"Siempre hacemos daño a la persona que queremos". Eso dice la canción de 'The Mills brothers' que el protagonista del film, un magnífico Ryan Gosling (sobrio, torturado, encantador o desesperado dependiendo de lo que exija el episodio de la película) canta en la calle, bandurria en mano, mientras Michelle Williams (no menos soberbia su interpretación) improvisa un número de claqué en una de las escenas más recordadas del film.
Derek Cianfrance debutó en el largo con este estimable drama romántico que renuncia a la narración lineal para mostrar al espectador, de manera alterna, los logros y fracasos de una pareja desde su primer encuentro hasta que su crisis matrimonial hace que la relación agonice. Asistimos de la mano de dos protagonistas magnéticos y una realización generalmente sobria, aunque sin renunciar a ciertos tics del indie que no molestan demasiado, a episodios que van del compromiso a la infidelidad, de la confianza a los celos, de la complicidad al sexo frustrado, de la esperanza al hastío, de la renuncia a la insatisfacción y del cariño más puro a la violencia emocional...
'Blue Valentine', que toma su título de una canción de desamor de Tom Waits, es una película incómoda y dolorosa, pues nos enfrenta a la cruda realidad del fracaso de la relación de pareja, diseccionando la vorágine emocional de los procesos de enamoramiento y ruptura, mientras se detiene en las pequeñas crisis y tropiezos intermedios que erosionan insidiosamente lo que un día parecía indestructible. Es una película brutalmente honesta, que no juega a juzgar ni a culpar. Que dibuja a sus personajes con sus virtudes y miserias, como seres frágiles y terriblemente reales, abocados a un fracaso que el espectador nunca les desea.
Del amor al odio
Y se sufre con ellos, porque también se disfrutan sus primeros encuentros. Y esa sonrisa boba que aparece en nuestro rostro cuando juntos improvisan un numero musical callejero, se congela en otros instantes como la desoladora escena de sexo frustrado. Es tal la intensidad del enamoramiento, que quizá la ruptura deba ir acorde, o eso parece sugerir el film, que culmina con un estallido en forma de fuegos de artificio, quizá como símbolo liberador o como constatación de que a pesar de todo, el camino deja momentos hermosos recorridos juntos para celebrar. Depende de lo optimista que uno quiera ser...
En definitiva, 'Blue Valentine' es un notable estudio de la deriva emocional de una relación, potenciado por el trabajo inmenso de dos de los actores jóvenes norteamericanos más destacados del panorama actual. Lo único que hay que lamentar es que tras pasarse con buenas críticas en Cannes, ganar el premio del jurado joven en el Festival de Gijón de 2010 y obtener una nominación al Oscar para su actriz protagonista, la película haya tardado más de dos años en llegar a nuestras pantallas... ¿Qué fan del indie romántico, o de Ryan Gosling ha renunciado a verla por "otras vías" en todo este tiempo? Pedírselo, además, sería absurdo e injusto. Así que, o se ponen las pilas en el sector (también en la distribución) o a la industria del cine no la van a condenar los piratas, sino sus propios inversores.