Hace ya algunas décadas que nos dejó, pero el nombre de Charles Chaplin sigue resonando con fuerza en la meca del cine. Escritor, director, intérprete, productor, compositor musical, y fundador del revolucionario estudio United Artists, Chaplin grabó, por méritos propios, su nombre en la historia del cine a través de más de ochenta películas.
Charles Spencer Chaplin aprendió su habilidad cómica trabajando para espectáculos itinerantes, actuando con músicos, bailarines, magos y comediantes. Un talento para el humor, con gags muy divertidos y originales, que hacía sus películas únicas.Chaplin era capaz de evocar emociones con sus gestos y movimientos, haciendo llorar y reír al público al mismo tiempo. Podía contar todo sin palabras, a través de una magistral puesta en escena y de su su habilidad cinematográfica, jugando con los planos y con los bordes del marco de la cámara.
Su sensibilidad cómica surgió, de hecho, de una necesidad neurótica. Prestaba tanta atención al mínimo detalle para que todo fuera perfecto, que tardaría varios años en hacer algunas de sus películas. Un talento y una dedicación que, sumados a lo atrevido de sus críticas sociales y políticas, pioneras en la época, han convertido sus películas en piezas de culto de la historia del cine. Nadie ha vuelto a transmitir emociones de una forma tan natural y genuina como él, de ahí el secreto de su éxito años después de su muerte.
Familia de actores
Además de una larga lista de éxitos, Chaplin dejó una gran familia. Cuatro matrimonios y una larga lista de amantes, demuestran su fama de mujeriego. De su extensa prole, algunos decidieron seguir los pasos del genio y dedicarse a la actuación. Así es el caso de Geraldine Chaplin('El orfanato', 'Un monstruo viene a verme') y de la hija de ésta, Oona Chaplin ('Juego de Tronos', 'El viaje más largo', 'Avatar 2') . Menos conocidas en nuestro país, pero también actrices, son sus nietas Carmen Chaplin ('Doble impacto mortal'), Kiera Chaplin ('La importancia de llamarse Ernesto') y Dolores Chaplin ('Asterix y Obelix al servicio de su majestad').
Las 10 películas fundamentales de Charlie Chaplin
El chico
Ésta fue la primera película dirigida, además de protagonizada, por Chaplin, así como una de las más tristes. Una oda a la pobreza de los años 1920 (la película fue estrenada en 1921), a través del personaje de Charlot que se hace cargo de un niño abandonado. Los servicios sociales, al enterarse que el niño vive con un vagabundo, intenta llevárselo. Un relato desgarrador en el que Charlot intenta evitarlo, mostrando la faceta más tierna del artista.
Una mujer de París
Estrenada en 1923, fue una película atípica para Chaplin, ya que se trata de un drama romántico. Fue un paso valiente para Chaplin ya que, además, después de haber protagonizado setenta películas, en este caso se puso, sobre todo, detrás de la cámara, apareciendo sólo de forma puntual en una escena. En esta película, que narra las aventuras y desventuras amorosas de una mujer francesa, Chaplin quiso demostrar sus dotes de dirección en una "película seria". Un drama en el que Chaplin invierte los estereotipos de la época, inaugurando un nuevo estilo de comedia de modales. Gracias a la trama dramática, Chaplin descubre nuevos gestos y expresiones humanas, que aplicó, después, con maestría, en sus múltiples comedias.
La quimera del oro
Dicen que esta película fue pensada por Chaplin como la obra con la que quería ser recordado. Descaradamente graciosa, cuenta la historia disparatada de cuando Charlot sucumbe a la llamada "fiebre del oro de Yukón" y se propone encontrar los tesoros perdidos en este río de Alaska. Una película de 1925, considerada como una de las más divertidas del humorista. No es para menos, pues nos dejó la memorable escena del baile con los panes a modo de piernas.
El circo
Esta película presenta la historia de Charlot, un vagabundo que, confundido con un ladrón y en plena huida de la policía, tropieza con un circo. Allí, entre jinetes, equilibristas y payasos, encuentra su lugar, y se convierte en la estrella del circo. Pero todo lo bueno llega a su fin, y al final de la película, el circo se marcha sin él. Una metáfora de lo que estaba sintiendo Chaplin en ese momento. Y es que en ese momento (en 1928), la nueva tendencia del cine sonoro estaba cambiando los gustos de la industria del entretenimiento mientras él, artista del cine mundo, intentaba mantenerse en el candelero.
