Antes de convertirse en un reconocido y premiado documentalista, el argentino Hernán Zin fue reportero de guerra. Su experiencia en el periodismo bélico le permitió aplicar sus conocimientos para realizar documentales de carácter social y enfocado en el lado personal de las consecuencias de la guerra, como bien pudo verse en 'La guerra contra las mujeres' o 'Nacido en Siria'; aunque también ha retratado otras realidades sociales, como la lucha contra el hambre en 'Lucha de gigantes'.
Tras el estallido de la pandemia del coronavirus, Zin decidió ser cronista de las consecuencias más directas de la crisis sanitaria con '2020'. A lo largo de cuatro meses, el documentalista y su equipo -cabe recordar que Nerea Barros fue la directora de la segunda unidad- grabaron la situación de hospitales, ambulancias, residencias de ancianos, funerarias, unidades de bomberos y policía, así como también recogieron testimonios en directo de lo que estaba pasando.
Zin ha tenido acceso a aquellos que los medios de comunicación no difundían -según ha declarado el director en varias entrevistas, esto no ha sido fácil- y muestra que es lo que hay detrás de esas cifras diarias de contagiados, enfermos en UCI y fallecidos. Con lo cual, '2020' es ese reportaje periodístico que no pudo difundirse y que ahora llega convertido en documental cinematográfico, abordando la realidad sin miramientos, enseñando al público todo aquello que es incómodo de mirar: las camas de UCI con pacientes puestos boca abajo, la tragedia vivida en las residencias, la situación emocional de sanitarios, cuerpos de seguridad, trabajadores de servicios fúnebres y familiares de enfermos o fallecidos.
Crónica imprescindible para conocer aquello que no pudo verse en la primera ola de la pandemia
En ese sentido, '2020' es un largometraje esencial, pues permite conocer una realidad que ha estado oculta tras cifras vacías y, sobre todo, conflictos políticos, dando nombres y apellidos a víctimas y demás afectados.Zin humaniza los muertes, como también a los profesionales, convirtiendo a Madrid -región más golpeada por la pandemia- en un reflejo de la gravedad de la situación, pues la realidad mostrada no dista mucho de lo vivido -y que se vive- en otras partes de España como Asturias, Andalucía, Cataluña o Castilla y León. Por otro lado, Zin trae también testimonio que, ni siquiera, habían sido pensados por muchos, como la realidad de vagabundos y personas en situación de exclusión social.
Aunque como crónica de la primera ola, '2020' es un filme imprescindible, algo cierto es que necesitará una segunda parte, a modo de epílogo, pues, como puede observarse, la pandemia del COVID-19 continúa y su final no parece estar muy cercano. Será interesante saber qué se ha aprendido, en qué vuelve a tropezarse y cómo la sociedad -no solo española, puesto es aplicable al resto del mundo- va cambiando su percepción de la situación y realidad sanitaria, como también económica y social.
Nota: 7
Lo mejor: Su valor como crónica y testimonio del inicio de la pandemia.
Lo peor: Se le va la mano en lo relacionado a situaciones sentimentales, falta una mirada crítica a la gestión (especialmente política, aunque también en otros ámbitos) y no tiene en cuenta de que esto no terminaba tras bajar la presión en los hospitales, tal y como puede verse actualmente.
