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CRÍTICA

'Caída libre': Dureza y delicadeza coexisten en un viaje de autodestrucción y abuso de poder

Protagonizada por Belén Rueda, 'Caída libre' reivindica el potencial de la gimnasia rítmica como deporte tremendamente cinematográfico.

Por Eduardo Cardenal Hernando Más 17 de Mayo 2024 | 09:15
No sé qué disfruto más, ver películas o hablar sobre ellas. Si no veo una al día, me entra el mono.

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Belén Rueda y María Netavrovana en 'Caída libre'
Belén Rueda y María Netavrovana en 'Caída libre' (Universal)

"Yo sé que hay algo dentro de ti. Lo sé. Puedes sacarlo tú con delicadeza o puedo sacarlo yo a martillazos", le dice el personaje de Belén Rueda, entrenadora de gimnasia rítmica, a una de sus alumnas. Así de dura y sin escrúpulos es Marisol, la protagonista de 'Caída libre', thriller emocional ambientado en el mundo de la gimnasia rítmica que narra el declive psicológico y las consecuencias de este de una mujer maniática cuya vida personal atraviesa uno de sus peores momentos. Dirigido por Laura Jou ('La vida sin Sara Amat') y producido por J.A. Bayona, el largometraje se estrena el 17 de mayo en cines españoles.

'Caída libre'

"Suavidad, cuidado, delicadeza", asegura Marisol que transmite la gimnasia rítmica. Pero para suavidad, cuidado y delicadeza la que transmite la puesta en escena de Jou. Desde el constante uso de espejos, reflejos y sombras para subrayar la dualidad que convive en Marisol, planos detalle que revelan lo que siente y escenas de su día a día que desvelan rasgos de su personalidad, 'Caída libre' está repleta de acertadas decisiones técnicas que construyen a un complejo protagonista sin necesidad de diálogos. Aunque sirven de apoyo en ciertos momentos, la verdadera fuente de información que da forma al personaje está en las imágenes.

El counturing que se hace por las mañanas, que parece un maquillaje tribal de guerra, nos indica precisamente eso, que Marisol va a la guerra. Porque para ella la gimnasia rítmica no es un deporte, es una batalla, y sus alumnas soldados con las que ganarla. De todos los gorros con los que Laura Jou podía vestirla, Marisol acude a los entrenamientos con un ushanka, característico de Rusia, primera potencia mundial de la gimnasia rítmica y conocida por la extrema dureza de sus entrenamientos, sobre todo en el siglo XX. Una elección de vestuario que adelanta que así es ella, la mejor en lo suyo y estricta como nadie. El uso de la cámara lenta para recalcar que el sufrimiento de Marisol es tal que se le hace eterno el momento, un tic nervioso en el dedo... la película continuamente define con éxito a su personaje a través de lo visual. De hecho, verbalizar con diálogos la información que desvelan las imágenes no siempre beneficia a la construcción del personaje en este caso, pues la poca naturalidad de algunos de ellos la aplana, la robotiza.

'Caída libre'

Una acertada decisión en la dirección tras otra que se cimentan en una primera y gran elección creativa: ambientar 'Caída libre' en el mundo de la gimnasia rítmica. La dureza (entrenamientos agotadores) y delicadeza (la bella exhibición final) que coexisten en este deporte casa a la perfección con la personalidad de Marisol, una mujer tan dura por fuera como frágil por dentro. Una mujer que sujeta con tanta fuerza su vaso por miedo a que se le caiga que está cerca de romperlo ella.

Parte de la 'Caída libre' psicológica que sufre Marisol se representa mediante exhibiciones o entrenamientos donde sobrepasa el límite de dureza con sus alumnas. Jou se adentra en las secuencias deportivas, uno de los puntos más sólidos del film, acompañada de profesionales de la gimnasia rítmica, colaboración de cuya simbiosis nacen escenas con un impacto narrativo enorme a la vez que ofrecen un mundo visual de belleza y de estética fiel al deporte real. 'Caída libre' demuestra que el potencial, tanto en forma como en fondo, de la gimnasia rítmica como elemento cinematográfico es digno de explotar mucho más de lo que se hace.

Igual de importante para el éxito de las escenas deportivas es seleccionar a María Netavrovana, gimnasta ucraniana, en el papel de Angélica, personaje que suele protagonizarlas y a través de la cual se explora la evolución de Marisol. En lugar de a una actriz, el equipo de casting se decanta por alguien sin experiencia previa en la interpretación, pero con un nivel altísimo de destreza en el ejercicio del deporte entorno al que gira la película. No solo el resultado de la coreografía es más creíble, sino que la libertad que le concede a Jou no tener que ocultar a una doble deportiva en ella le permite no abusar de cortes ni de primeros planos que lo disimulen y apostar por planos de más duración y abiertos que dan al espectador la oportunidad de apreciar el conjunto de de la coreografía.

'Caída libre'

La valentía da sus frutos

Contar con una persona sin experiencia interpretativa para compartir escenas dramáticas, que además son cruciales para el desarrollo de la protagonista, con un titán de nuestro cine como es Belén Rueda es arriesgado, pues si Netavrovana desentonaba una parte de la construcción de Marisol lo haría también. Pero la valentía da sus frutos. La gimnasta no solo cumple en lo deportivo, sino que se convierte en una de las actrices revelación del año, con una gran actuación que, acompañada por una Belén Rueda autoritaria e incompasiva en estado de gracia, firma algunas de las escenas más memorables y poderosas de 'Caída libre'.

La 'Caída libre' de Marisol y sus consecuencias cada vez más fuera de control recuerdan al cine de Darren Aronofsky en lo temático, un viaje de autodestrucción de una persona rota. Un descenso al infierno mental del que se es tan víctima como culpable que funciona tanto como drama deportivo como drama emocional.

'Caída libre' está disponible en cines.

7
Lo mejor: Lo mucho que habla la película sin necesidad de diálogos. La coreografías de gimnasia rítmica. Belén Rueda y María Netavrovana.
Lo peor: Determinados diálogos poco naturales. El desenlace del viaje de autodestrucción.
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