Luces de la ciudad
Pese a que en 1934, cuando Chaplin hizo 'Luces en la ciudad', ya se habían puesto de moda las películas habladas, él prefirió permanecer fiel a su estilo de películas mudas. La película trata de un vagabundo que conoce a una chica ciega, que lo confunde con un hombre rico. Es una de las películas más tiernas de Chaplin ya que el vagabundo, tras enterarse de la posibilidad de operar a la chica, se propone a todo trance conseguir el dinero necesario. Aunque no lo consigue, y acaba en la cárcel, eso no impide ver lo bonito de esta historia, en la que nos muestra la importancia de luchar por lo que uno quiere por encima de las dificultades.
Tiempos modernos
Otro ejemplo de la resistencia de Chaplin contra los avances del cine fue 'Tiempos modernos'. Y es que precisamente esta película de 1936 ironiza sobre los avances de la modernidad. Así, a través de los contratiempos que sufre Charlot en la fábrica de producción donde trabaja, Chaplin criticó las malas condiciones laborales de muchos trabajadores durante la Gran Depresión americana, consecuencia de la industrialización. Un película llena de humor irónico, donde Chaplin coincidió con Paulette Goddard, la que se convertiría en su tercera esposa.
El gran dictador
Estrenada en 1940, fue la primera película sonora para Chaplin. Un film muy progresista para la época, al tratarse de la única que mostraba un sentimiento antinazi en aquel momento. Y es que la película es una sátira de Hitler, en la que el genio utiliza su humor para criticar las condiciones políticas y sociales que se estaban imponiendo en Europa con el auge del fascismo. Una crítica disfrazada de comedia hilarante, en la que un barbero, al ser confundido con un dictador, se ve obligado a dar un discurso. Un speech considerado como uno de los mejores monólogos de todos los tiempos, sobre todo para un hombre conocido por no decir nada en la gran pantalla.
Sin duda una de las grandes películas de Chaplin, a la que hace unos años Sacha Baron Cohen le hizo un guiño cinematográfico en 'El dictador'.
Monsieur Verdoux
En esta comedia de asesinatos, Chaplin interpreta a Verdoux, un hombre francés acomodado. Lo curioso es que ha hecho su fortuna casándose con mujeres tontas y adineradas, a las que asesina para cobrar el dinero del seguro. Una película inspirada en la historia real del primer asesino en serie de Francia, a la que Chaplin le dio el toque cómico cuando la esposa número catorce se le resiste y no hay manera de matarla.
Candilejas
La película se hizo famosa al principio por las razones equivocadas: fue lanzada en 1952 cuando a Chaplin se le negó el regreso a Estados Unidos. Años después, en los años setenta, la película fue relanzada, y fue ahí cuando encontró su audiencia.
En esta película vemos a un Chaplin envejecido, al igual que su personaje. Si un día fue un payaso reconocido, ahora está acabado. Borracho y con el maquillaje borrado, encuentra a una joven que le devuelve el ánimo para hacer una última aparición antes de morir: una actuación final en la que vuelve a fascinar al público. Una historia agridulce, que llegó a tocar al público, porque refleja la propia situación del artista en ese momento. Y es que en sus últimos años, Chaplin estaba cada vez más lleno de inseguridades, por su avanzada edad y por la presión de la industria para renovar el tipo de cine. Precisamente, fue ésta la ocasión de ver a Chaplin compartir escena con otro de los grandes del momento, Buster Keaton. Una escena épica con la que rendían homenaje a los grandes tiempos del cine mudo.
Un rey en Nueva York
Esta película es otro ejemplo del carácter innovador de Chaplin, que fue el primer cineasta en atreverse a mostrar, mediante la sátira y humor, la paranoia e intolerancia política que se apoderó de los Estados Unidos durante la Guerra Fría (años 1940 y 1950). Él mismo sufrió esta hostilidad ya que la Oficina Federal vió en él una persona non grata. No olvidemos que el cómico era de origen inglés, que nunca se había nacionalizado americano, y sus películas atraían el interés de los intelectuales progresistas del momento. Tanto así que la película, que fue rodada en tiempo récord de doce semanas, tuvo que ser acabada en escenarios ingleses haciéndose pasar por americanos, dada la imposibilidad de Chaplin de volver a Estados Unidos.