Este artículo contiene SPOILERS de las películas
La sexualización de la mujer en el cine ha sido objeto de crítica (y de estudio) desde hace décadas. De la femme fatale a la scream queen, pasando por la heroína (o final girl), en el cine de género han existido siempre los mismos clichés, que han utilizado el sexo para cosificar a los personajes. Ellas, meros trozos de carne sucumbiendo a las garras del mal. Ellos, seres sin neuronas que solo piensan en sexo. El funcionamiento de la pareja heterosexual en el cine de terror ha sido casi siempre el mismo, hasta que las reglas de la representación de la identidad sexual y su orientación han empezado a transgredirse con la incursión de otros arquetipos que no responden al de hombre o mujer heterosexual.
En tiempos en los que la censura resultó implacable, el lesbianismo de un personaje podía ser castigado, y por ello había que presentarlo de forma sutil. Por otra parte, los títulos de explotación, sin ningún tipo de temor a una censura que ya los tenía puestos en el punto de mira desde un primer momento, aprovecharon para contar historias que solo la literatura pulp y la novela gótica se habían atrevido a plasmar: relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Desde los setenta, y con una tolerancia cada vez creciente (tristemente, no la que debería existir en lo que mal llamamos como sociedad moderna), el cine de género ha tenido cierta presencia del colectivo LGTB en su haber.
La pequeña representación de un colectivo
Teniendo en cuenta doce ejemplos de cine de terror que ha podido verse en salas, y sin querer adentrarnos en ese mar profundo que son los títulos softcore y/o la serie Z más chusca en los que "todo vale", desde el presente especial se pretende dar un poco de luz sobre la comunidad LGTB gracias a títulos de índole clásica, de autores consagrados y películas de gran repercusión mediática.
Transexuales, gays, lesbianas, travestis, osos, relaciones de sumisión, torture porn y autoparodia, son algunas de las etiquetas que se pueden encontrar en la selección de títulos que os mostramos a continuación. Porque el horror es mucho más que chicas gritando y sangre, y tal vez debido al carácter transgresor que ha sido intrínseco al género desde su existencia, la representación de personas LGTB no ha sido forzada, pese a que sigue sin tener toda la visibilidad que merecería en la actualidad. Porque como en el tema de cuál es el poder real de las mujeres en el cine, todavía queda mucho camino por recorrer por parte de un colectivo que ha estado marginado en cuanto a representación en el séptimo arte.
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'La mansión encantada'
La primera adaptación de la novela de Shirley Jackson (en 1999 llegó la segunda, 'The Haunting (La guarida)') se estrenó en 1963 con el título de 'La mansión encantada'.
Robert Wise fue el encargado de llevar a la pantalla una de las más magnánimas obras sobre casas encantadas, en la que Theodora (Claire Bloom), es un personaje presentado como lesbiana. La tendencia sexual, en este caso, será lo que cree uno de los conflictos en Eleanora (Julie Harris), la protagonista.
La sutileza con la que Jackson perfiló al personaje en su novela, fue remarcada en la película de Wise, pese a que todo tuvo que ser lo suficientemente sutil como para no escandalizar a la censura.
'Las hijas de Drácula'
En 1974 José Ramón Larraz dirigía uno de sus films más conocidos, el título de culto 'Las hijas de Drácula'.
De carácter puramente exploit, su historia nos presenta a dos vampiras que, además de mantener una unión puramente carnal entre ellas, entablarán una enfermiza relación con una de sus víctimas.
Tuvo un (horrible) remake en 2015, 'Vampyres', que no hizo otra cosa que encumbrar al título original.
'Vestida para matar'
Brian de Palma escribió y dirigió en 1980 'Vestida para matar', su incursión en el slasher con tintes giallescos, donde Nancy Allen encarnaba a Liz Blake, una prostituta que se convertía en testigo del asesinato de una mujer llamada Kate Miller (Angie Dickinson).
El psiquiatra que trataba a la víctima, el Dr. Robert Elliott (Michael Caine), recibirá una llamada de Bobbi, un joven transexual que parece estar detrás del crimen, y quien no perdona que en su día no recibiese la ayuda necesaria por parte del doctor.
Pese a que la transexualidad no sea el principal elemento de la cinta, cabe tener en cuenta que estamos ante un título pionero en cuanto a la normalización con la que habla de ella, destacando los diálogos explicativos en los que se le pretende dar voz a lo que por aquel entonces (inicios de los ochenta) era considerado como un problema.
'Campamento sangriento'
Después de que Sean S. Cunningham presentase 'Viernes 13' y de que Cropsey sembrase el terror en 'La quema', en 1983 se estrenaba 'Campamento sangriento', en la que, siguiendo la pista que nos dejaba su título, los campistas del campamento en cuestión morirán uno a uno a manos de un misterioso psicópata.
La película, pura serie B rodada con un presupuesto que rondó los 350.000 dólares, pasó a la historia por contener uno de los finales más WTF de la historia, ese en el que la protagonista, Angela, se desvelaba como la asesina, una joven traumatizada desde que su tía Martha la criase como una niña, habiendo nacido niño. Así fue como el pequeño Peter, acabó convertido en el Ángel de la Muerte, sobrenombre con el que se conocerá a Angela en las posteriores secuelas.
'Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy'
Considerada como la película de terror más gay de la historia, la primera secuela de 'Pesadilla en Elm Street' cambia a la sufrida chica protagonista del slasher de turno en un chico, Jesse Walsh (Mark Patton).
David Chaskin, el guionista, reconoció en el documental 'Never Sleep Again: The Elm Street Legacy' que el subtexto homoerótico fue creado a propósito, algo que estuvo negando durante años
En esta ocasión, Freddy Krueger poseerá el cuerpo del prota, auténtico scream king que prefiere pasar el tiempo con su mejor amigo antes que con su novia, que se encuentra con su profesor de gimnasia en un bar de estética leather, y quien parece luchar no solamente con la invasión de Krueger en su interior, sino que también lo hace con su propia identidad sexual, la que nunca será revelada en la película.
'Alta tensión'
Con 'Alta tensión', Alexandre Aja plagió una novela de Dean Koontz y se quedó tan ancho al negar la mayor.
Tuvo suerte a la hora de que su historia contaba con un giro final que se reía del espectador, y en el que Cécile de France se revelaba como un monstruo psicópata derivado de la ocultación de sus pulsiones sexuales hacia su mejor amiga, interpretada por Maïwenn. Sus momentos gore la encumbraron como digno ejemplo del New French Extremity, pero es mejor no ahondar mucho en su subtexto y tomársela menos en serio de lo que ella misma hace.
'La semilla de Chucky'
Después de haber regresado del olvido en 1998, Chucky volvía en 2004 junto a la entonces ya imprescindible Tiffany. De la mano de Don Mancini, creador de la saga, en 2004 se estrenaba 'La semilla de Chucky', la deriva más trash de la franquicia que fue vapuleada en su momento y que cabría recuperar.
Y es que la presentación del hijo de la pareja de muñecos diabólicos, no solo rindió homenaje a Ed Wood, presentándolo como Glen/Glenda, sino que se convirtió en una parodia del propio sistema hollywoodiense, se rió de sí misma, nos regaló a una Jennifer Tilly pasadísima de vueltas y el beneplácito de John Waters.
'Hellbent'
En 2004 se estrenaba 'Hellbent', el primer slasher gay de la historia. Escrito y dirigido por Paul Etheredge, nos lleva hasta la noche de Halloween de West Hollywood, donde un grupo variopinto de jóvenes gays, se convertirá en el principal objetivo de un asesino ataviado con un disfraz de Diablo.
Título absolutamente exploit, tan olvidable como entretenido, donde lo único que importa es ver torsos desnudos y rostros angelicales huyendo del psychokiller en cuestión. Porque ellos también tienen derecho a su trozo de pastel en aquello de la sexualización de las víctimas en el slasher.
'Victim'
Un año antes de 'La piel que habito', llegaba 'Victim', título con premisa semejante a la del film de Almodóvar pero en clave torture porn.
Stephen Weigand encarna a un joven que es secuestrado por el perturbado Doctor Volk (Bob Bancroft), quien le mantendrá preso en un sótano en el que le someterá a una serie de torturas y vejaciones que sucumbirán en un cambio forzoso de sexo, cirugía mediante.
'La piel que habito'
Elena Anaya y Antonio Banderas protagonizaron en 2011 este tour de force narrativo, donde Pedro Almodóvar fusiona thriller y melodrama basándose en 'Tarántula', la novela de Thierry Jonquet.
Banderas interpreta al doctor Robert Ledgard, quien vive obsesionado por la experimentación con el descubrimiento de una nueva piel, asediado por los fantasmas de su pasado y que tienen que ver con las quemaduras que su mujer sufrió en todo su cuerpo. Para llevar a cabo sus experimentos, decidirá impartir algo de justicia con el joven que violó a su hija, transformando su cuerpo en el de una bella mujer que se convertirá en su objeto del deseo.
'Chillerama'
La comedia de terror 'Chillerama' incluía un segmento llamado 'I was a Teenage Werebear', nueva incursión de la estrella porno gay Brent Corrigan en el cine convencional, dirigido por Tim Sullivan ('2001 maniacos').
Parodiando 'Grease', 'Rebelde sin causa' y la saga 'Crepúsculo', cuenta con una premisa que nos lleva hasta los años sesenta, donde Ricky descubre que no es el único que se transforma en oso. Música, cuero y mucho mamarracherío se dan la mano en el capítulo más delirante de la antología.
'Der samurai'
Presentada en las sesiones de medianoche de la Berlinale de 2014, 'Der samurai' es la película de Till Kleinert en la que un policía se topará con un tipo travestido y armado con una katana, quien está sembrando el terror en el vecindario.
El monstruo de la propia aceptación, el enfrentamiento entre el lado femenino y el masculino, y la representación del hombre cual lobo para el hombre, son los principales elementos que se dibujan en lo que bien podría ser la incursión de Xavier Dolan en el cine de terror.