Separar el valor artístico de una película, de una obra o de una pieza instrumental de sus intenciones políticas o morales, es un arduo y complicado ejercicio que, a día de hoy, sigue sembrando polémicas al quedar evidencia la fina línea entre la admiración de una obra y la apología que ésta hace a ideas políticas no sólo peligrosas, sino hasta despreciables en algunos casos. Algo similar ocurre con las figuras artísticas detrás de estas obras. En el cine, el caso de Leni Riefenstahl es el mejor exponente de figura polémica que, pese a los años, sigue polarizando a la opinión cultural.
Comparada con Orson Welles y Hitchcock
Leni Riefenstahl, aclamada cineasta que, además, fue bailarina, actriz, renombrada fotógrafa, submarinista y entregada ecologista, es también célebre por haber sido la directora de producciones propagandísticas para el régimen de la Alemania nazi de Hitler. De hecho, su corta filmografía es, en su mayor parte, largometrajes documentales propagandísticos, valga la redundancia, que ensalzan la figura del dictador germano, así como del régimen nacionalsocialista y de sus ideas. Con semejante currículum vitae, no es de extrañar que el público no sólo rechace el cine de Riefenstahl y su figura, sino también desee que su trabajo quede enterrado en el recuerdo.
Sin embargo, para perplejidad de la gente, Leni Riefenstahl no sólo resultó ser una directora excepcional, sino que su forma de rodar revolucionó el lenguaje cinematográfico. Es más, su documental 'Olimpiada', dividido en dos partes para su estreno en salas, marcó un antes y un después sobre el concepto del documental y es considerado de una de las grandes obras maestras del séptimo arte. Llegada a ser comparada con Orson Welles y Alfred Hitchcock por expertos en cinematografía, esto la ha convertido en una figura incómoda y también en el claro exponente sobre la separación entre valor artístico e ideas políticas y morales, como también sucede con el filme 'El nacimiento de una nación', clave para entender el origen del lenguaje cinematográfico.
La búsqueda de la belleza en la imagen, por encima de todo y de todos
Pero ¿quién es Leni Riefenstahl? Quizás el público más joven desconozca la vida y obra de una mujer que, ciñéndose a los datos, fue una pionera en varios aspectos, tantos que también provoca otras reflexiones, ya que se trata de una figura femenina que, de no haber colorado con el régimen nazi, hubiera sido todo un ejemplo para el feminismo, al ser directora, guionista, actriz y productora en los años 30 y en una época en la que el cine era un mundo sólo de hombres. Evidentemente, no es fácil adentrarse en la vida y obra de un personaje tan polémico, pero es momento de hacer un repaso en la biografía de Leni Riefenstahl, la mujer que buscó la belleza de la imagen por encima de todo.
El cine de Leni Riefenstahl
El nacimiento de una artista
Helene Bertha Amelie Riefenstahl nació el 22 de agosto de 1902 en Berlín, durante la última época del Imperio Alemán, 16 años de la instauración de la República de Weimar. Leni nació en una familia protestante luterana, su padre era industrial de la calefacción y su madre era ama de casa. Aunque su padre quería que se casase y que, junto con su marido, llevase el negocio familiar, la joven Leni quería ser artista. A escondidas, su madre le pagaba clases de danza clásica, además de ser una avezada pintora y poeta con sólo cuatro años.
Experta en danza, pintura y poesía, además de ser una entregada atleta, a los 16 años, después de una representación de 'Blancanieves', decide convertirse en bailarina. Con el único apoyo de su madre, Riefenstahl se inscribió en la Escuela de Danza Grimm-Reiter, en Berlín, donde deslumbró como bailarina.
De bailarina a actriz
Sin embargo, su carrera de bailarina se truncó debido a una lesión en una rodilla. Según contó Riefenstahl en el documental 'El poder de las imágenes: Leni Riefenstahl', fue cuando asistía a una cita médica después de su operación de rodilla cuando vio el cartel de la película 'La montaña del destino', dirigida por Arnold Fanck en 1924, y decidió convertirse en actriz. Le llevó poco tiempo, ya que pronto conoció a Luis Trenker, actor de 'La montaña del destino' y futuro director y documentalista. Éste le invitó a una reunión en el que conoció a Arnold Fanck.
