A pesar de las hazañas que ha logrado el deporte español a largo de la historia, el cine no ha ahondado demasiado en ello. Sí, por supuesto que hay títulos que han explorado la preparación, las victorias, las derrotas de ciertos deportes, entre las más contemporáneas, destacan títulos como 'Días de fútbol', 'La gran familia española', 'Segundo asalto' o 'Alacrán enamorado'. Sin embargo, pocas veces se ha salido de los deportes habituales del fútbol, el baloncesto o el boxeo, para abarcar historias reales que pasaron a formar parte de los libros de historia.
Es el caso de la medalla de plata para la selección española masculina de waterpolo en los Juegos Olímpicos de 1992, un metal que hizo historia, pues mantuvo pendiente a todo un país en una competición que siempre se había visto de nicho y que libró uno de los partidos más emocionantes que han vivido en los juegos, al tener que llegar a tres prórrogas que llevaron al límite a los atletas. Y fue una hazaña dado que el equipo llevaba una temporada aciaga, a pesar de lograr ser también medalla de plata en el Campeonato Mundial de Perth de 1991 y en el Campeonato Europeo de Atenas el mismo año, la selección no llegó a estar entre los cuatro mejores equipos en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988 y se clasificaron para el 92 por la mínima.
En realidad, '42 segundos' busca narrar lo que hubo detrás de los resultados y cambio de dirección que vivió la selección hasta los Juegos Olímpicos, cómo se renovó el espíritu de equipo, creando así una época gloriosa para el waterpolo español. Todo un proceso que conllevó un cambio de entrenador, el croata Dragan Matutinovic, quien con un estilo de entrenamiento férreo y extremo, dio cambio de rumbo al equipo. Por supuesto, esa es la historia y la cinta se adentra en ella creando la sensación épica propia del cine deportivo, lo que eleva la propuesta.
No lo tiene fácil, puesto que el waterpolo no es un deporte tan popular como el fútbol, el tenis o el baloncesto. Sin embargo, el guion de Carlos Franco atrapa y mantiene en máxima expectación al público, logrando crear esa atmósfera propia del drama deportivo, con la que también se aprovecha para narrar cómo se forja el espíritu de equipo. En esa línea, el filme narra el difícil encuentro que surgió entre la vieja guardia, la cual estaba compuesta principalmente por el club catalán, con la nueva hornada de jugadores, provenientes en su mayor parte de Madrid.
La ilusión de una selección que mostró que la unión hace a la fuerza
Más allá de la lectura política que se le quiera dar, el largometraje narra cómo fueron derrumbándose las diferencias y cómo se llegó a los Juegos Olímpicos con un equipo unido en el que las diferencias se aparcaron. Aunque los duros entrenamientos de Matutinovic hagan que el filme se emparente con 'Cisne negro' o 'Whiplash', especialmente en la forma que eligió a los jugadores de la selección. La película aborda el dilema de un entrenamiento duro frente a una serie de situaciones que, actualmente, serían vistas con otros ojos.
Pero '42 segundos' va mucho más allá y eso se ve cuando se salta al terreno de la competición olímpica. Aquí, el filme muestra solvencia dramática y un buen manejo de los tiempos, especialmente para crear esa sensación de expectación que, aquellos que no recuerden el resultado del campeonato, se vivirá con máxima tensión y recordando que el trabajar en equipo y confiar en el compañero son elementos fundamentales en el deporte. A ello se suma que la cinta muestra cómo todo el país llegó a estar pendiente del partido, mostrando ese milagro que solo los JJ.OO. consiguen.
Y es que, tras la medalla de plata de Barcelona 92, llegó una época de esplendor para el waterpolo español, con el oro olímpico en Atlanta 96 y oro también en los Campeonatos mundiales de Perth 98 y Fukuoka 2001.
En cuerpo y alma en este drama deportivo
Aunque nada de esto podría sentirse sin sus actores principales, así como también un cuidado aspecto técnico. Álvaro Cervantes y Jaime Lorente defienden muy bien sus papeles de rivales reconvertidos en leales compañeros. Sobresale especialmente el actor de 'Carlos, rey emperador', al narrar también los tormentos que sufría el propio Manel Estiarte. Lorente está correcto como Pedro García Aguado, mostrando que los demonios propios del waterpolista eran muy distintos a los del capitán de la selección. Junto con interpretaciones notables se suma un apartado técnico que logra traer también ese espíritu noventero que es tan complicado de trasladas a las producciones actuales.
A diferencia de los 80, la década de los 90 tuvo un menor peso estético y pocas producciones consiguen mantener esa atmósfera de estar reviviendo en el año 92. '42 segundos' lo consigue. Dani de la Orden regresa por todo lo alto al drama, género que no había abordado desde su romántico tándem cinematográfico sobre 'Barcelona'. El cineasta, especializado en comedia, tiene a Àlex Murrull como codirector, el cual debuta en la realización de un largometraje. Ambos logran dirigir una propuesta digna de los mejores dramas deportivos, recordando que es posible realizar este tipo de producciones en la industria española.
'42 segundos' es un milagro, dado que el cine español apenas se adentra en los logros deportivos de su propio país. A ello se le suma que su épica evoca a emblemáticos títulos del género como 'Carros de fuego', 'Ellas dan el golpe', 'Un domingo cualquiera', 'Warrior' o el documental 'Red Army'. No podía haber mejor homenaje al waterpolo español.
Nota: 8
Lo mejor: El sentimiento de épica que está presente a lo largo de todo el filme y que se incrementa en el torneo olímpico.
Lo peor: Ciertas escenas del inicio del filme.