Los momentos cinematográficos que nos han hecho disfrutar frente a la gran pantalla copan las páginas de una edición especial de la revista Empire en la que Edgar Wright, director y guionista británico conocido por películas como 'Scott Pilgrim contra el mundo' o 'Baby Driver', se encarga de recopilar recuerdos de figuras prominentes de la industria, como es el caso de Steven Spielberg, Patty Jenkins, Robert Zemeckis, Mark Hamill o Chris Evans.
Dicho número de la mencionada revista de cine pretende así rememorar lo que es vivir las películas en una sala junto a más espectadores, una experiencia que no es comparable con el visionado de sofá, y que se echa de menos en plena pandemia. Y en medio de todos esos recuerdos de pelos de punta en una sala oscura, como no, resalta uno de los de Evans, Capitán América en el Universo Cinematográfico Marvel, que protagonizase aquella escena inolvidable en 'Vengadores: Endgame'. Y es que después de toda una década, por fin el martillo de Thor respondía a la llamada del Capi en uno de los momentazos de una de las películas más adecuadas para recordar que la gran pantalla puede aportar cosas que no vivimos en casa.
"La primera vez que vi 'Endgame' fue en el estreno. Normalmente veo las películas en las que trabajo con mucha antelación y rara vez veo las películas en las premieres (demasiada ansiedad). Pero al ser la última entrega de un viaje de diez años, quería experimentar esta última película de la misma manera que lo haría el público. Y cuando el Capi levanta a Mjölnir, nuestra sala se volvió absolutamente loca. Aunque sabía que se acercaba el momento, me emocioné", dice Evans en unas declaraciones a Empire de las que se ha hecho eco TheDirect.
Tremendo momentazo
Evans no puede evitar que se le venga una lagrimita pensando en la energía que recorrió esa sala en la que él mismo estuviese presente. Pero lo mejor vino después, cuando este intérprete descubrió que aquel instante tan aplaudido en la premiere de la que formó parte, estaba arrasando de igual forma en todo el mundo.
"En las siguientes semanas, amigos y familiares me enviarían vídeos de cines de todo el mundo perdiendo la cabeza colectiva en ese momento. Ver esas reacciones y saber que tuve la suerte de ser parte de los recuerdos de esas personas, me hizo sentir un sentimiento de orgullo y gratitud que nunca podré llegar a expresar. En esos momentos no soy actor, ni siquiera adulto, soy un niño pequeño de nuevo completamente cautivado por el poder y la magia que pueden ejercer las películas. Maldita sea... me estoy emocionando otra vez".