Después de comentarle a Fanck que admiraba su trabajo, Riefenstahl logró convencerle de que podía participar como actriz en su siguiente película. Y lo logró, porque Riefenstahl protagonizó 'La montaña sagrada'. Fanck fue un pionero en rodar para el cine el alpinismo, famoso fue su corto documental 'El fenómeno de las nubes en Maloja' que pudo verse recientemente en la cinta 'Viaje a Sils Maria' de Olivier Assayas. Riefenstahl hizo una serie de películas para Fanck, con las que aprendió a dirigir y montar. Es entonces cuando empieza a surgir la idea de ser directora.
De actriz a directora
La fama de Leni Riefenstahl como actriz continuó con 'El gran salto' (1926) y 'Prisioneros de la montaña' (1929), con la que logra reconocimiento fuera de Alemania. Posteriormente haría 'Tormenta en el Mont Blanc' (1930) y 'La intoxicación blanca' (1931), todas dirigidas por Arnold Fanck y que mostraron el desarrollo del subgénero del alpinismo y del cine de montaña. Sin embargo, Riefenstahl quería más y fue cuando decidió convertirse en directora de cine.
Por eso, decidió montar su propia productora y en 1932 estrenó 'La luz azul', película dirigida y protagonizada por ella y que coescribió junto con Béla Balázs y Carl Mayer, ambos judíos y eliminados de los créditos posteriormente. El filme narra cómo una joven es rechazada por un pueblo que la considera una bruja. Sólo un joven visitante ignorará las supersticiones y se enamorará de ella. El filme deslumbró durante su paso por el Festival de Venecia, donde Riefenstahl logró la Medalla de Plata.
Su carrera parecía prometedora, tanto que, según contó la propia cineasta en sus memorias, recibió invitaciones para marcharse a Hollywood que rechazó. Posteriormente apareció en 'S.O.S. Iceberg', una coproducción entre Estados Unidos y Alemania que se rodó en dos versiones, una en inglés y otra en alemán, para Universal. Fue el único trabajo en inglés de Riefenstahl.
La cineasta de la propaganda nazi
Tras el estreno de 'La luz azul', la directora atrajo la atención de Adolf Hitler, que estaba encandilado con su ópera prima. Sin embargo, Riefenstahl ya admiraba al líder nazi cuando escuchó un discurso suyo durante una manifestación en 1932. En sus memorias, Rifenstahl dijo: "Tuve una visión casi apocalíptica que nunca pude olvidar. Parecía como si la superficie de la Tierra se extendiese delante de mí, como si un hemisferio, de repente, se partiese en medio, escupiendo un enorme chorro de agua, tan poderoso que tocó el cielo e hizo temblar el suelo". La directora nunca ocultó su admiración por Hitler.
De hecho, debido a que Hitler la admiraba, la consideraba el ideal de la feminidad aria, le ofreció la oportunidad de rodar una película para el régimen que acababa de surgir. En 1933 fue nombrado canciller imperial y, un año después, se autoproclamó líder también, convirtiéndose en el mando supremo del Estado y transformando la República de Weimar en el Tercer Reich. Riefenstahl aceptó en 1933 rueda 'La victoria de la fe', documental propagandístico de una hora sobre el quinto Rally de Núremberg. Con sólo unos días de preparación, Riefenstahl logró rodar la cinta. La calidad de su trabajo hizo que forjase un sólida con Hitler.
La película muestra a Hitler con Ernst Röhm, líder de la SA y con el que tenía una estrecha relación de trabajo. Después de que Röhm fuese asesinado por orden de Hitler durante la Noche de los Cuchillos Largos, en la que se hizo una purga dentro de la SA, el dictador ordenó destruir todas las copias del documental, quedando sólo una a buen recaudo en el Reino Unido y que fue descubierta 60 años después.
El perfecto cine de propaganda
Pese a que, posteriormente, se ordenase la eliminación 'La victoria de la fe', lo cierto es que Hitler y el régimen nazi estaban muy satisfechos con el talento de Leni Riefenstahl y no dudaron en pedir que realizase otro documental: 'El triunfo de la voluntad', que muestra la celebración multitudinaria del partido nacionalsocialista durante su congreso en Núremberg en 1934.
