya que el cineasta californiano logra llegar a la esencia de esa generación a través de la frivolidad formal de la que ella misma se alimenta. Parte del festejo de lo pulp, de la celebración estética de lo soez y desdeñable y de la subversión de los iconos pop (de ahí la razón de contar con las "chicas Disney" como protagonistas), para ahondar en esa mirada deformada de la realidad y hacer aflorar un estilo de vida basado en la negación de cualquier principio moral, la distorsión de la conciencia y la irreflexión en la búsqueda de la diversión constante.
Estética vidioclipera a base de slow-motion, batería de imágenes frenéticas mezcladas con música electro y pop (surge dinamita de la unión entre el dubstep de Skrillex y los hits de Britney y Gucci Mane), montaje anárquico basado en la aliteración, constantes flasbacks y flashfowards, exaltación de lo irreverente a la caza de estampas icónicas, grandes dosis de perversión... La cinta se trata de un salvaje ejercicio de estilo que encuentra, en su caos visual, el perfecto asidero emocional y es que, la dirección de Korine, rehúye la narrativa clásica en busca de la captación de momentos vitales y eso es lo que hace que Spring Breakers se convierta en una película de sensaciones, casi una experiencia física. Como si la fisicidad de Cassavetes se fundiera con la metafísica de Malick, la puesta en escena trasciende más allá de la pantalla haciendo partícipe al espectador de ese desesperanzador nihilismo existencial y ese permanente Carpe Diem en el que parecen vivir las chicas protagonistas, de ahí que "Spring Break for ever, bitches" (Spring Break para siempre, zorras) se erija como leitmotiv del filme.
Así, Harmony Korine ha brindado a una sociedad asentada en el fandom, una obra extraordinaria a la que rendir culto instantáneo. Una explosión de colores plasmada en un grotesco lienzo generacional atestado de cuerpos semidesnudos bañados en luz fluorescente que ataca, a lo sensorial, con lo festivo y, como consecuencia de ello, se recuerda con la nostalgia propia de una brutal resaca post-party. Nota: 10
En contra: "El Harlem Shake de las chicas Disney"
Por Jesús Agudo
Harmony Korine se ha convertido en un adelantado a su tiempo. Sin quererlo ha realizado el primer largometraje rodado a la última moda de YouTube: el Harlem Shake. Mucho antes de que los vídeos de treinta segundos con gente bailando de forma frenética y aleatoria, a ser posible disfrazados, poblaran la Red, el director de 'Mister Lonely' fue capaz de grabar un largometraje entero siguiendo ese patrón. ¿Porque qué es 'Spring Breakers' sino un gigantesco Harlem Shake?
Hay cosas que no se le pueden negar al peculiar cineasta. Uno es que la fotografía, el color de neón de toda la cinta, y una poderosísima banda sonora, encabezada por el DJ Skrillex, demuestran que, en la dirección de videoclips es un fuera de serie. Tampoco se le puede negar que ha podido sacarle a James Franco uno de los papeles más conseguidos de su corta carrera, toda una sorpresa. 'Spring Breakers' puede ser considerada una delicia "indie" para muchos, tiene las características para ello. Como el montaje con diálogos repetitivos de momentos anteriores y posteriores a lo que estamos viendo, o la inclusión de pequeños "homenajes" a la cantante Britney Spears, a modo de nexo con la idea de "poesía pop" que envuelve toda la película.
Y, sin embargo, un servidor no pagaría por ver una película como la que presenta Harmony Korine. Gran parte de la película está formada por escenas con chicas jóvenes en topless, chicos embadurnándolas en alcohol, drogas por doquier y movimientos muy lentos y mareantes de cámara. Que para tres minutos de videoclip pueden servir, pero no para un largometraje. En los momentos de la historia es todo tan pausado y psicodélico que resulta hasta tedioso.
La historia que se nos presenta, unas chicas que rompen las reglas para poder irse de vacaciones, donde siguen bebiendo del lado oscuro, más todavía cuando se cruzan con el rapero Alien (Franco). Si bien tampoco es que el argumento dé para mucho, hay que admitir que el final es bastante desconcertante, incluso da que pensar. Consigue alejarse de la línea previsible de una trama como ésta.
Las que no llegan a sorprender son las cuatro actrices principales: Selena Gomez, Vanessa Hudgens, Ashley Benson y Rachel Korine. Mientras que la esposa del director cumple su cometido como personaje en el limbo, las otras tres mantienen su estatus de "chicas Disney" con personajes muy anclados y planos. Desde el primer fotograma sabemos que Hudgens y Benson son las "más traviesas" y que Gomez no va a dejar de ser la cándida amiga que se deja llevar, pero que está muy perdida en ese mundo. Ellas tres rompen el cuadro de pechos, poca ropa y alcohol de la película, porque, por mucho que protagonizan películas como ésta, para sus representantes sigue importando mucho lo que opinen los padres de sus fans.
Padres que, sobra decirlo, es mejor que no pongan un pie en la sala, si no quieren acabar encerrando a sus hijos en lo alto de la más alta torre. 'Spring Breakers' es la fiesta más decadente a la que podamos asistir en una sala, y si bien técnicamente se ha ganado un sitio entre los mejores, no deja de ser un larguísimo videoclip con poca ropa y menos chicha. A mi me costaría pagar por ver un Harlem Shake de hora y media. Nota: 4