De los directores más reconocidos de la Historia del Cine, es Ingmar Bergman uno de los que más pasiones, levanta. El cineasta sueco es considerado una de las grandes piezas clave de la definición de Cine de Autor, por no decir que fue él el que provocó que la prensa acuñara el término. Porque Bergman hizo del cine una reflexión sobre la vida, la muerte, el amor, el desamor, la fe, el pasado. Pocos cineastas han hecho de su cine una experiencia tan catártica como la hizo el realizador sueco.
Ernst Ingmar Bergman nació el 14 de julio de 1918 en Upsala. Su infancia y juventud marcarían toda su carrera, tanto en el cine, como en el teatro y en la televisión. Segundo hijo de Erik Bergman, pastor protestante luterano, la figura paterna marcaría su vida, en una eterna discusión del legado familiar y el que se forjó él mismo. De fuertes creencias cristianas y de férreos conceptos luteranos, Bergman tuvo su propia reflexión teológica en varios de sus filmes, como 'El séptimo sello', 'El manantial de la doncella', 'Los comulgantes' o 'Fanny y Alexander'.
Bergman y la psique humana
Pero Bergman no solo expió sus fantasmas de la infancia, también su primer desamor, sus relaciones de pareja, como también desarrolló sus propios conceptos del sentido de la vida, la relación del ser humano con la muerte. Bergman supo que nunca contentaría a todo el mundo, admirado e idolatrado por un buena parte de los historiadores de cine, de prestigiosos críticos y del público; denostado y despreciado por otra parte, en lo que todos coinciden es que se trata de un cineasta que revolucionó el concepto sobre el cine. Por ello, es momento de acercarse brevemente a su filmografía, brevemente porque los temas, los conceptos y sus etapas como creador son inabarcables en pequeñas líneas de párrafo.
El cine de Ingmar Bergman
Su infancia y la relación con su padre
Como bien se ha comentado, la primera influencia del cine de Bergman fue su infancia y la relación que tuvo con su padre y su madre. De fuerte tradición luterana, el cineasta, en sus memorias, 'La linterna mágica', describió la educación que recibió de sus padres: "Casi toda nuestra educación se basó en principios como el pecado, la confesión, el castigo, el perdón y la misericordia. Eran elementos concretos en las relaciones entre padres e hijos, como también con la relación con Dios". Su padre le castigaba duramente, llegando a los azotes. Los castigos tenían que agradecerse. "Los castigos eran algo completamente natural, algo que jamás se cuestionaba. A veces eran rápidos y sencillos como bofetadas o azotes en el trasero, pero también podían adoptar formas muy sofisticadas, perfeccionadas a lo largo de generaciones", escribió el propio Bergman en sus memorias.
¿Por qué se narran los episodios más personales de la vida de Bergman? Porque su cine está estrechamente ligado a su vida. De hecho, cuando entra el calificativo de cine de autor, es también en referencia a que Bergman narraba parte de su vida en sus películas. Esa dura infancia se puede ver reflejada en 'Fanny y Alexander', por ejemplo. También en 'Los comulgantes' en la que aprovecha la figura del pastor protestante para mostrar su propia crisis espiritual, en referencia a su padre.
Las etapas y las reflexiones
Sin embargo, el cine de Bergman, aunque siempre tuvo el sello de autor del realizador sueco, no fue lineal. Cierto es que sus películas más célebres, 'El séptimo sello', 'Fresas salvajes' o 'Persona' están cargadas de imágenes llenas de simbolismo, en las que Bergman ahonda en cuestiones sobre la vida, el amor o la muerte (su triángulo constante de temas). Cierto es que el realizador siempre se pregunta sobre la existencia de la humanidad, la psique de la persona, pero lo hace de forma sencilla, aunque de manera pausada e intensa, lo que produce la sensación de que su cine sea más complejo de lo que realmente es.