El documental, pese a su despreciable y repudiable mensaje, es considerado una de las grandes obras maestras del cine y uno de los mejores exponentes del documental político-propagandístico. Su valor técnico y artístico es considerado excepcional. La página web Rotten Tomatoes lo aprueba con un 87% de apoyo y su veredicto es: "'El triunfo de la voluntad' es imposible de separar de su repugnante contexto político e imposible de negar como una pieza de propaganda cinematográfica poderosamente hecha". Roger Ebert dijo: "Era una gran película de propaganda, de eso no hay duda, y es como debe llamarse. Aun así, dudo mucho que alguien que no sea nazi puede ser influenciado por ello". Ángel Fernández Santos, de El País, dijo: "La película sigue siendo una espina atragantada en la garganta de los estetas del cine [...] bajo sus audaces conquistas formales, algunas no superadas y probablemente insuperables, se destila una exaltación de [...] la mayor fuente de dolor y crimen de la que hay noticia". The Economist dijo que se estaba "ante la reputación de una de las grandes mujeres directoras de cine del siglo XX".
'El triunfo de la voluntad' logró que Riefenstahl obtuviese reconocimiento internacional, pese al peligroso mensaje que transmitía. La directora, en sus memorias, comentó que, realmente, ella quería realizar una adaptación al cine de la ópera favorita de Hitler, 'Tierra baja', pero cedió ante la insistencia del dictador, con la condición de que el Ministerio de Propaganda, liderado por Goebbels, no se inmiscuyera. Aunque Riefenstahl dijo que no quería rodar más películas de propaganda para el régimen nazi, lo cierto es que dirigió dos filmes más, 'Tag der Freiheit' y 'Día de la libertad: nuestras fuerzas armadas', aunque ambas eran cortometrajes. En 1938, Riefenstahl dirigió la que sería su película más recordada: 'Olimpiada'.
'Olimpiada', el gran éxito internacional
Además de por 'El triunfo de la voluntad', Leni Riefenstahl es también recordada por 'Olimpiada'. Debido a que los Juegos Olímpicos de 1936 se celebraban en Berlín, Hitler le propuso a la directora realizar un documental sobre los juegos, con el fin de mostrar la grandiosidad de la "Alemania aria". Sin embargo, Riefenstahl siempre dijo que fue un encargo propuesto por el Comité Olímpico Internacional. La realizadora marchó a Grecia para coger imágenes del camino que tendría el relevo de la antorcha inaugural desde la ciudad de Olimpia hasta Alemania.
'Olimpiada' fue todo un ejercicio de vanguardia, puesto que Riefenstahl utilizó técnicas de rodaje muy avanzadas para la época que se convirtieron en estándar de la industria del cine. La realizadora utilizó ángulos de cámara inusuales, primeros planos extremos, cortes abruptos, fijación de cámaras en el estadio para filmar a los asistentes al evento y tomas en cámara lenta de los movimientos de los deportistas. Varias técnicas en movimiento suyas siguen siendo muy utilizadas actualmente.
Polémica por su contexto político y por su ensalzamiento a la figura de Hitler, pese a ello, es considera una obra maestra del cine, superando en fama y prestigio a la más propagandística 'El triunfo de la voluntad', como publicó The Daily Telegraph. El diario The Times dijo que el filme era "visualmente deslumbrante". El documental, con una duración de 225 minutos y dividido en dos partes para su estreno comercial, muestra a todos los competidores, dando igual nacionalidad, etnia o raza, siendo las escenas del atleta estadounidense Jesse Owens las más recordadas de la película. Riefenstahl ensalzó las hazañas de Owens en los JJ.OO., fue el atleta que más medallas ganó en esa edición. Fue también muy criticada por Goebbels y el Ministerio de Propaganda por ello. Es en ese momento cuando la directora muestra su mayor virtud artística pero también su gran defecto: El buscar la belleza de las imágenes a toda costa, dando igual las consecuencias. El documental se estrenó en el 49º cumpleaños del dictador alemán.
Es más, esas imágenes han sido las que han logrado poder ver la calidad artística de 'Olimpiada' más allá de su intento de mostrar la superioridad de los deportistas "arios", algo que criticó duramente la prestigiosa ensayista neoyorquina, Susan Sontag. Pese a ello, el filme fue alabado en todo el mundo, logrando el Premio Nacional de Cine, el galardón a la mejor película en el Festival de Venecia, así como también el Premio a los Deportes griego y la Medalla de Oro Olímpica por parte del COI. Su éxito le llevó a una gira promocional por Estados Unidos, donde causó una gran polémica. Posteriormente, el documental se pudo ver en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, pero con la eliminación de las escenas de Hitler y que contó con el aprobado de Riefenstahl.
