"La gente más triste es la que siempre intenta hacer reír a los demás. Porque esa gente sabe lo que es sentirse vacío y no quieren que nadie se sienta así". De esta manera definía el bueno de Robin Williams su trabajo: "hacernos reír, incluso cuando él no podía". Pocos nombres propios de Hollywood han conseguido sacarnos una sonrisa como la hacía Williams.
Por eso, vamos a rendirle este homenaje a uno de los cómicos que ha marcado la infancia de toda una generación, además de otras nueve personas cuya vida estuvo llena de altibajos; muchas de ellas han sido la fuente de risa de muchos niños, niñas y adultos, pero su vida privada escondía más de un secreto que no habría hecho reír a nadie. Este es nuestro repaso a los cómicos marcados por la tragedia.
Un hombre muy especial
Robin Williams es uno de esas personas que se merecen un biopic, pero en su defecto también podemos disfrutar de su documental: 'En la mente de Robin Williams', un vistazo a la mente de uno de los hombres más graciosos y tristes de la industria del cine. Un payaso que lloraba por dentro, pero que nunca dejó de sacarnos una risa.
Cómicos marcados por la tragedia
Robin Williams
'Flubber', 'Jumanji', 'Señora Doubtfire', 'El club de los poetas muertos' o 'El indomable Will Hunting' son algunos de los títulos que han definido la carrera de un actor que llegó a nuestras vidas con la intención de regalarnos sonrisas, sin tapujos y sin necesidad de contarnos historias lacrimógenas, con su talento para la comedia y un corazón enorme, Robin williams se convirtió en el payaso favorito de una generación.
Porque, ya fuera acompañado de un moco verde, encerrado en un juego de mesa o vestido de anciana, Robin Williams consiguió darnos lecciones de vida, incluso cuando el actor atravesaba algunos de sus momentos más oscuros. Los últimos años de Williams estuvieron marcados por la depresión, la demencia y el Parkinson, que degeneró en un enfermedad rara conocida como "cuerpo de Lewy".
El actor convivió con la depresión durante años. Esta lo empujó a las drogas y durante los 80, Williams fue adicto a la cocaína y el alcohol, sustancias que no hicieron más que empeorar su salud mental y física. A pesar de alcanzar la sobriedad décadas después, el 11 de agosto de 2014 el actor perdió la batalla contra la depresión y la demencia y se quitó la vida dejándonos a los 63 años. Su recuerdo, sin embargo, vivirá para siempre.
John Belushi
Durante sus años de adicción a las drogas, Robin Williams compartió su depresión y consumo de cocaína con otro gran cómico marcado por la tragedia: John Belushi. Belushi es uno de los mayores exponentes de la comedia gamberra ochentera, el actor protagonizó títulos inolvidables como 'Desmadre a la americana' o 'Blues Brothers', cinta que coprotagonizó con otro gran cómico de la década, Dan Aykroyd.
El actor saltó a la fama en 'Saturday Night Live', pero a pesar de gozar de una carrera exitosa, Belushi no pudo evitar caer en una depresión que le empujó a las drogas. Su imagen pública de gamberro "busca-líos" no tenía comparación con lo que el actor hacía en la privacidad: concursos de esnifar cocaína, destrozar hoteles y consumir drogas en directo durante la emisión de 'SNL'. El alocado ritmo de vida de Belushi terminó en tragedia en 1982, cuando murió de una sobredosis de speedball, una mezcla de heroína y cocaína, que se inyectó directamente en vena.
Muchos fans recordarán a este actor como el alma de algunas de las fiestas más salvajes de Hollywood, pero detrás de cada borrachera y durante los días de resaca, el actor estuvo solo, lo que alimentó su sensación de vacío, encerrándolo en un círculo vicioso que le costó la vida.
Chris Farley
Chirs Farley fue otro alumno de 'Saturday Night Live' cuya vida estuvo marcada por la tragedia. Este cómico destacó durante la década de los noventa, protagonizando películas familiares como 'La salchicha peleona', 'Los caraconos' o 'Wayne's World'. Sin embargo, detrás de esta imagen de adorable tontorrón se escondía otro adicto a las drogas, sustancias que empeoraron su enfermedad cardíaca.
