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1977 fue la fecha en la que Jim Henson consiguió, al fin, cerrar un trato con Brian Froud para llevar a cabo una adaptación cinematográfica del imprescindible 'The Land of Froud'. Sin embargo, tuvieron que pasar cinco años hasta que 'Cristal oscuro' viera finalmente la luz. Un trabajo que, en cualquier caso, finalizó con la mejor de las sensaciones para un Henson que, tras el estreno de la cinta, la definió como toda una obra de arte. No le faltaba razón.

No fuimos pocos los niños que tuvimos auténticas pesadillas con los skeksis, los terribles enemigos de los protagonistas de 'Cristal oscuro'. Ahora que ya lo hemos superado, más o menos, nos sorprende descubrir que Jim Henson los creó como una especie de representación de los siete pecados capitales: Lujuria, Pereza, Gula, Ira, Envidia, Avaricia y Soberbia. Aunque, si habéis revisado la película recientemente, os daréis cuenta de que los skeksis supervivientes eran nueve, por lo que Henson tuvo que añadir dos pecados más para que salieran las cuentas.

Si antes hablábamos del cariño con el que fue recibida en Francia y Japón, ahora toca mirar el otro lado de la balanza. Y es que, tras un visionado previo, 'Cristal oscuro' fue prohibida en los países de religión musulmana ya que consideraban que su contenido era un sacrilegio contra la fe islámica. ¿Resultado? Sin medias tintas: todas las copias que estaban circulando en lengua árabe y persa fueron destruidas por los profesionales de la censura.

Debido a la presencia constante de artistas del circo a lo largo del rodaje de 'Cristal oscuro', petición de sus responsables para dotar de vida a este universo de la mejor manera posible, era muy normal encontrar a numerosos mimos por el plató. Una situación que terminó siendo clave para la película en el momento en el que Brian Froud observó a uno de ellos, llamado Robby Barnett, andando tranquilamente con unos enormes zancos bajo su disfraz.

Froud, con la imaginación siempre a punto, decidió sumar dos zancos más para los brazos y dar forma a las criaturas encargadas de transportar a los protagonistas durante alguno de los tramos de la película. Genialidad.

Los inolvidables soldados Garthim son otros personajes absolutamente inolvidables que nos regaló 'Cristal oscuro'. Sin embargo, las personas que debían meterse dentro de esos disfraces cada día del rodaje no es probable que los recuerden con tanto cariño. Ni mucho menos. Y es que, atención, los trajes pesaban cerca de 27 kilos, una carga tan brutal que, para facilitar el día a día de los intérpretes, se elaboraran unos percheros especiales para colgarlos con el actor correspondiente dentro. Una manera de descansar tan atípica como efectiva.

Más allá de la taquilla, lo más 'doloroso' alrededor de 'Cristal oscuro' tras su llegada a los cines fue la falta de atención y cariño de gran parte de la crítica. Y es que, en multitud de medios especializados, la película fue considerada demasiado adulta para su (supuesto) público objetivo, los niños, así como excesivamente compleja, oscura, repulsiva y tenebrosa. Con el paso del tiempo, afortunadamente, la cinta sumó muchísimos adeptos, siendo considerada, actualmente, la obra cinematográfica más incomprendida de Jim Henson.

'El violinista en el tejado', 'La Huella', 'El hombre que pudo reinar', 'Oliver' o 'El mago', son solamente cinco de las películas más destacadas en la carrera de Oswald Morris, uno de los mejores directores de fotografía de la historia del séptimo arte. Su trayectoria, repleta de grandes éxitos artísticos, finalizó precisamente con 'Cristal oscuro', cinta tras la que decidió jubilarse.

Jim Henson era un tipo que adoraba el medio ambiente, que disfrutaba observando cada detalle de la naturaleza que le rodeaba día tras día. Y fue esa pasión tan inmensa, sumada a su deseo de crear un universo imaginario en el que los humanos brillaran por su ausencia y solamente habitaran criaturas nacidas de la imaginación, la que terminó de potenciar un proyecto como 'Cristal oscuro'. Por eso, muchas de las ideas visuales que observamos en la película nacieron directamente de la mente de Henson.

Los podlings, otros personajes para la historia de la animación cinematográfica, tenían muchísimo encanto, pero, siendo sinceros, no eran especialmente agraciados en su aspecto físico. Algo normal cuando se descubre que Brian Froud los creó basándose en, nada más y nada menos, que las patatas.