Su (fallido) idilio con Hollywood
El éxito de 'Olimpiada' llevó a Leni Riefenstahl a hacer una gira promocional por Estados Unidos, para lograr su estreno comercial. Ya tenía fama la realizadora en el circuito cinematográfico estadounidense de la época, dos años antes Riefenstahl fue portada de la revista Time. Lejos de aprovechar su talento para quedarse en Norteamérica, la cineasta dejó varias declaraciones que, a posteriori, le perseguirían por su apoyo al nazismo. Declaró en febrero de 1937 al Detroit News: "Para mí, Hitler es el hombre más grande que jamás haya existido. Realmente es, sin querer, un hombre tan simple pero, al mismo tiempo, posee una evocadora fuerza masculina". Su llegada a Nueva York fue cinco días antes de los despiadados sucesos de la Noche de los Cristales Rotos y en la Gran Manzana, Riefenstahl defendió públicamente a Hitler.
Durante su estancia en Estados Unidos, Riefenstahl se reunió con importantes figuras como Henry Ford, fundador de la compañía de automóviles Ford, o Avery Brundage, presidente del COI. Aunque fue invitada a Hollywood, la persecución hacia los judíos en Alemania tras la Noche de los Cristales Rotos provocó una fuerte presión de la liga antinazi a los medios estadounidenses, lo que hizo que ninguna figura del cine la apoyase públicamente, aunque en privado si admitiesen su talento artístico y el valor del documental 'Olimpiada'.
Intentó negociar con Louis B. Mayer, fundador de la Metro-Goldwyn-Mayer, y se reunió con Walt Disney, que le hizo un tour de tres horas por sus estudios y le mostró cómo se estaba produciendo 'Fantasía', uno de sus largometrajes más alabados. Aunque Disney sí la recibió, cortésmente rechazó convertirse en su aval para lograr entrar en Hollywood.
Las consecuencias de su colaboración
Tras su fallida gira por Norteamérica, Riefenstahl volvió a Alemania, donde, realmente, no llegó a trabajar como directora de cine hasta pasada la Segunda Guerra Mundial. Tras estallar el conflicto bélico, se convirtió en reportera de guerra para el régimen nazi. El 1 de septiembre fue fotografiada en Polonia vestida de uniforme militar y con una pistola en el cinturón y al lado de soldados alemanes. En sus memorias, la realizadora afirma que quiso intervenir, pero que un soldado alemán le amenazó con dispararle si se entrometía.
Aunque fue testigo de la matanza a civiles polacos, Riefenstahl negó posteriormente que supiese que las víctimas fuesen judíos. Imágenes de ella con gesto incómodo se pueden ver actualmente. Pese a dicha cara de incomodidad, lo cierto es que, en octubre de 1939, volvió a Polonia, esta vez ocupada, para filmar el desfile de la victoria de los nazis en Varsovia. Tras ello, se marchó del país y no hizo ninguna película más relacionadas con el régimen de Hitler.
Eso no quiere decir que dejase de tener simpatías con el régimen dictatorial alemán. Es más, tuvo muy buena relación con Albert Speer, uno de los arquitectos del régimen y ministerio de Armamento y Guerra del Tercer Reich, fue amiga de Rudolf Hess y también de Hitler, al que en 1940 le escribió un extenso telegrama felicitándole por haber ocupado París. Sin embargo, tuvo una relación hostil y una declarada animadversión a Joseph Goebbels. Y, aunque en 1944 se distanció de Hitler tras la muerte de su hermano en el frente ruso, su estrecha relación marcaría su vida después de que Alemania perdiese la Guerra.
'Tierra baja', la película maldita
Al acabar la guerra, llegó el momento de la revancha y Leni Riefenstahl fue perseguida por el gobierno francés, que la dejó en la miseria económica. Fue enjuiciada por su colaboración el nazismo, se le quitaron todos sus bienes y fue recluida en un manicomio para "desnazificarla". Pese a las claras evidencias de colaboración, lo cierto es que Riefenstahl nunca perteneció al partido nazi y declaró que sus películas, pese a sus evidentes intenciones propagandísticas a favor de Hitler, fueron encargos del régimen y que ella "había cumplido" con las directrices exigidas por parte de Goebbels y que no hacían referencia a sus convicciones personales. Tras una ardua investigación, se decidió no actuar contra ella al ser considerada sólo "una simpatizante" del régimen nazi.
