Está claro que en estos últimos años se ha creado una escisión cualitativa abismal entre las dos majors del cine de animación norteamericano: por un lado tenemos a Pixar, ganadora de cinco de las nueve estatuillas a Mejor Película de Animación desde la creación de dicha categoría en 2001, tres de las cuales han sido consecutivas ('Ratatouille', 'Wall-E', 'Up'), mientras que por el otro tenemos a Dreamworks, cuyo último hito podríamos decir que fueron las dos primeras entregas de 'Shrek', pero que desde entonces nos ha brindado títulos más bien olvidables como 'Bee movie', 'Madagascar 2' o 'Monstruos contra alienígenas', siendo quizá 'Kung Fu Panda' su último título rescatable.
Así como Pixar ha optado por un cine de animación maduro que pretende trascender la etiqueta de animado, en los últimos años Dreamworks ha enfocado abiertamente sus propuestas hacia el público infantil. Por suerte, 'Cómo entrenar a tu dragón', basado en la obra de Cressida Cowell, resulta ser una entretenida excepción a dicha regla, ofreciéndonos un producto que, a pesar de lo trillado de su premisa inicial (la cual nos remite a títulos que van desde 'Dumbo' a 'Ratatouille') y de no alejarse en demasía de las pautas establecidas por el sello en estos últimos tiempos, sí que parece haber madurado bastante más tanto sus historias como a sus personajes protagonistas.
Todo hay que decirlo, si algo cabe destacar por encima de todo de 'Cómo entrenar a tu dragón' es el delicioso personaje de 'desdentao', dragón negro a imagen y semejanza de los felinos domésticos, y que sin duda se va a convertir en uno de los peluches más vendidos del año, pues la habilidad con la que los técnicos de Dreamworks han conseguir transmutar las entrañables costumbres gatunas a su dragón es simplemente abrumadora.
Más allá de dichos encantos, cabe reconocerle a Dean DeBlois y Chris Sanders, tándem que ya trabajara conjuntamente en Lilo & Stich', la habilidad de no infantilizar en exceso a sus protagonistas, logrando con ello captar tanto la atención del público menudo como del adulto, en un film terriblemente entretenido y dinámico, repleto de sorprendentes secuencias de acción, risas, un 3D al servicio de la historia y no a la inversa, y una inevitable moralina de turno -casi- carente de edulcorante, cosa que siempre es de agradecer.
Obviamente, 'Cómo entrenar a tu dragón' no pretende emular la poesía visual de Pixar ni mucho menos, pero esta vez cabe reconocerle a Dreamworks el hecho de ofrecernos un producto redondo en cuanto a entretenimiento se refiere, cosa que en los últimos tiempos había distado mucho de conseguir.
Verdaderamente recomendable (sobretodo para aquellos que tengan un gato en casa).