La carrera de Farley descarriló después de que fuera despedido de 'SNL', junto a su compañero y gran amigo Adam Sandler. Farley no consiguió recomponerse y, a pesar de disfrutar de su éxito en la gran pantalla, el actor nunca volvió a ser el mismo. Después de varias semanas de fiestas ininterrumpidas, Farley murió a la joven edad de 33 años, debido a una combinación de su abuso de la morfina y su sobrepeso, condición que terminó con su vida después de que su corazón no pudiera aguantar tal ritmo de vida.
Richard Pryor
Pryor es considerado por muchos el mejor cómico de stand-up de toda la historia. Su éxito como monologuista lo llevó a la gran pantalla, protagonizando cintas como 'Superman III', 'El expreso de Chicago' o 'No me chilles que no te veo'. Su talento también le llevó a trabajar con cineastas como David Lynch, director con el que compartió set de rodaje en 'Carretera perdida'.
La vida de Richard Pryor estuvo marcada por la tragedia casi desde de su nacimiento, el cómico creció en un seno familiar disfuncional, hijo de una prostituta y un proxeneta. Cuando solo tenía 7 años, Pryor fue víctima de abusos sexuales y maltrato físico y psicológico y el actor dejó los estudios a los 14 años. Durante su juventud, el cómico cayó en la drogadicción, lo que empeoró su salud mental. Según su gran amigo, el productor David Banks, Pryor sufría de personalidad múltiple y en 1980 intentó suicidarse: después de haber consumido cocaína, el actor se roció de alcohol y se prendió fuego.
Sorprendentemente, el cómico sobrevivió, y utilizó su comedia como terapia. En sus monólogos, Pryor describió su dura infancia, utilizando el humor negro para representar las adversidades a las que se enfrentó en su vida. Su comedia también estaba marcada por un fuerte aspecto racial, Pryor era famoso por utilizar la palabra "nigger" en sus monólogos, algo completamente controvertido, especialmente en la década de los 70 y 80. A pesar de haber sufrido un dolor físico y emocional devastador, Pryor superó sus adversidades y falleció de un infarto a los 63 años. Su lucha constante contra sus propios demonios es todo un ejemplo de superación.
Stephen Fry
Stephen Fry no solo es uno de los cómicos británicos más famosos de la historia, también es una de las caras para la normalización del trastorno bipolar. El actor ha lidiado con esta enfermedad durante toda su vida, en un esfuerzo por mantener su cordura y su vida en orden y luchando contra varios intentos de suicidio. Fry también tuvo que mantener su homosexualidad en secreto, enclaustrado en la conservadora clase alta británica. Además, Fry lleva luchando contra el cáncer de próstata desde 2018.
A pesar de haber tenido que luchar contra su enfermedad mental y sus propios problemas, este intérprete inglés nunca ha dejado su vena cómica atrás y siempre ha sido un gran representante del colectivo LGBT, además de un gran adalid en defensa de la normalización de las enfermedades mentales. También ha sido un gran impulsor de las campañas en defensa de la cultura y promoción de la lectura de los más pequeños, siendo el narrador de 'Pocoyo' en su versión en inglés.
Whoopi Goldberg
Probablemente la mejor cómica de la historia, Whoopi Goldberg también ha tenido que lidiar con sus propias tragedias más allá de su carrera como actriz y presentadora de televisión. En su infancia, Goldberg combatió la dislexia y en su juventud la actriz luchó contra la drogadicción durante años, durante un segmento de su programa 'The View', Goldberg llegó a compararse con Charlie Sheen: "Yo era una drogadicta funcional, iba a trabajar porque sabía que si no lo hacía mucha gente perdería sus trabajos y yo no podría comprar más drogas".
Durante su juventud, la actriz estuvo a punto de morir de una sobredosis: "Mojé la cama, me hice caca encima, tuve mucho miedo. Toqué fondo, pero eso fue hace mucho tiempo". La actriz, también perdió a su hermano debido a un aneurisma cerebral y, durante su juventud, antes de saltar a la fama, cuando los papeles de comedia escaseaban para mujeres negras, Goldberg se planteó abandonar la interpretación y trabajó como maquilladora de cadáveres en una funeraria.
