'La noche más oscura' se convirtió en una de las películas más galardonadas de 2012, consiguiendo el reconocimiento casi unánime de la crítica y un nuevo éxito para la filmografía de Kathryn Bigelow. Sin embargo, desde mucho antes de su estreno el drama bélico estuvo en el ojo del huracán por su estrecha relación con la CIA, quienes podría haber filtrado información confidencial para la elaboración del guion, y la plasmación de las torturas acometidas para dar con el paradero del terrorista Osama Bin Laden.
Aunque el Senado de Estados Unidos decidiera archivar la investigación referente a las posibles filtraciones, un nuevo documental emitido por la cadena PBS intenta arrojar nueva información sobre este asunto, acusando directamente a la película de dar una visión edulcorada y positiva, manejados por la Agencia de Inteligencia estadounidense, de los verdaderos métodos utilizados para dar caza a Bin Laden.
En una nota, aparentemente firmada por la exportavoz de la CIA Marie Harf, se deja constancia de la necesidad de apoyar la película dirigida por Kathryn Bigelow y escrita por Mark Boal, "ya que tienen gran cantidad de dinero detrás y dos Oscar a sus espaldas". La senadora Dianne Feinstein, Presidenta del Comité Selecto del Senado sobre Inteligencia, asegura que todo lo plasmado es un disparate, afirmando que la película retrata erróneamente la tortura como una herramienta clave en la obtención de información sobre el paradero de Bin Laden. "Tuvimos un visionado de la película y en 20 minutos nos fuimos. No pude soportarlo, porque es tan falsa", matiza.
Una historia sesgada
Pese a que no se aportan pruebas que apunten directamente a los organismos de inteligencia, el documental sostiene la tesis de que la película fue apoyada por la CIA y su oficina de prensa para que fuera considerada por la audiencia como el relato definitivo en torno a la muerte del terrorista responsable de los ataques del 11/S. Muchos periodistas afirman en el documental que las tácticas de los SEAL para llevar a cabo su cometido fueron infinitamente mucho más brutales que lo que se ve en la oscarizada película. El exconsejero general de la CIA, John Rizzo, va un paso más allá y desvela una turbia realidad que ayudó a encubrir la verdad: "De conformidad con las instrucciones de la sede, las cintas de vídeo que grababan los interrogatorios fueron destruidas".