Jugando sobre seguro. O, siendo más justos con la verdad, haciendo fácil lo difícil. Con 'Algunos hombres buenos', Aaron Sorkin convierte el clásico thriller noventero en cine judicial de primera categoría, equiparable a los mejores momentos del género. En manos de otro guionista, probablemente estaríamos hablando de un trabajo repleto de tópicos y giros previsibles, pero Sorkin consigue mantener el ritmo de una manera ejemplar, ofreciéndole al estupendo reparto distintos momentos de gloria que ellos, tan listos, saben aprovechar.
Un clásico contemporáneo que no ha envejecido ni una pizca y que se mantiene a día de hoy como una de las películas más valiosas de su década. Un Sorkin para todos los públicos, medido, inteligente, contundente. Porque, efectivamente, 'Algunos hombres buenos' nos ofrece la versión más accesible del guionista y ahora director, consiguiendo orquestar mediante diálogos de acero una trama tan apasionante como sencilla de seguir. No se sobrepasan límites, nadie va (excesivamente) de listo, todos se comportan de manera coherente y la vista está puesta sobre esos espectadores para los que una gran película se basa, de manera casi exclusiva, en grandes intérpretes recitando grandes frases en grandes escenas. Y aquí encuentran mil ejemplos.
A continuación, repasamos diez curiosidades de una película que sigue siendo un auténtico festival, una demostración de talento a tantos niveles que uno, la vea las veces que la vea, no puede dejar de sentir esa sensación de haber asistido a uno de esos espectáculos Made in Hollywood de primera categoría. Todo ello con el sello Sorkin.
Curiosidades de 'Algunos hombres buenos'
Los cochecitos de Tom
A falta de un chófer, Tom Cruise decidió que, durante todo el rodaje de 'Algunos hombres buenos', tendría dos. La imposición de la estrella, hagamos hincapié en que se trataba de una propuesta a la que era imposible negarse, se basaba en que uno de ellos le llevaría en limusina al lugar que fuera necesario para finalizar la película, mientras que el segundo chófer le seguiría en un coche por si, en un momento dado, al bueno de Tom le daban ganas de ponerse al volante y conducir un rato. Así es Cruise. Hay que quererle.
Repitiendo el milagro
Si hay una escena inolvidable en 'Algunos hombres buenos', sin duda es aquella en la que los personajes de Tom Cruise y Jack Nicholson, en pie, se enfrentan en una sala judicial convertida en ring de boxeo. Un momento de cine en estado puro que, según el propio director de la cinta, Rob Reiner, se tuvo que rodar en más de 50 tomas. Por si alguien tenía alguna duda al respecto, el cineasta también confirmó que en todas y cada una de ellas Nicholson estuvo excelso.
La respuesta perfecta
Aaron Sorkin, el principal culpable de la grandeza de 'Algunos hombres buenos', confesó años después del estreno de la película que, durante la primera fase del proyecto, uno de los ejecutivos responsables le hizo la siguiente pregunta: "Si Tom Cruise y Demi Moore no se van a acostar, ¿por qué el personaje de Demi Moore es una mujer?". Ante una duda tan estúpida, Sorkin ofreció una respuesta brillante marca de la casa: "Las mujeres tienen más propósitos que acostarse con Tom Cruise". Tocado y hundido.
Caso Moore
¿Recordáis el punto anterior? Pues bien, en una primera versión de la historia, el personaje interpretado por Demi Moore sí que estuvo pensado y escrito para un hombre, considerando a Alec Baldwin como el principal candidato para ponerse en su piel. Sin embargo, cuando finalmente se decidió que se trataría de una protagonista femenina, actrices como Helen Hunt intentaron hacerse con el papel. Hasta que llegó Demi y se acabaron las dudas.
Monólogo definitivo
El memorable monólogo de Jack Nicholson en el tramo final de la película, uno de los mejores y más incontestables momentos cinematográficos de la década de los noventa, estuvo rodado de una manera muy especial. Y es que, según admitió el director Rob Reiner, se decidió filmar las reacciones de otros intérpretes presentes en la escena desde distintos ángulos, mientras el personaje del actor, el General Jessep, recitaba su parte fuera de plano. Por supuesto, al final Nicholson tuvo una cámara centrada al cien por cien en su inolvidable actuación, una de las mejores de su carrera.
La presencia Sorkin
Hablar del ego de Aaron Sorkin es hablar de una evidencia. Pero, maldita sea, un tipo con su talento puede permitírselo. Más o menos. En cualquier caso, el guionista y director quiso tener sus segundos de gloria en 'Algunos hombres buenos' apareciendo en forma de cameo durante una de las escenas de Tom Cruise en el bar. Efectivamente, ese tipo que conversa con una mujer al fondo de la imagen que ilustra este texto es Sorkin. Nadie más feliz que él.
Improvisando con Jack
Una de las escenas más divertidas de 'Algunos hombres buenos', creemos que de forma voluntaria, ocurre cuando Tom Cruise realiza una más que correcta imitación de Jack Nicholson. Ese momento, en el cual Demi Moore y Kevin Pollack no pueden evitar esbozar una sonrisa, estuvo completamente improvisado. Y funciona a las mil maravillas.
El sueldo de Jack
Si hablamos de sueldos, no hay duda de que Jack Nicholson fue el tipo con más suerte de 'Algunos hombres buenos'. Y es que, atención, el actor se embolsó cinco millones de dólares por diez jornadas de trabajo, eso sí, teniendo que hacer una mañana extra gratis por cuestiones de calendario de rodaje. No todo van a ser buenas noticias, Jack.
Frase célebre
'Algunos hombres buenos' está, literalmente, llena de frases para enmarcar. Sin embargo, para la publicación Premiere hay una que destaca por encima de todas: 'No puedes manejar la verdad' ('You can't handle the truth!'), la cual fue votada como una de las 100 mejores frases de la historia del cine. Imposible llevar la contraria.
Negociando
Durante los meses previos al comienzo del rodaje de 'Algunos hombres buenos', Demi Moore aceptó negociar su caché de tres millones de dólares reduciéndolo a dos. Sus razones tenían dos nombres: Jodie Foster y Linda Hamilton, quienes estaban compitiendo con ella por conseguir el papel. Además, la actriz necesitaba con urgencia un éxito en taquilla después de encadenar tres fracasos consecutivos: 'Una bruja en Nueva York', 'Pensamientos mortales' y 'El gran lío', los horrores que estrenó durante 1991.