Venía Tim Burton de estrenar su película más decepcionante, el taquillero pero totalmente prescindible remake de 'El planeta de los simios', cuando cayó en sus manos el guion de 'Big Fish', adaptación a cargo del guionista John August de una originalísima novela de Daniel Wallace, que no podía encajar mejor con el estilo del director de 'Eduardo Manostijeras'.
Los productores Bruce Cohen y Dan Jinks, que habían arrasado en los Oscar con 'American Beauty', quisieron poner en marcha un proyecto de gran envergadura, enviando el libreto del film a Steven Spielberg, que rechazó la película para rodar 'Atrápame si puedes'. Así, a Burton le llegó de rebote una película que vista hoy parece inconcebible en manos de otro realizador por el personalísimo toque que le aporta, dando rienda suelta a la imaginería visual, el peculiar sentido del humor y la ternura extravagante que ha acuñado como sello personal a lo largo de su filmografía.
Dentro de un magnífico reparto con secundarios de la talla de Steve Buscemi, Jessica Lange, Danny DeVito, Alison Lohman o una joven Marion Cotillard, que debutaba en Estados Unidos, el protagonismo del film recae en Ewan McGregor y Albert Finney, quienes dan vida en la juventud y la vejez respectivamente al personaje principal, al que inicialmente iban a interpretar... ¡Jack Nicholson y Johnny Depp! Sobre el papel suena atractivo, y probablemente el éxito comercial del film hubiese sido superior (recaudó lo justo para cubrir costes), pero una vez visto el film es difícil imaginar a alguien supliendo el estupendo trabajo de McGregor y especialmente el de Finney, que realiza una interpretación de arrollador carisma, digna de todo elogio.
Albert Finney da vida en su vejez a Edward Bloom, un hombre que disfruta relatando fabulosas historias sobre su vida, con elementos que las hacen difícilmente verosímiles y sin embargo narradas por él con total convicción y entusiasmo. Edward guarda una tensa y distante relación con su hijo Will, al que encarna Billy Crudup, un periodista harto de las historias de su padre y de su afán de protagonismo, sintiéndose eclipsado en cada evento que organizan juntos, incluso su boda con la joven Josephine, que abre el film, y tras la que padre e hijo tienen una discusión que los separa aún más. Al caer Edward enfermo años más tarde, Will le visita para iniciar una inesperada e insólita reconciliación.
Mientras la historia del presente transcurre, y haciendo uso de una narrativa tan caótica como cautivadora a poco que uno se deje llevar por el juego propuesto, se van intercalando en el film largos flashbacks que ilustran las rocambolescas historias del padre en su juventud (McGregor), llenas de elementos fantásticos, como brujas en viejas mansiones, gigantes bondadosos, cantantes siamesas, sirenas y hasta hombres-lobo. Son esos momentos los que Burton aprovecha para impregnar la película con su personalísimo toque, su peculiar poética de lo tenebroso, su abigarrado estilo visual y su admirable fusión de lo real con lo mágico.
La hora de los cuentos
De dicha fusión surgen continuos destellos de genio: desde el relato de infancia sobre la bruja en cuyo ojo puede verse el futuro, al episodio circense (con la inolvidable escena en la que el tiempo se detiene cuando el protagonista se enamora), o la larga declaración de amor que culmina en un mar de narcisos, quizá el momento más sorprendentemente lírico de la película hasta llegar a un desenlace arrollador. Atravesamos pasajes de distinto tono, pero todos sorprendentes, como la doble visita llena de simbolismos al pueblo de Espectro, o un episodio bélico oriental tan delirante como divertido. Pero es la historia final de 'Big Fish' la que hace que la película, además de regalarnos un continuo disfrute visual, llegue al corazón de tantos espectadores para quedarse durante mucho tiempo.
Sin desvelar nada, el último tramo de 'Big Fish' eleva la historia de amor paternofilial a niveles de emoción, genio y ternura que raramente se han visto en una pantalla. Y a la vez, da absoluto sentido y total coherencia a toda la caótica sucesión desordenada de hechos a la que hemos asistido con gozosa perplejidad durante casi dos horas previas a un vertiginoso ritmo. Si hemos llegado hasta este punto enganchados a la historia, es difícil que la extrema emotividad de los últimos diez minutos de metraje, no nos haga soltar al menos una lagrimita.
"Un hombre cuenta tantas veces sus historias, que al final se convierte en esas historias" dice la voz en off de Will hacia el final de la película. Y en efecto, ese es el sentido último del film, alabar el valor de las historias de ficción como un atractivo mecanismo para transmitir emociones, vivencias o pasiones reales. Es por tanto a la vez 'Big Fish' una obra de madurez de Burton, de compendio de sus obsesiones, de depuración de estilo y de autoafirmación como contador de fábulas fantásticas. Y una preciosa historia sobre padres e hijos, que curiosamente Burton rodó poco después de morir su padre. Para quien esto escribe, la mejor película del cineasta y una imprescindible obra maestra.
Estrenada a finales de 2003 con un presupuesto de unos 70 millones de dólares, el film recaudó a nivel mundial unos discretos 123 millones. Sin embargo, y a pesar de que la acogida de la crítica en su estreno tampoco fue demasiado entusiasta (gustó más en Europa que en Estados Unidos), se ha convertido con el tiempo en uno de los films más queridos y recordados del cineasta. Fue nominada a cuatro Globos de oro en la categoría de comedia y al Oscar a la mejor banda sonora (otro estupendo trabajo de Danny Elfman, colaborador habitual de Burton), pero se fue de vacío en ambas entregas de premios.
¿Os parece que 'Big Fish' fue infravalorada en su día? ¿Creéis que la película está entre lo mejor de Burton? ¿Os hubiese gustado ver a Depp y Nicholson como protagonistas? Os invitamos a opinar sobre el director y su obra.
Club de Cine: Próximas entregas
10 de enero de 2012: 'Vicky Cristina Barcelona'
12 de enero de 2012: 'Azuloscurocasinegro'
17 de enero de 2012: 'Los Goonies'
19 de enero de 2012: 'Moulin Rouge'
24 de enero de 2012: 'Clerks'
26 de enero de 2012: 'Memento'