No obstante, Jordi Puigdomènech, autor de 'Bergman, el último existencialista', divide las más de 40 producciones audiovisuales del cineasta en cinco etapas: Obras de juventud o impresionistas, que constaría entre 1945 y 1948 y entre las que están su ópera prima, 'Crisis'; 'Lluvia sobre nuestro amor'; 'Barco a la India', en la que estuvo Birger Malmsten, en uno de sus mejores interpretaciones; o 'Música en la oscuridad', proyectada en el Festival de Venecia. Obras de peso psicológico, entre 1948 y 1955, período en el que empieza a ser reconocido internacionalmente como realizador y entre las que están 'Prisión', 'Juegos de verano', 'Un verano con Mónica' y culmina con 'Sonrisas de una noche de verano'.
Obras de contenido simbólico, realizadas entre 1956 y 1963, entre ellas están cintas muy reconocidas como 'El séptimo sello', 'Fresas salvajes' o 'El manantial de la doncella'. Obras de expresión críticas, producidas entre 1964 y 1980, entre las que están 'Persona', uno de sus filmes más aclamados, 'Gritos y susurros', 'Cara a cara' y su etapa alemana, como 'El huevo de la serpiente' y 'Sonata de otoño'. Y obras de reconstrucción genealógica, producidas entre 1981 y 2007, con 'Fanny y Alexander' como único exponente cinematográfico, siendo las demás filmes producidos para televisión. Siguiendo las etapas definidas por Puigdomènech, es momento de ahondar en la filmografía de Bergman.
El teatro, la primera casa del autor, y 'Crisis', su ópera prima
Sus primeras películas ya dejaban ver la personalidad de Ingmar Bergman como autor. Cabe recordar que, antes que cineasta, Bergman fue director de teatro. De hecho, el teatro fue su primer hogar y al que siempre estuvo unido. En el documental 'Bergman y el teatro', dirigido por Marie Nyreröd en 2006, el realizador comentó: "Empecé con el teatro de marionetas. En aquella época vendían unas hojas de papel con unas figuras impresas para hacer un teatrillo. Se recortaban, se pegaban a una lámina de madera y se serraba y así se construía uno su teatrillo". En una entrevista dijo: "Se puede prescindir de muchas cosas, al hacer una obra, pero existen tres elementos que son imprescindibles: una obra, un público y unos actores".
De hecho, su carrera en el cine está estrechamente relacionada con el teatro. Tras estudiar el bachillerato en una escuela privada en la capital de Suecia, se licenció en Letras e Historia del Arte por la Universidad de Estocolmo. Su carrera empezó como ayudante de dirección en el Teatro de la Ópera Real de Estocolmo. Aunque en 1945, el año del fin de la Segunda Guerra Mundial, debutaría oficialmente con la cinta 'Crisis', en 1944 es su primer contacto con la cinematografía, ya que escribe su primer guion, que es dirigido por Alf Sjöberg, al que consideró uno de sus principales mentores. Su historia, que era muy violenta, Sjöberg no la suavizó como tal, sino que la enfocó en una tensión interior, tal y como apuntó Bergman en 'Imágenes', su segundo autobiografía, que redactó a la vez que trabajaba como guionista. El filme lo produjo Victor Sjöström, que apoyó posteriormente la carrera de Bergman como director.
'Tortura' se alzó con la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1946, aunque su fama internacional ya empezó a despuntar desde su estreno. Esto le permite a Bergman debuta como director en 1945 con 'Crisis', su ópera prima, en la que narra un drama materno-filial, en el que ya se empieza a intuir el estilo que tendrá posteriormente en sus siguientes obras. En 'Crisis', como apuntó Adrián Massanet en su análisis sobre el cine de Bergman en la web Espinof, "todos los personajes están en crisis, no ya con el mundo, sobre todo consigo mismos, escindidos entre el pasado y el presente, por lo que quedan trágicamente incomunicados el uno del otro", lo que se convertiría posteriormente en una constante en su cine y que Massanet apunta como "primer paso en la cristalización de esa obsesión bergmaniana".
Efectivamente, el filme tiene varios elementos que serían una constante en su filmografía, como el conflicto padre-hijo (aquí en femenino), protagonistas femeninas que muestran una radiografía de una época y un ambiente muy teatral, algo de lo que Bergman hizo gala en sus películas, la fusión perfecta entre teatro y cine. En esta época también tiene personajes intensos como en 'Música en la oscuridad' o 'Lluvia sobre nuestro amor'. Aún Bergman no ha llegado a ese punto existencialista en el que se interroga y divaga sobre la vida, la independencia, el amor y la muerte.
