A comienzos de los años setenta el señor Hulot emprendía un viaje por carretera para presentar en Ámsterdam su nueva creación: una autocaravana compacta con los gadgets más extravagantes. Casi medio siglo después, una familia francesa de clase media-alta estrena su vehículo eléctrico de última generación y descubren que la novedad no siempre va acorde con la seguridad o la calidad. Hablamos de la comedia 'A fondo', que tiene ecos de 'Tráfico', del maestro Jacques Tati. Resonancias muy lejanas que se limitan tan solo a ciertos elementos argumentales de los que bebe de forma evidente la película de Nicolas Benamou.
Buena parte del film transcurre en el interior de ese flamante coche rojo que se afianza como un personaje más. Además de los personajes que pueblan el interior del vehículo, en el exterior se alterna la aparición de otros individuos instrumentales a los que se recurre frecuentemente para no agotar la paciencia del espectador con un único espacio cerrado. Pero los protagonistas absolutos son los componentes de la familia que se ve encerrada en el coche, que no puede aminorar su elevada velocidad debido a un cortocircuito del sistema eléctrico. Ese evento inesperado provoca que la tensión entre los viajeros se incremente exponencialmente a medida que pasan los minutos, generando un caldo de cultivo de reproches y terapia familiar de choque.
La primera referencia que viene a la cabeza escuchando esa premisa es 'Speed', y lo cierto es que 'A fondo' también trata de ofrecer una dosis de acción, aunque en su caso se encuentre envuelta en simple comedia. El principal problema es que el tipo de humor esgrimido apenas tendrá efecto para los espectadores en busca de originalidad y nuevas experiencias, ya que se enmarca cómodamente en el terreno de la mínima exigencia. Dentro de ese marco se mueve como pez en el agua, con personajes caricaturescos, como ese supuesto gitano forofo de la selección española sobre el que la película deposita todas las desgracias y tópicos posibles, y situaciones donde lo inverosímil se abraza a lo disparatado.
Por lo tanto, 'A fondo' funciona como una comedia gala comercial de manual, de esas que en España se venden mensualmente como la "Comedia francesa del año". Parece que todas ellas se miran en el mismo espejo, ya que comparten arquetipos a la hora de construir los personajes, ritmo bastante ágil y la clara intención de complacer al público de forma superficial. En ese sentido puede triunfar, pero si profundizamos mínimamente en cualquiera de sus atributos, la redundancia y la previsibilidad terminan por hundirla.
Involución humorística
Benamou reflexiona de una forma más burda acerca de aquello que tanto inquietaba a Jacques Tati: el progreso. El director de 'Tráfico' sacó a relucir las vergüenzas del avance a toda costa, que provoca la pérdida de identidad de una región. 'A fondo' se acerca tímidamente a esa temática, ya que el errático funcionamiento del coche, que se presenta como revolucionario, lleva la contraria a cada spot automovilístico que vende la materialización de todos nuestros sueños. Es interesante esa similitud entre ambas cintas, pero queda en algo anecdótico debido a la diferencia radical del planteamiento de Benamou, que se encuentra en las antípodas creativas de su compatriota Tati.
'A fondo' juega bien sus cartas como producto comercial, porque busca en todo momento la risa fácil y el chiste más digestible, lo cual no significa que cualitativamente destaque en un género que ha demostrado que no es necesario hilar lugares comunes para tener efecto en el público.
Nota: 4
Lo mejor: Algún trazo de humor aislado, sobre todo relativo a las secuencias del concesionario.
Lo peor: La abundancia de clichés en un guion que rehuye de la originalidad.