¡Cuidado! Este artículo es oscuro y alberga SPOILERS
*No sigas leyendo si no has visto el 08x01 de 'Juego de Tronos'
Parecía que nunca iba a llegar pero ya está aquí. Ninguna ficción de los últimos años se ha convertido en un hito cultural de la magnitud de 'Juego de Tronos'. Ahora ese hito llega a su fin y arranca con que ya es el mejor inicio de temporada de toda la serie. HBO es consciente de lo que tiene entre manos y Benioff & Weiss le sacan partido a sus personajes como pocas veces los habíamos visto.
Desde el comienzo, el capítulo es diferente. Es la primera vez que la ficción cambia radicalmente su cabecera. Un acabado más pulido, grandioso y sorprendente, que nos lleva hasta la cripta de Invernalia y el Salón del Trono de Hierro en Desembarco del Rey. Sin olvidarnos del Muro destruido por el fuego helado de Viserion. Todo un acierto que pone los pelos de punta y nos recuerda que ya no hay más preámbulos.
El principio del fin solo podía iniciarse en Invernalia. La casa de los Stark es el escenario principal de gran parte del capítulo, y el lugar donde asistiremos a un desfile de encuentros y reencuentros. Arya y Jon protagonizan el más emotivo. Los dos hermanos intercambian palabras sobre sus espadas en una conversación llena de referencias a sus respectivos pasados. Sansa y Daenerys tienen un tenso cruce de palabras que pone de manifiesto su desconfianza mutua. ¿Evolucionarán poco a poco hacia una alianza femenina? Ojalá.
El juego ya ha empezado
Pero el mejor encuentro de todos es uno que pocos esperábamos. Daenerys busca a Samwell Tarly con la intención de agradecerle que salvara la vida de ser Jorah. Sin embargo, termina confesándole que asesinó a su padre y hermano cuando se negaron a arrodillarse ante ella. El diálogo entre ambos, lleno de una carga emocional inusitada, impresiona y conmueve. Esta es una de las pocas veces que Daenerys se ha visto obligada a verse cara a cara con las consecuencias de sus acciones. La reina dragón no lo tiene nada fácil en Invernalia y queda por ver si reflexionará o seguirá siendo tan terca como ha demostrado serlo hasta ahora.
Este inicio, por suerte, no se limita a poner sobre el tablero a los personajes para que después empiecen a andar, como muchas veces sucede en los arranques de temporada de 'Juego de Tronos'. Aquí pasan cosas. Vemos escenas que quedarán para el recuerdo de todos los seguidores de la serie. Jon Nieve monta un dragón por primera vez. Rhaegal, nombrado por su padre, lleva a Jon en una carrera junto a Daenerys y Drogon, confirmando a ambos como los auténticos y puros protagonistas de la serie.
Aunque también asistimos a la revelación a Jon de su origen, que llega por parte de Sam y pone sobre la mesa uno de los mayores conflictos de estos últimos compases de la serie. La secuencia, construida de forma muy inteligente en la cripta de Invernalia, es un diálogo dinámico y directo, que coloca a Jon frente a su destino y nos abre su dilema para con Daenerys. El drama está servido y las consecuencias de esta revelación marcarán los episodios venideros.
Desembarco flojo y pocas sorpresas
Quizá la peor parte del episodio se desarrolla en Desembarco del Rey, que queda muy deslucido en comparación con la trama norteña. Allí apenas vemos cómo Theon rescata aprisa y corriendo a Yara, mientras Cersei se acuesta con Euron Greyjoy. La reina protagoniza una secuencia introspectiva que nos deja con dudas de qué sucederá con su personaje. Una vez más, Lena Headey exprime al máximo a la Lannister en el que ya es el personaje más importante de su carrera.
Por otro lado, la mayor parte del metraje ya la habíamos visto en el tráiler, así que nos encontramos con un capítulo con pocos sobresaltos. Todo discurre por el camino que ya se había trazado y no hay ningún desvío que nos encoja el corazón. Excepto uno. La secuencia en Último Hogar protagonizada por Tormund y Beric Dondarrion que nos recuerda lo terrible que es la amenaza de los Caminantes Blancos. Parece sacada directamente de una cinta de terror. Y esto es todo un halago.
Comedia de tronos
Lo más destacable de todo, sin embargo, es la comedia que inunda el episodio. En su temporada final, que estaba llamada a ser la más épica de toda la serie, 'Juego de Tronos' ha decidido arrancar con el que sin duda es el capítulo más divertido de todos. Está lleno de ágiles líneas de diálogo y autoreferencias cómicas. Y, nunca creí que fuera a escribir esto, Bran Stark está divertidísimo.
La ficción de HBO rompe así con cualquier cosa que nos pudiéramos esperar y llega casi a rozar el tono de sitcom, jugando al límite pero sin sobrepasarlo. Todo un acierto que no destruye el espíritu de 'Juego de Tronos', sino que lo expande. La serie se presenta más consciente de sí misma que nunca, sabiendo perfectamente lo que es y lo que tiene que ofrecer. Huele a despedida, pero por ahora nos permitiremos disfrutar de los últimos abrazos antes de que el frío llegue para hacernos desaparecer.
Nota: 9
Lo mejor: 'Juego de Tronos' ofrece su mejor arranque de temporada, con un episodio consciente de sí mismo y que explota muy bien la comedia.
Lo peor: Apenas nos encontramos sorpresas y todo discurre el camino ya trazado... por ahora.