Sin embargo, nunca se pudo quitar el estigma del nazismo. De hecho, la hemeroteca de sus declaraciones antes de la Segunda Guerra Mundial muestra su clara afinidad con las ideas de Hitler. Cierto es que, durante el conflicto, Riefenstahl no hizo ninguna película de propaganda. Es más, su último largometraje fue 'Tierra baja', su proyecto soñado y que se alejaba del cine de propaganda. En 1940 empezó a rodar la cinta en España, territorio neutral durante la Segunda Guerra Mundial, aunque con clara amistad con las Potencias del Eje. Aunque el país vivía una dura y represiva posguerra bajo el régimen dictatorial de Franco, para Riefenstahl era considerado un remanso de paz.
Sin embargo, el rodaje en España duró poco, por sucesos relacionados con la guerra, tuvo que marcharse a cambiar los Pirineos por los Alpes, rodando la cinta entre Italia y Alemania. Debido a varios problemas de producción, la cinta, aunque se terminó de rodarse en 1944, no pudo estrenarse hasta 1954, con la guerra ya finalizada. Pero la polémica con 'Tierra baja' vino de varios frentes, porque Riefenstahl utilizó de extras gitanos que estaban prisioneros en campos de concentración y que, tras el rodaje, fueron enviados a Auschwitz. Se estima que en la Segunda Guerra Mundial fueron exterminados entre 220.000 y 500.000 gitanos.
La reconversión en fotógrafa
Aunque quedase exculpada de haber participado en los crímenes cometidos por el nazismo, Leni Riefenstahl quedó marcada. Estrenar 'Tierra baja' ya de por sí costó, pese a ser considerada una película de una calidad exquisita y de haber tenido el apoyo abierto del cineasta francés Jean Cocteau, que quiso exhibirla en el Festival de Cannes ya que era el presidente del jurado de ese año. Sus intentos por haber cine quedaron enterrados, estuvo a punto de hacer un filme conjunto con Cocteau que analizaba la relación amor-odio que han tenido históricamente Francia y Alemania pero la muerte de Cocteau en 1963 tiró abajo el proyecto, también se estuvo a punto de hacer una adaptación musical para teatro de 'La luz azul' en el Reino Unido, pero se canceló.
A finales de la década de los 50 ya empieza a perfilarse como fotógrafa. Riefenstahl se interesó por África tras leer 'Las colinas verdes de África' de Ernest Hemingway y tras apreciar las fotografías de George Rodger. En 1956, la directora visitó Kenia por primera vez y luego Sudán, donde conoció a las tribus Nuba, a los que dedicó buena parte de su trabajo como fotógrafa. Su trabajo fue expuesto en varias salas de exposición del mundo y, una vez más, volvió a lograr el reconocimiento de la crítica, a excepción de figuras como Susan Sontag, que vio que, de forma más sutil, que Riefenstahl alaba a las tribus Nuba como "los arios perfectos". Su relación con las tribus Nuba y con el continente africano fue muy fuerte.
Sus trabajos se titularon 'El último de los Nuba' y 'El pueblo Nuba de Kau' y se publicaron entre 1974 y 1976. Logró la medalla de oro por el mejor logro fotográfico en 1975 por parte del club Art Directors de Alemania. Fotografió las Juegos Olímpicos de Múnich de 1972 y también hizo una sesión de fotos a Mick Jagger y su esposa Bianca para The Sunday Times. Posteriormente, Riefenstahl hizo fotografías a varios artistas de Las Vegas y fue invitada de honor en los Juegos Olímpicos de 1976 en Montreal.
La veterana submarinista
Convertida ya en una prestigiosa fotógrafa, Leni Riefenstahl empezó a ser valorada como cineasta, pese al repudiable mensaje que contenían sus películas. Sin embargo, para Riefenstahl quedaba un reto más. Con 76 años, la directora decidió empezar a practicar submarinismo. En 1978 publicó sus primeras fotografías subacuáticas en un libro titulado 'Jardines de coral'. En 1990 publicó otro libro más sobre las bellezas que esconden las profundidades del mar, 'Maravillas bajo el agua'. Con 90 años, Riefenstahl siguió practicando submarinismo y fotografiando las zonas más misteriosas del océano. Por ello, fue reconocida como una de los buzos más longevos del mundo.
