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CLUB DE CINE

'Buscando a Nemo': cuando Dory encontró a Marlin

El reciente estreno de 'Brave' y el 70 aniversario de 'Bambi', nos hacen recordar una de las obras más queridas del binomio Disney-Pixar, que se reestrena en 3D en septiembre.

Por Jorge R. Tadeo 14 de Agosto 2012 | 11:30

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Pixar ha vuelto a la cartelera española y el público ha recibido su flamante 'Brave' colocándola en lo más alto de la taquilla. Parece un buen momento para recordar 'Buscando a Nemo' de Andrew Stanton, una de las películas más celebradas del estudio y además la segunda más taquillera de cuantas han estrenado, que será objeto de un reestreno en 3D que llegará a EE.UU. el mes próximo y de la que se ha anunciado ya una secuela. Hablamos de ella además en un día en el se cumplen 70 años del estreno de 'Bambi', otro título clave en la historia de Disney con el que Nemo comparte un triste inicio de tragedia familiar.

Y es que esta colorista odisea animada, que llegaba a la gran pantalla en 2003, tiene un inicio demoledor. La primera escena nos presenta a una pareja de pececillos payaso (Marlin y Coral) en cuyo feliz hogar en forma de anémona, que alberga un buen puñado de crías esperando romper el cascaron, irrumpe una barracuda que acaba con la madre y con todos los huevos, salvo uno...

 Marlin de Buscando a Nemo

Nemo, que nace con una aleta defectuosa, crecerá con el lastre de un padre sobreprotector al que el trauma previo le lleva a aislar a su hijo, alejándolo de toda situación que entrañe el mínimo riesgo. Pero para desgracia de Marlin, llega el día en que el pequeño pez debe ir a la escuela y las peores profecías del padre sobre los peligros del mar se cumplen, pues Nemo es capturado por un submarinista.

El asunto huele a dramón de sobremesa en versión subacuática, de hecho si hay algo que se le puede reprochar a un film que por otra parte roza lo magistral, es su exceso de dramatismo argumental y su escalada hacia lo agónico (falsa alarma de tragedia final incluída). Sin embargo, y por fortuna, la película gira pronto hacia un tono jovial y trufado de gozoso humor. Y todos los miedos, los traumas y dramas que acumula en el inicio, se van dando la vuelta a medida que la trama avanza mediante un didactismo muy efectivo y pertinente (en tiempos de paranoia colectiva post 11-S), a través del viaje iniciático del padre, que atraviesa el océano en busca de su hijo superando sus temores y prejuicios.

 Nemo

Y es que la odisea submarina de Marlin para rescatar a Nemo (que va a parar nada menos que a la pecera de un dentista en Sydney) está llena de gracia, ternura e ingenio. La inventiva brota de cada rincón del paisaje acuático primorosamente diseñado por los animadores y cuidado hasta la última alga. Y la galería de personajes secundarios con los que se cruzan Marlin y Nemo es tan rica como la de 'Toy Story', sin pretender entrar en odiosas comparaciones, pues elegir una sola cinta favorita entre la envidiable filmografía de Pixar, es tan doloroso como contestar a la clásica pregunta sobre si quieres más a papá o mamá...

Poco a poco la historia de 'Buscando a Nemo' nos va atrapando como una corriente submarina con sus preciosos destellos de genio. Y pronto conocemos a la entrañable y olvidadiza Dory, uno de los personajes más hilarantes que ha parido Pixar. Y de su peculiar relación con Marlin a lo largo del largo trayecto que emprenden juntos, surgen brillantes momentos de humor tan blanco como formidable ("¿sabes hablar balleno?") dentro de un filme cuyo mayor logro es que no solo encandila a los más pequeños, sino que nos hace gozar a los adultos como auténticos críos.

 Dory y Marlin en Buscando a Nemo

Personajes para el recuerdo

Pero no solo Dory. Brillan y quedan igualmente en el recuerdo esos surrealistas tiburones en terapia ("los peces son amigos, no comida"), las tortugas australianas de alma surfera, las rastreras gaviotas, el pelicano patoso, el juguetón banco de peces, la variopinta pandilla al completo que Nemo conoce en la pecera, sin olvidarnos de la temible niña Darla. Una galería absolutamente deliciosa en lo visual y en lo argumental.

Y se suceden episodios brillantes, como la llegada de Nemo a la consulta del dentista y el encuentro con los peculiares pobladores de la pecera (a destacar sus intentos de fuga y la relación de Nemo con el curtido y duro Gill), la persecución en el puerto de Sydney, la peligrosa irrupción de las medusas, el encuentro con las tortugas del Pacifico, el flashback memorístico de Dory o ese magistral encadenamiento de imágenes que ilustran cómo la historia de Marlin en busca de Nemo se expande por todo el océano.

 Tiburones de Buscando a Nemo

Todo funciona como un reloj (incluso el doblaje, por una vez tan brillante como en el original en la versión española, en la que destaca el trabajo de Anabel Alonso y Ramon Langa como Dory y Gill) en noventa minutos de humor, emotividad e inagotable inventiva. Una trepidante aventura animada de una belleza formal insuperable, que culmina con una curiosa defensa de la familia no tradicional, una nada molesta moraleja sobre la conveniencia de superar nuestros miedos y en definitiva una preciosa historia de amor paterno-filial cuya respuesta femenina podemos hallar en la reciente 'Brave'.

Por si todo esto fuera poco, Thomas Newman pone la guinda al film con una banda sonora sobresaliente, que adapta su particular percusionismo new-age a lo familiar de manera fantástica. Y es que, como hemos dicho antes, 'Buscando a Nemo' destaca por el absoluto perfeccionismo técnico y artístico de su propuesta, cuidando al máximo hasta el último de sus detalles. Y con ese espíritu de trabajo es lógico que a menudo surjan geniales obras de arte animado de esa memorable factoría impulsada por Steve Jobs, de la que 'Nemo' es sin duda una de sus criaturas más excelsas.

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