Entramos en el ecuador del Festival de Cine Europeo de Sevilla, por el que siguen pasando propuestas interesantes para todo tipo de paladares. En la jornada del lunes, pudimos ver cine español en la sección competitiva 'Las nuevas olas' y en la sección oficial hubo espacio para el cine de autor más exigente, con la portuguesa 'Cavalho Dinheiro', así como para la cuasi-biográfica 'Incompresa (Misunderstood)' de la controvertida Asia Argento.
Antes, en la sesión nocturna del domingo, rescatamos la rusa 'Leviathan', avalada por excelentes críticas desde su exitoso estreno en el último Festival de Cannes y una de las cintas más esperadas de la sección oficial a concurso. Se trata de una compleja obra en la frontera entre el thriller político y el drama psicológico, que cuenta el infortunio de una familia de clase media que lucha en vano contra la expropiación de su casa por parte de un alcalde corrupto en un pequeño pueblo costero. Su excelente arranque no culmina en un desenlace convincente pues, a pesar de la admirable capacidad de Andrey Zvyagintsev para crear un microcosmos extrapolable a la situación global de un país (o un continente), la historia pierde fuelle cuando entra en el terreno del drama de personajes.
'Las altas presiones' es una muestra de ese cine español alejado de las leyes del mercado y de la tan solicitida 'voluntad de industria' que muchos toman como eslogan para marcar los designios de nuestro cine. Película libre y valiosa por sincera, cercana y pertinente, cuenta el regreso a Pontevedra de un cineasta con el encargo de grabar unas localizaciones para un futuro proyecto. Allí se reencontrará con un paisaje humano que esboza un retrato generacional en el que la frustración, la nostalgia y la incertidumbre sobre el futuro se funden en un clima con constante amenaza de lluvia en el alma de sus personajes. No es una obra fácil pero tiene gran valor como captura de unas emociones muy de aquí y de ahora.
Juventud disfuncional
Por su parte, 'Incompresa (Misunderstood)' es un relato de fuerte cariz autobiográfico en el que Asia Argento se autorretrata en su etapa preadolescente como una niña atrapada entre la inocencia inherente a su edad, la actitud rebelde de una joven inquieta y la imposibilidad de crecer en un entorno estable dado el desequilibrio de sus progenitores: una madre dedicada a la música y aficionada la brujería, que cambia de amante como de zapatos, y un padre dedicado al cine, desquiciado y supersticioso (con claras coincidencias con el célebre cineasta Dario Argento, padre de Asia). Esta especie de confesión íntima, tiene cierta fuerza y está rodada con una estética estridente que en ocasiones atrapa y en otras agota. Es irregular, pero en modo alguno desdeñable y en sus mejores momentos recuerda a las atinadas historias de rebeldía juvenil del sueco Lukas Moodysoon.
Y precisamente con cine sueco y de temática juvenil terminamos la jornada del lunes. 'Something must break' de Ester Martin Bergsmark, hereda su título de un tema de Joy Division y es una valiente historia de amor y descubrimiento sexual, protagonizada por un joven andrógino y su amante, un chico heterosexual con el que entabla una relación extremadamente cómplice desde su primer encuentro. La película no escatima en explicitud a la hora de filmar con valentía los actos y morbos sexuales del protagonista, sin que por ello el mal gusto haga acto de aparición. El público sevillano supo premiar con un cálido aplauso esta tierna historia de encrucijadas emocionales e identidades en construcción.