'Juegos de verano', 'Un verano con Mónica' y 'Sonrisas de una noche de verano'
El cine de Bergman continúa evolucionando, en 1949 dirige 'Prisión', en el que expondrá ya a personajes atormentados a nivel emocional y que se desarrolla en una institución mental. 'La sed', en la que ya habla de un conflicto de pareja, 'Hacia la felicidad', en la que narra situaciones relacionadas con la muerte, el aborto, la infidelidad o la maternidad y que, en cierta manera, sirvió como antesala para 'Juegos de verano', realizada en 1951 y que se convierte en el primer largometraje de Bergman en obtener un gran éxito fuera del circuito de festivales europeos. El filme se exhibió en el Festival de Punta del Este en 1952, donde Bergman obtuvo su primer galardón internacional. Desde ese momento, el cine de Bergman gozó de éxito entre crítica y público en Uruguay, así como también en Argentina, donde en 1959 mostró en el Festival de Mar de Plata 'Fresas salvajes', logrando el aplauso unánime del público asistente y de la que se hablará posteriormente.
Regresando a 'Juegos de verano', el filme narra cómo Marie, una joven bailarina, sufre una profunda crisis de identidad después de que el gran amor de su vida, Henrik, muera accidentalmente. El filme muestra de forma más madura que en 'Crisis' los temas esenciales de la etapa clásica de Bergman: El miedo a la muerte, la familia como ejemplo de poca ayuda sentimental, la desolación ante la pérdida de los sentimientos, la búsqueda de la propia identidad o la angustia provocada al sentir el poder del destino como inevitable.
El verano siguió siendo un factor importante en esta época, el Bergman clásico con obras de fuerte peso psicológico. 'Un verano con Mónica', considerada la primera gran obra maestra del cineasta, Massanet en su análisis apunta a que el filme ejerció mucha influencia en las primeras películas de François Truffaut, también se aprecia que influyó en el primer cine de Godard. Drama romántico que narra cómo dos jóvenes amantes, Harry y Mónica, cansados de estar hostigados en sus trabajos por la edad que tienen, huyen de su realidad en un pequeño bote para acabar un archipiélago en el que pasarán unas semanas a solas. La película muestra la ingenuidad del amor adolescente y como desemboca en un amargo desamor adulto.
Además de catapultar a Bergman a la fama internacional, también fue famosa por las escenas eróticas de Harriet Andersson, la primera de las musas-actrices de Bergman y de las que se hablará más adelante. De hecho, en 'Los 400 golpes' de Truffaut, Antoine Doinel (Jean-Pierre Léaud) roba al salir del cine una fotografía de Andersson en la cinta de Bergman. Andersson participaría en cuatro cintas más de Bergman, siendo 'Noche de circo' la segunda. Rodada el mismo año que 'Un verano con Mónica', la cinta se acerca mucho al estilo del neorrealismo italiano.
En esta misma etapa rodó dos comedias, 'Una lección de amor', en la que vuelve a retomar los diálogos de una pareja (un leitmotiv más en la carrera del cineasta) y 'Sonrisas de una noche de verano', una comedia que rompe con el estilo de Bergman al ser una película con mayor carga humorística y por estar ambientada en la alta sociedad. Bergman, cuyo cine de época distaría mucho de esta comedia, muestra un estilo costumbrista muy europeo, lleno de diálogos e ironía, siendo el mejor ejemplo de que el cine del sueco no siempre ha sido simbólico y existencialista. Además, no se le daban mal, ya que 'Sonrisas de una noche de verano' optó por la Palma de Oro en el Festival de Cannes, además de servir posteriormente a Woody Allen como influencia.
'El séptimo sello', la reflexión espiritual
Aunque tras 'Sonrisas de una noche verano', Bergman sí se puso profundo, ya que, con solo diez meses de diferencia, en 1956 y 1957 estrenó las que serían sus películas clave dentro su filmografía: 'El séptimo sello' y 'Fresas salvajes'. Ambientada en la Europa medieval, 'El séptimo sello' es una de las películas icónicas de Bergman, la escena del caballero de las Cruzadas jugando una partida de ajedrez con la muerte ha sido múltiples veces homenajeadas de diversas formas. Considerada un clásico del cine universal, no era de las películas favoritas del director, aunque en ningún momento llegó a renegar de ella. El filme logró el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes de 1957.
