La distribución de películas en la gran pantalla vive un momento extraño, con títulos que se estrenan antes en plataformas en streaming con mucha antelación, pero que no renuncian a tener un lanzamiento en salas comerciales. Por avatares del destino, esta semana han coincidido dos cintas que están ya disponible bajo demanda. La primera es 'Evangelion: 3.0+1.01 Thrice Upon a Time', con la que Selecta Visión ha apostado fuerte, con un estreno masivo, a pesar de estar en Amazon Prime Video desde verano de 2021, demostrando así la fidelidad de los fans de la saga y de cómo el anime en gran pantalla cuenta con un apoyo que trasciende estrategias de plataformas.
La segunda es '8 años', cinta que está disponible en Filmin, pero con la que Phoenix Entertainment Group se atreve a tener un estreno comercial en cines, aunque de una manera mucho más discreta respecto a la tercera entrega de 'Evangelion'. De hecho, a pesar de ser multipremiada en South Film and Arts Academy Festival, donde obtuvo el galardón a la mejor dirección, y mostrada en el Festival de Cine Indie de Madrid, no sorprende su escasa presencia en salas.
Cierto es que hay varios títulos magníficos cuyo lanzamiento comercial en la gran pantalla es escaso (véase con títulos recientes como 'Dilo alto y fuerte', 'Inu-Oh' o 'La piedad'). Pero el poco ruido que ha hecho '8 años' entre la prensa especializada (muy al contrario que las películas mencionadas), ya hacían intuir que se está ante un caso similar al de 'Culpa' o '918 noches'. La cinta pretende ser un drama sobre el desamor de una pareja, de cómo esta busca darse una segunda oportunidad, a pesar de que el amor ya no existe y solo está presente el miedo a la soledad y a lo que ocurra tras la inevitable separación.
Un debut fallido
Si Alcázar, quien firma el guion, se hubiera enfocado solo en eso, se estaría ante una propuesta decente. Pero no, '8 años' termina siendo un batiburrillo de ideas en las que su pareja protagonista vive un eterno 'contigo pero sin ti'. Se supondría que debería ser una especie de bolero que incremente esa sensación de desamor, pero Alcázar busca que sea una película en la que sus escenarios naturales sean también protagonistas, al más puro estilo 'Call Me by Your Name'; pero también busca ser un drama en el que sus protagonistas buscan vivir tanto una luna de miel, como también echarse los rencores a la cara, así como ser un alegato a favor de las parejas abiertas (aunque en estas también haya infididelidades). Eso sin mencionar la toxicidad que se reproduce en la dependencia de emocional de uno y la evasiva de otro.
La sensación que deja es de tedio y sus actores protagonistas no son capaces de salvar la función. Ya desde el inicio, en el que la pareja de hombres, después de hacer el amor, sale completamente en cueros al pueblo, deja bien claro Alcázar que busca traer visceralidad e impulsividad... a cambio de sacrificar cualquier tipo de coherencia en los actos de sus personajes. Sí, Carlos Mestanza y Miguel Diosdado derrochan química y reproducen los clichés propios de las parejas gais actuales. Pero Alcázar no va a más allá. Es más, diríase que el resultado final es tremendamente fallido.
De ahí, que no sorprenda su escasa visibilidad en salas. '8 años' evoca lo peor de ese cine gay antiguo de nicho, ese que a finales de los 90 e inicios de los 2000 tanto abundaba, con presupuestos tremendamente bajos y unas tramas llenas de lugares comunes y secuencias de desnudos masculinos gratuitos (esos títulos producidos por TLA que parecían telefilmes de sobremesa, salvo alguna que otra honrosa excepción). Una producción que se queda muy lejos de los largometrajes de temática LGBT actual, que carece de las más mínima lógica narrativa. Un completo desastre.
Nota: 3
Lo mejor: La química entre Carlos Mestanza y Miguel Diosdado. (Va siendo hora de que a Miguel Diosdado, galán en series como 'Acacias 38' o 'Amar en tiempos revueltos', le toque un personaje gay a la altura).
Lo peor: Nada de coherencia en su narrativa, que provoca que se remarque más su bajo presupuesto. Pensar que ha sido la despedida en el cine de Isabel Torres, quien merecía un adiós mucho más cuidado.