Años después, la actriz superó todas su adversidades y, a día de hoy, es una de las pocas mujeres que ha ganado un EGOT (Emmy, Grammy, Oscar y Tony).
Rick Moranis
Al igual que Robin Williams, y otros muchos compañeros de oficio, Rick Moranis es recordado como una de esas personas capaces de sacar una sonrisa a cualquiera con tan solo hacer una mueca. El actor fue el "hombre bajito" de algunos de los éxitos más famosos de los 80 y los 90: 'Los Cazafantasmas', 'La pequeña tienda de los horrores', 'La loca historia de las galaxias' o 'Cariño, he encogido a los niños'.
A pesar de tener una vida ordenada y feliz, la tragedia azotó a Moranis en 1991, cuando su mujer (Anne Moranis) perdió la batalla contra el cáncer de mama, después de que la enfermedad se expandiese a su hígado. Tras el fallecimiento de su esposa, el actor abandonó la interpretación y se recluyó en su casa de Canadá para centrarse en su vida familiar, cuidando de sus hijos. Moranis no ha vuelto a ser visto en público ni ha participado en ningún proyecto hollywoodiense y tampoco ha sido visto con otras mujeres.
John Candy
John Candy es otro de los muchos cómicos canadiense que marcó a una generación, ya fuera por sus interpretaciones o por sus monólogos. El actor trabajó en títulos de comedia como 'La loca historia de las galaxias' o 'Mejor solo que mal acompañado', 'Un, dos, tres... Splash'; además de otros proyectos fuera de la comedia como 'JFK' de Oliver Stone.
A pesar de haber abusado del alcohol y el tabaco, y ciertos rumores acerca de su relación con la cocaína, Candy nunca fue conocido por ser un hombre demasiado fiestero, al menos después de su matrimonio y el nacimiento de sus hijos. Sin embargo, sus excesos de juventud le pasaron factura en su madurez, Candy murió a los 43 años a causa de un infarto. A día de hoy, el actor sigue siendo recordado como uno de los hombres más graciosos de Hollywood.
Kelsey Grammer
La carrera de Kelsey Grammer no solo se ha desarrollado en la gran pantalla, el actor fue un icono de la televisión americana gracias a su rol como el Dr. Frasier Crane en series como 'Cheers' o 'Frasier', o su papel de actor secundario Bob en 'Los Simpson'.
Sin embargo, a pesar de su éxito y su indudable sentido del humor, la vida de Grammer ha estado marcada por la tragedia. Su padre murió en un tiroteo cuando solo tenía 11 años y su hermana fue secuestrada, violada y asesinada por cuatro hombres en 1975, Grammer fue el encargado de identificar el cadáver de su hermana, que había sido desfigurada después de múltiples puñaladas en todo el cuerpo. La muerte de su hermana lo empujó al alcoholismo.
A pesar de haberse recuperado, el horror volvió a golpearle cuando sus hermanos murieron en un accidente de submarinismo. Tiempo después, su mejor amigo, David Angel, el productor de 'Frasier', murió durante los atentados del 11 de septiembre en Nueva York.
Jim Carrey
A pesar de ser uno de los actores de comedia mejor pagados de los 90, Jim Carrey empezó su vida profesional como bedel de instituto, limpiando los pasillos del centro estudiantil que tuvo que abandonar para apoyar económicamente a su familia que había perdido su hogar y se encontraba viviendo en una furgoneta. Además, el actor ayuda a su madre en su lucha contra su adicción a los calmantes, tal y como recogió People.
Por otro lado, Carrey también ha tenido que lidiar con depresión, y aunque asegura que lleva años sin tomar su medicación, la vida del actor se ha visto truncada por la muerte de su ex-novia, la cual dejó una nota de suicidio en la que la joven aseguraba que "no estaba hecha para este mundo".
Carrey ha tenido que luchar contra sus propios demonios desde joven, pero eso no ha evitado que el actor sea una de las estrellas mejor pagadas de los noventa y un auténtico icono de la comedia.
