No hace tanto que la televisión tenía solo un canal y era en blanco y negro, luego fue en color, y hace nada que la televisión dejaba paso a eso sin lo que ahora no podríamos vivir: Internet. La World Wide Web ha provocado cambios varios en las rutinas habituales de millones y millones de personas, y más concretamente en millones y millones de jóvenes cuya rutina gira entorno a esta pantalla, y siendo más precisos, entorno a YouTube.
Aunque muy discretamente, el fenómeno "youtuber" le está quitando cada día más protagonismo a una televisión y a un cine, que poco a poco se están viendo afectados. Un tema sobre el que se ha pronunciado Carlo Boyero. El crítico de cine de El País ha dado su opinión en Verne sobre estos "presuntos graciosos" que se dedican a colgar vídeos en Internet que, según Boyero, no terminan de encajar con su sentido del humor, pero lo cierto es que ni con el de Boyero ni con el de otros muchos.
"Si los jóvenes se identifican con estas memeces, me pregunto si es que soy demasiado viejo. Pero la verdad es que prefiero ser viejo y carca y que mi cabeza y mi corazón disfruten de algo que dura hora y media. Por mí, ojalá que muchas películas y series durasen toda la vida", esas eran algunas de las declaraciones que oíamos de un crítico de cine que se lamenta de la poca paciencia que tiene la juventud actual para aguantar una película entera.
Cada año más
Los vídeos que hicieron flipar al crítico son los de ElRubius, un youtuber que cuenta con más de 10 millones de suscriptores en su canal de YouTube, muchos millones más que los espectadores de más de una película (y de dos, y de tres seguramente también). Y es que Internet es ya el soporte oficial preferido, frente a una televisión a la que cada día dedicamos menos horas, y a una cine que se muestra más prohibitivo cada año que pasa. Un estudio realizado en Estados Unidos indica que los adolescentes conocen ya a más youtubers que a actores y actrices de Hollywood. Algo está cambiando, y está claro que Boyero, y unos cuantos más, no tienen pensado subirse al nuevo tren.