'El séptimo sello' fue una idea que le vino a Bergman mientras apreciaba pinturas medievales, el mural 'La muerte juega al ajedrez' de Albert Målare, que está en la Iglesia de Täby, de la Diócesis de Estocolmo es su fuente más directa. El director comentó: "La idea de 'El séptimo sello' me vino contemplando los motivos de pinturas medievales: los juglares, la peste, los flagelantes, la muerte que juega al ajedrez, las hogueras para quemar a las brujas, las Cruzadas [...] La película es un intento de poesía moderna [...] En la Edad Media, la Humanidad vivía con el temor a la peste, hoy vive con temor a la bomba atómica. La película es una alegoría con un tema muy sencillo: El hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única seguridad".
Es en esta etapa cuando el director empieza a mostrar sus reflexiones teológicas y espirituales. La muerte, eterno elemento en su filmografía, muestra su cara, Bergman la retrata. Con la muerte como única certeza, esto deriva en una reflexión sobre el sentido de la vida, que acompaña al caballero de la Cruzada a lo largo del filme. Evidentemente, esto tiene una fuerte carga religiosa, la fe en Dios también entra dentro de la reflexión y análisis del realizador, ejemplo de ello es la referencia al Apocalipsis en el título de la película: "Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo, como una media hora". Una referencia al "silencio de Dios", o una metáfora a la "ausencia de Dios" en el filme, en el que muestra la diversas cara de la fe, desde la creyente hasta la escéptica. Los historiadores Thomas W. Bohn y Richard L. Stromgren, en su libro 'Light and Shadows: A History of Motion Pictures', consideraron que 'El séptimo sello' inició "el círculo de películas de Bergman que tratan con dilema el tema de la fe religiosa".
'Fresas salvajes', la meditación sobre la senectud
Efectivamente, la fe y las dudas sobre las creencias propias se verán el tríptico final de su etapa de contenido simbólico. Peo antes, Bergman rodó 'Fresas salvajes', solo estrenada diez meses después que 'El séptimo sello'. Protagonizada por Victor Sjöström, uno de sus grandes colaboradores, Ingrid Thulin y Bibi Andersson. 'Fresas salvajes' narra el viaje del profesor Isak Borg, un prestigioso médico, a la Universidad de Lund para celebrar su nombramiento como doctor honoris causa. Tras una horrible pesadilla en la que se ve a sí mismo muerto, decide ir a la celebración en coche y no en avión. Al viaje le acompañará Marianne, esposa de su hijo Evald, que lleva unas semanas viviendo con él debido a varias discusiones que ha tenido con su marido.
En este viaje, Borg decidirá ir a la antigua casa de verano de su familia después de que su nuera le encararle su egoísmo, que ha llevado a que su propio lo odie. En la casa, Borg recordará sus momentos de juventud, en los que se verá a Sara, su prima y prometida, que también es cortejada por el hermano de Borg mientras recoge fresas silvestres. Bergman en el filme, tanto en ensoñaciones del pasado como en las escenas del presente, hace una meditación sobre la senectud, su relación con la muerte, el sentido tanto de la experiencia como de la vida realizada, la incomunicación entre la familia (el conflicto padre-hijo), así como también la falta de comunicación entre las personas amadas. La muerte, esta vez, serpentea a los protagonistas, no mostrándose de forma tan directa como en 'El séptimo sello'.
'Fresas salvajes' logró el Oso de Oro en la 8ª edición del Festival de Berlín, logró dos premios en el 2º Festival de Mar de Plata. En Argentina, el cine de Bergman es ampliamente admirado, ya que proponía cuestiones propias de la filosofía y el psicoanálisis, ambos campos muy seguidos por el círculo intelectual argentino. La película, además, logró el Globo de Oro al mejor filme extranjero, uno de los primeros reconocimiento al gran director de autor en un mundo tan poco autoral como Hollywood.