Tal fue su amor por los océanos, que en 2003 estrenó lo que sería su último trabajo cinematográfico, 'Impresiones bajo el agua', que dirigió con 100 años de edad. El documental de 45 minutos que ahonda en la flora y fauna de las profundidades marinas y que se considera su testamento cinematográfico, además de mostrar su concepto de arte: La búsqueda de la belleza en las imágenes, por encima de todo.
Su amor por África y miembro de Greenpeace
Su contacto con las tribus Nuba despertó su pasión por África. Entre sus últimos intentos de realizar cine estuvo un proyecto titulado 'The Black Cargo', que iba a mostrar la realidad de la esclavitud moderna en África. En su recorrido por el continente, tuvo un accidente de camión, lo que le llevó a estar ingresada en un hospital de Nairobi. Su dedicación por los Nuba hizo que recibiese la ciudadanía de Sudán como muestra de gratitud por los servicios prestados al país, convirtiéndose en la primera persona extranjera en lograrlo. En 2000, Riefenstahl sobrevivió a un accidente de helicóptero en Sudán, país al que regresó para conocer el destino de sus amigos, las tribus Nuba, durante la Segunda Guerra Civil Sudanesa. Una vez más, sobrevivió a un accidente que casi le cuesta la vida.
Su entrega por África y por las maravillas del mar y los océanos, llevaron a Riefenstahl a convertirse en miembro de Greenpeace a los 93 años. Sus últimos años de vida los dedicó a luchar a favor del medio ambiente y las bellezas de la naturaleza.
Los logros históricos de una mujer polémica
Pocas mujeres en el cine han sido tan aplaudidas y, a la vez, tan denostadas como lo fue Leni Riefenstahl. Mark Cousins, analista de historia del cine, comparó a Riefenstahl con Orson Welles y Alfred Hitchcock. "Fue la directora occidental con más talento técnico de su época", escribió. Hal Erickson, del New York Times, admitió que "la cuestión judía" no era mencionada en 'El triunfo de la voluntad', su trabajo más propagandístico y más relacionado con el nazismo. Judith Thurman, del New Yorker, afirmó que "la maestría de Riefenstahl rara vez ha sido cuestionada, incluso por aquellos críticos que desprecian el servicio que prestó. Fue una mujer joven obsesionada con el estilismo, la belleza los cuerpos en movimiento, especialmente los de los bailarines y los atletas".
Eso provoca que Riefenstahl se convierta en una imagen incómoda del feminismo, ya que ha sido alabada varias veces, precisamente, por haber hecho historia, como mujer, en el cine, logrando hazañas que, incluso en la actualidad, aún no se han superado. Pauline Kael, crítica de The New Yorker, consideró 'El triunfo de la voluntad' y 'Olimpiada' como "las dos mejores películas jamás dirigidas por una mujer". Charles Moore, de The Daily Telegraph, dijo que fue "la directora, la mujer, con más talento del siglo XX". El autor Richard Corliss escribió en la revista Time, de la que Riefenstahl fue portada en 1936, que la cineasta impresionó por, siendo una mujer, haber sido directora, productora, guionista y montadora, todo ello en los años 30.
Además, es, de forma incómoda, otro ejemplo de mujer liberada. Se casó y divorció de un oficial de la Wehrmacht, Peter Jacob, y, posteriormente, inició un largo y sólido noviazgo con el camarógrafo Horst Kettner, un hombre 40 años más joven que ella y al que conoció durante su trabajo en África y que estuvo con ella hasta su muerte en 2003. Nunca siguió las directrices de las mujeres de la época. Rebelde y tildada de femme fatale, fue acusada de ser la amante de Hitler, como también "la puta de los nazis", aunque Riefenstahl siempre lo negó y demandó a todo aquel que, meramente, lo insinuase.
Verdades, mentiras y muchos claroscuros
Sin duda, personaje polémico, sobre Leni Riefenstahl siempre ha habido un cúmulo de verdades y embustes. Rodeada de rumores y exageraciones, la propia realizadora forjó su leyenda ambigua con unas memorias contradictorias en las que no se sabe hasta qué punto lo que narra es cierto y qué es mero engaño. Por un lado, es cierto que nunca fue miembro del partido nazi y que, tras exculpada mediante un juicio justo, ganó más de 50 demandas por difamación. También es cierto que condenó los crímenes del Holocausto y que alegó no saber nada del exterminio de más de seis millones de judíos y de millares de gitanos, homosexuales y disidentes políticos.
