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CRÍTICA

'Marco': Crónica de una mentira

Crítica de 'Marco', dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño, escrita por Arregi, Garaño, Jose Mari Goenaga y Jorge Gil Munárriz. Protagonizada por Eduard Fernández. Presentada en la sección Horizontes del 81 Festival de Venecia. Basada en hechos reales.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 8 de Noviembre 2024 | 09:26
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Imagen de 'Marco'
Imagen de 'Marco' (BTeam Pictures)

Dijo el poeta inglés Alexander Pope: "El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera". Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, los Moriarti, prosiguen en su espléndida filmografía ampliando horizontes. Tras ese juego claustrofóbico que fue 'La trinchera infinita' se atrevieron a retratar la delicadeza de la moda en la serie 'Cristóbal Balenciaga'. Ahora diseccionan la cronología de una gran mentira con 'Marco'.

Presentada en la sección Horizontes del 81 Festival de Venecia, donde ya causó sensación, se trata de una historia real, la de Enric Marco. Quien fuese uno de los rostros más importantes de la Asociación Española de Víctimas del Holocausto fue un completo embustero. Nacido el 12 de abril de 1921, fingió ser una de las víctimas y testigo de lo sucedido, cuando, en realidad, llegó a ser un trabajador voluntario para el régimen nazi que lideró Hitler.

Escena de 'Marco'
Escena de 'Marco' (BTeam Pictures)

'Marco' es más que la crónica de una mentira o el retrato de un despiadado megalómano. Bajo la dirección de Arregi y Garaño, dado que Goenaga se queda en la labor del guion junto con sus compañeros y Jorge Gil Munárriz, los cineastas crean un tenso thriller en el que, como la vida misma, hay secuencias que invitan al entretenimiento. Los cineastas saben recrear cómo Marco cautivaba a aquellos que lo escuchaban, cómo iba creándose un relato para alimentar un ego herido desde la más tierna infancia.

Aunque, por supuesto, se da un origen al afán de protagonismo, los Moriarti nunca justifican sus actos. Ahora bien, es fascinante cómo el desenmascaramiento del embustero provoca una incómoda reflexión muy propia de la época que se está viviendo: lo que importa es el relato, quizás no tanto la verdad. Precisamente, Enric Marco era uno de los mejores narradores del infierno que se vivió en los campos de concentración... quizás porque no lo vivió.

Escena de 'Marco'
Escena de 'Marco' (BTeam Pictures)

Claude Lanzmann, en esa obra maestra llamada 'Shoah', supo reflejar con sumo detalle el dolor de las víctimas a través de sus testimonios sobre el exterminio de las comunidades judías durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, de la misma manera que era un duro largometraje en el que se evidenciaba que no hacía falta ser explícito para comprender el dolor que había tras ese sufrimiento, podía verse lo complicado que era para aquellos que vivieron ese infierno en vida lo que era rememorarlo.

Un fascinante thriller que refleja una incómoda verdad sobre la realidad actual

No era el caso de Enric Marco, quien le dotaba a sus relatos de un tono épico que lograba arrancar lágrimas entre sus oyentes. De ahí, el reflejo de una incómoda situación: de cómo un mentiroso es capaz de transmitir el horror de algo que no ha vivido de una manera más eficaz que la de un auténtico superviviente, quien todavía tiene una herida difícil de verbalizar. Asimismo, es el retrato de cómo la victimización (algo tan propia de esta época también) alimenta de manera peligrosa el ego de un megalómano.

Escena de 'Marco'
Escena de 'Marco' (BTeam Pictures)

Los Moriarti realizan un duro largometraje que muestra a Marco al desnudo, no tienen condescendencia con él. Eso sí, reconociendo su habilidad como 'encantador' a la hora de provocar que sus mentiras parezcan verdades. Saben tomar distancia en una historia que hiela la sangre por estar basada en hechos reales. Eso sí, nada de este thriller con cierto aroma a ópera bufa hubiera sido posible sin la magistral interpretación de Eduard Fernández. Ganador ya de tres Premios Goya (sólo uno en la categoría de mejor actor principal), el barcelonés tiene todo el derecho del mundo a obtener un cuarto galardón (con la única contra de tenerse a sí mismo como competidor principal por su cuidado papel en 'El 47').

A pesar de que, en 'El 47', Fernández se aseguraba nominación, es con 'Marco' donde se muestra que es la interpretación masculina del cine español de este año. Su manera de naturalizar al personaje, su mirada de cómo el embustero termina siendo víctima de su propia mentira, la forma infantil de ser incapaz de sentir algo tipo de culpa cuando es descubierto. Fernández está espléndido. Por supuesto, aplauso también para Nathalie Poza, con un papel nada sencillo, el de la esposa que decide apoyar a su marido hasta las últimas consecuencias, y cuya presencia también augura una carrera en la categoría femenina de reparto en los Goya interesante.

'Marco' es un magnífico drama histórico que, además, termina convertido también en un incómodo retrato del cinismo de la época contemporánea, en el que el relato 'mata' al dato y en el que importa más la emoción que se transmite a reflejar el trauma de la auténtica verdad. Por otro lado, está la lectura positiva de que el desenmascaramiento sigue siendo esencial para romper con ese peligroso leimotiv. Un largometraje con el que los Moriarti continúan demostrando su genialidad, la cual no parece tener límites hasta el momento.

8
Lo mejor: La incómoda sensación que produce ver que la historia de este embustero bien puede ser una parábola de una sociedad que prefiere el relato al dato.
Lo peor: Su ejecución es más clásica de lo que fueron 'La trinchera infinita' o 'Handia'.