'El manantial de la doncella', la fábula cruel
Antes de dirigir 'El manantial de la doncella', Bergman tuvo tiempo para mostrar su vena más expresionista. Primero fue 'En el umbral de la vida', considerada una de las priemras "obras de cámara" de Bergman, al tener pocos personajes y poco escenarios) y 'El rostro', en la que Bergman probó suerte con el cine de misterio. Consideradas menores actualmente por la crítica, 'En el umbral de la vida' tuvo dos premios en el Festival de Cannes, uno a la mejor dirección y otro a la mejor interpretación femenina, que fue ex aequo para Eva Dahlbeck, Barbro Hiort af Ornäs, Ingrid Thulin y Bibi Andersson. 'El rostro' logró el premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia y fue nominada al BAFTA.
La película que le brindó a Bergman y a su país su primer Oscar fue 'El manantial de la doncella'. El filme está rodado en forma de fábula y está basado en una antigua balada sueca del siglo XIII. Con guion escrito por Ulla Isaksson, 'El manantial de la doncella' es un cuento sobre una violación y una venganza. Filme realizado con gran belleza, gracias a una magnífica fotografía, obra de Sven Nykvist, uno de los principales colaboradores de Bergman, la obra sigue con la reflexión espiritual del cineasta, sobre la existencia o no de Dios. El filme recibió una Mención Especial en el Festival de Cannes, como también una Espiga de Oro en la Seminci.
El tríptico sobre el silencio de Dios
El mismo año en que dirigió 'El manantial de la doncella', Bergman estrenó 'El ojo del diablo', otra de las pocas comedias del cineasta, en las que muestra su versión actualizada y particular del mito del Don Juan. Tras el vino su tríptico con el que culminaba una interesante etapa de reflexión filosófica y espiritual, para dar paso a otra más crítica. 'Como un espejo' narra el verano de un escritor con sus hijos, un chico adolescente y una joven con problemas mentales que está casado con un médico. La estancia en la casa de verano, que iba a ser tranquila, se convierte en una crisis familiar que afectará a todos. Cinta que, según comentó el autor en su autobiografía 'Imágenes', era un caso de "locura histérico-religiosa". La cinta le brindó su segundo Oscar y un premio OCIC en el Festival de Berlín.
'Como un espejo' dio origen a una trilogía temática, denominada 'El silencio de Dios', que siguió con 'Los comulgantes', en la que se ve a un pastor protestante con una profunda crisis espiritual y con un frágil sentido de la vida (la cinta ganó la Espiga de Oro en la Seminci); y 'El silencio', un perturbador estudio sobre el amor, la envidia, las relaciones personales, el sexo y la desolación. 'El silencio' fue una de sus películas que mayor taquilla recaudó, pero también fue prohibida en varios países por "ser obscena" y Bergman recibió amenazas de muerte, debido a la relación ambigua de las dos protagonistas, que son hermanas.
'Persona', el Bergman más experimental
Aunque su nueva etapa la inició con una comedia banal, 'Esas mujeres', que homenajeaba el cine de Federico Fellini, fue en 1966 cuando Bergman realizó otra de sus grandes obras maestras: 'Persona'. Protagonizada por Liv Ullmann, su tercera musa-actriz con la que inició colaboraciones con esta cinta, y Bibi Andersson. Elisabet es una afamada actriz de teatro que, durante la representación de 'Electra', se queda sin voz. Debido a que ha perdido la capacidad del habla, es ingresada en un hospital psiquiátrico. Sin embargo, las pruebas no detectan que padezca una enfermedad que le impida hablar, lo que provoca que su médico diga que está sana y que, para recuperar su voz, deba cuidarla Alma, una enfermera que se la llevará a su idílica casa de verano, en la que Elisabet logrará tener reposo.
'Persona' rompe con la narrativa clásica propia de Bergman, innovadora y experimental, la cinta toma elementos de la nouvelle vague francesa, como también del cine de arte y ensayo británico. 'Persona' está llena de simbolismo, de escenas aparentemente inconexas que, sin embargo, guardan relación. Es el Bergman más personal y vanguardista, aquel que es querido y odiado a la par. Valentín Hurtado, para la revista Fotogramas, dijo: "Probablemente sea la mejor película de Ingmar Bergman. Y la que más lecturas se le puedan dar tanto en el campo psicológico como en el analítico". Junto con 'El séptimo sello', 'Fresas salvajes' y 'Fanny y Alexander', es una de las obras icónicas de Bergman.