Sin embargo, también es cierto que, aunque la justicia la declarase inocente, es imposible negar sus afinidades con el nazismo y de los autores de los mayores horrores causados a la Humanidad en la historia, como bien muestran las hemerotecas de sus propias declaraciones, así como también sus contradictorias memorias, en las que explicó el horror que le causó conocer todas las atrocidades que cometió el nazismo y el fascismo ("Fue la mayor catástrofe de mi vida"), pero también no esconde su amistad con Hitler ("Le obligaron a invadir Polonia").
Su vida, hasta sus últimos días, estuvo marcada por la ambigüedad y la controversia. Sus últimas palabras sobre su relación con Hitler las dio en una entrevista para la BBC, en 2003: "Yo fui uno de esos millones de personas que pensaron que Hitler tenía todas las respuestas. Sólo vimos las cosas buenas, ignoramos todo lo malo que vino después". Nunca pidió perdón (según ella: "¿Pero qué fue lo que hice?"), lo más cercano a ello fue cuando la justicia le obligó a reconocer los crímenes que cometió el nazismo contra el pueblo gitano, en relación a los extras que aparecieron en su película 'Tierra baja' y que aparecieron en un documental de Nina Gladitz, en el que se le acusó de crímenes del Holocausto. Finalmente, la justicia le dio la razón a ambas, por un lado obligó a pedir perdón a Rienfenstahl, que tuvo que decir que reconocer que el pueblo gitano fue torturado y masacrado, por otro, se obligó a Gladitz a reconocer que Riefenstahl sí sabía que los gitanos vivían en campos de concentración pero que desconoció completamente que fueron enviados al campo de exterminio de Auschwitz después de terminar el rodaje.
El biopic imposible
Con todos estos datos, una película o serie sobre su vida llamaría la atención tanto a público como crítica, pero es un proyecto demasiado arriesgado tanto para la industria norteamericana como para la europea. Ya en 2002, un año antes de que la directora muriese, cuando Leni Riefenstahl vino a Sevilla para el homenaje que el Festival de Cine Europeo de la capital andaluza le dedicó a su obra documental y en el que aprovechó para mostrar su trabajo en África, hubo una fuerte polémica por parte de algunos grupos políticos. IU pidió que se quitaran todas las subvenciones al festival por el pasado nazi de la cineasta y hubo varias protestas de asociaciones gitanas.
Durante sus últimos años de vida, se intentó producir un biopic sobre su vida y obra. Ya en 1993 hubo un primer acercamiento con el documental 'The Wonderful, Horrible Life of Leni Riefenstahl', de Ray Müller, que fue nominado a siete premios Emmy y logró uno. Otro documental salió en 2000, 'Leni Riefenstahl: Her Dream in Africa', sobre su regreso a Sudán. Se sabe que se estaba trabajando en un biopic hollywoodiense con Jodie Foster como protagonista. Riefenstahl era admiradora del cine de la protagonista de 'El silencio de los corderos' pero no aprobó el proyecto ya que no "contaba la verdad" sobre su vida. Además, aunque admiraba a Foster, Riefenstahl quiso que la interpretase Sharon Stone. Finalmente el proyecto se desestimó.
En 2007, muerta ya Riefenstahl, se supo que el guionista británico, Rupert Walters estaba escribiendo un guion para producir la película y que, de nuevo, contaría con Jodie Foster con el papel protagonista. Lo difícil que era diferenciar entre la admiración de su obra y condenar sus ideas políticas hizo que el proyecto se descartase. Paul Verhoeven y Steven Spielberg también quisieron hacer una película sobre Riefenstahl, pero tampoco llegaron a atreverse. El último fue Steven Soderbergh, que en 2011 reveló que había estado trabajando durante seis meses en una película sobre la vida de la directora de 'Olimpiada' pero que, finalmente, lo descartó por problemas de perspectiva comercial. Sin lugar a dudas, muy complicado es adentrase en una figura polémica como Riefenstahl.
Lo más cercano a ello fue el biopic 'El héroe de Berlín', que narraba las hazañas olímpicas de Jesse Owens y en el que apareció la neerlandesa Carice van Houten como Leni Riefenstahl, mostrando una imagen más comprensiva de la directora, haciendo especial hincapié en sus fuertes conflictos con Goebbels y mostrando cómo la directora filmó a todos los atletas y, especialmente, a Owens. Una vez más, ese retrato, aunque más amable, sacó la verdadera ambición de la cineasta: La búsqueda de la belleza en la imagen, por encima de todo.