'Gritos y susurros', 'Secretos de un matrimonio' y 'Cara a cara'
Tras 'Persona', Bergman dirigió 'La hora del lobo', 'La vergüenza' y 'Pasión'. En la primera, Bergman explora el cine de terror, en la que un hombre cree que sus vecinos tienen trato con los demonios. La segunda era el acercamiento que hizo Bergman hacia lo sucedido en la Guerra de Vietnam, mientras que la tercera fue la incursión oficial del cineasta al cine en color.
Tal era el éxito que vivía el realizador, que se atrevió a hacer una pequeña incursión en Hollywood con 'La carcoma', con sus habituales Bibi Andersson y Max von Sydow y con el estadounidense Elliott Gould. Única película que rodó en inglés, es uno de sus pocos largometrajes con discreta recepción entre la crítica. Tras el traspiés en Estados Unidos, Bergman regresó con a su Suecia natal con 'Gritos y susurros', otra de sus películas celebradas en la que tres hermanas se reúnen en la antigua mansión familiar debido a que una de ellas está a punto de morir, película también de una gran belleza estética, el tormento y la incomunicación son las otras protagonista. 'Secretos de un matrimonio', la película definitiva de Bergman sobre las relaciones conyugales que, aunque se haya estrenado mundialmente como película, en realidad se trataba de una miniserie de ocho episodios que después fue compilada en una película. 'Cara a cara', cinta en la que Bergman se introduce en la mente de una mujer perturbada.
La acusación injusta
Tras una fructífera obra creativa, por 'Cara a cara' fue nominado al Oscar a la mejor dirección y logró un Globo de Oro, su carrera se vio perjudicada en 1976, en el mismo año de estreno de la cinta, cuando fue acusado de evasión fiscal. La escena fue bochornosa, puesto que fue detenido por la policía mientras se encontraba ensayando la obra 'La danza de la muerte' de August Strindberg para el Teatro Real de Estocolmo.
Para Bergman, cuyo carácter le había provocado varios ingresos por problemas gástricos derivados del estrés, la detención fue devastadora. El cineasta sufrió un ataque de nervios durante la encierro y tuvo que ser hospitalizado por una profunda depresión. No es extraño, puesto que la acusación se demostró que era falsa, ya que se trataba de un problema relacionado con su contable, y Bergman era inocente. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. El escándalo provocó que la prensa sueca declarara a Bergman culpable antes de que se demostrasen los datos. Pese a ello, Bergman tuvo varios apoyos desde el principio, que creyeron en su inocencia. Después de que los cargos fuesen retirados, el cineasta recibió las disculpas del primer ministro sueco, Olof Palme, así como también de varias figuras eminentes del mundo del cine en Suecia.
La etapa alemana: 'Sonata de otoño'
Tras este episodio, Bergman, en el que el cineasta se sintió tremendamente ofendido, decidió abandonar Suecia y se estableció en la República Federal Alemana. Allí dirigió tres películas, 'El huevo de la serpiente', ambientada en la Alemania de los años 20 y con David Carradine y Liv Ullmann; y 'Sonata de otoño', drama psicológico que retoma la reflexión de las relaciones entre padres e hijos (esta vez entre una famosa concertista de piano y su hija) y que logró reunir a las dos leyendas del cine sueco: Ingmar Bergman y la actriz Ingrid Bergman, que no eran familia. 'Sonata de otoño' fue también otra de las grandes películas del cineasta. Su último filme en Alemania fue 'De la vida de las marionetas', un drama criminal estrenado originalmente en televisión, pero que en varios países del mundo fue estrenado en cines.
Su última etapa es también la de su despedida del cine. Bergman, en una entrevista para la radio sueca, sintió que, pese a haber seguido rodando fuera de Suecia, sintió que había perdido "ocho años" de su carrera profesional, como también de su vida. El regreso a Suecia no fue fácil, ya que le tomó varios años recuperar su confianza en el gobierno sueco. En julio de 1978 regresó brevemente a su país para celebrar su 60 cumpleaños en la isla de Fårö y volvió a trabajar como director del Teatro Real de Estocolmo. Sin embargo, no tuvo muchas fuerzas para volver a hacer cine. En 1982 estrenó la que fue su última película, 'Fanny y Alexander', su última gran obra maestra.
'Fanny y Alexander' y sus trabajos para televisión
'Fanny y Alexander' estaba ambientada en 1907 y narra la vida de niños en Upsala, la ciudad donde nació el cineasta. Fanny y Alexander son los hijos de la familia Ekdahls. Los niños son hijos de unos padres que se dedican al teatro. Tristemente, el padre muere y la madre decide volver a casarse en poco tiempo. El padrastro de los niños será un líder religioso protestante conservador, que cambiará drásticamente la vida de los niños.
La infancia de Bergman está reflejada en la película, en su autobiografía 'Imágenes', Bergman dijo que "vive constantemente recordando su infancia". 'Fanny y Alexander' es el sello final que puso Bergman, el director estuvo tremendamente satisfecho con el resultado. El filme logró cuatro premios Oscar, incluido el de mejor película de habla no inglesa, el premio FIPRESCI en el Festival de Venecia y el César al mejor film extranjero. Supuso su despedida del cine, no así del teatro y de la televisión. Efectivamente, Bergman no volvió a dirigir cine, lo más cercano que estuvo fueron tres guiones escritos por él, uno fue 'Niños del domingo', que dirigió su hijo, Daniel; otra fue 'Las mejores intenciones', dirigida por Bille August' y la otra fue 'Infiel', dirigida por Liv Ullmann, una de sus principales musas de antaño.
Para televisión dirigió varios proyectos reconocidos como 'Después del ensayo', 'Los elegidos', 'Diario de una filmación', 'La marquesa de Sade', 'En presencia de un clown', 'Creadores de imágenes' y 'Saraband', continuación de la célebre 'Secretos de un matrimonio', que retoma a la pareja protagonista ya en sus años de senectud. 'Saraband' fue el último proyecto que dirigió Bergman. El 30 de julio de 2007, Ingmar Bergman se encontró con la Muerte, el mismo día en el que murió otro de los grandes cineastas de la historia, Michelangelo Antonioni.
El director de actores
Además de la muerte, la vida, la independencia y el amor, Bergman era también un director de colaboradores constantes. Debido a su pasión por el teatro, considerado heredero contemporáneo de August Strindberg y del noruego Henrik Ibsen, Bergman era un director de actores. Tuvo varios actores habituales como Gunnar Björnstrand, al que dirigió en 'Llueve sobre nuestro amor', 'Música en la oscuridad', 'La sed', 'Noche de circo', 'Una lección de amor', 'Sueños' y 'Sonrisas de una noche de verano'. En 'El séptimo sello' tuvo su mayor momento de gloria con Bergman, dio vida al escudero; también apareció en 'Fresas salvaje', 'El rostro' y 'El ojo del diablo'; Ingrid Thulin estuvo en películas como 'En el umbral de la vida', 'El rostro', 'Los comulgantes', 'El silencio', 'La hora del lobo' y 'Gritos y susurros'. Con Max von Sydow, uno de los favoritos de Bergman, colaboró en 'El séptimo sello', donde fue el protagonista, 'Fresas salvajes', 'En el umbral de la vida', 'El rostro', 'El manantial de la doncella', 'Como en un espejo', 'Los comulgantes', 'La hora del lobo', 'La vergüenza' o 'Pasión'.
Y después estuvieron sus actrices-musas, aquellas con las que tuvo una relación sentimental. Curiosamente, cada relación coincide con una etapa creativa del cineasta. La primera fue Harriet Andersson, que estuvo en las obras de su época de peso psicológico, después vino Bibi Andersson, que apareció en sus cintas simbólicas y finalmente Liv Ullmann, que apareció en las de expresión crítica. Con las tres tuvo una buena relación cordial después, prueba de ellos que las tres siguieron trabajando con él tras sus respectivas rupturas. Bergman, además, se casó cinco veces, divorciándose cuatro, siendo su última relación, con Ingrid von Rosen, la que terminó con la muerte de ella.