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CRÍTICA

'Adam': El apoyo entre mujeres

Crítica de 'Adam', ópera prima de Maryam Touzani. Protagonizada por Lubna Azabal, Nisrin Erradi y Douae Belkhaouda. Presentada en Una Cierta Mirada en el Festival de Cannes y en la Seminci 2019.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 6 de Noviembre 2020 | 09:05
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El cine marroquí se ha convertido en uno de los más prometedores de los últimos años gracias a su mirada crítica a nivel social e, incluso, político, logrando ponerse en primera línea con directores como Nabil Ayouch o Nour-Eddine Lakhmari. Sin embargo, son las directoras las que están comenzando a despuntar, con historias que ponen el foco en la realidad femenina y mostrando la desigualdad que viven en el país norteafricano. Tras el debut de Meryem Benm'Barek con la inhóspita 'Sofia', llega ahora la ópera prima de la actriz y guionista Maryam Touzani, 'Adam', presentada en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes y en la sección oficial de la Seminci de Valladolid.

Adam

Centrándose en un momento concreto, Touzani evita dar demasiadas explicaciones sobre su protagonista, Samia, una joven embarazada que busca trabajo y asilo, pues vive en las calles de Casablanca. También evade darlas cuando aparece en escena la otra protagonista, Abla, una panadera y pastelera viuda cuyo negocio tiene en su propia vivienda y tiene a Warda, una niña que va a primaria. Y en esa ausencia de datos -algunos irán revelándose a lo largo de la trama, otros no-, Touzani crea una historia donde lo esencial es el apoyo entre mujeres, en una sociedad en la que ser madre soltera equivale a la marginación social al ser el bebé un "hijo de la vergüenza". Al no haber porqués, la empatía hacia Abla y Samia es limpia, sin prejuicios.

Dicho apoyo no es sencillo y el largometraje va haciendo crecer esa sensación de fraternidad, cuando, poco a poco, Abla va abriéndose emocionalmente a Samia. Es ahí donde el filme brilla más, donde Touzani, que firma el guion junto con Nabil Ayouch, muestra la importancia de la fraternidad femenina, especialmente en una situación tan delicada como la que vive Samia, debido a las arcaicas tradiciones del país y algo, tristemente, habitual en el Magreb y Oriente Próximo.

Un sólido debut que denuncia la situación de la mujer en Marruecos

Inspirándose en una vivencia real que la directora vivió cuando era niña, cuando sus padres acogieron a una joven soltera embarazada en su casa, Touzani crea un largometraje que, bajo la capa costumbrista de escenas en las que las protagonistas amasan pan y bollos, existen un trasfondo dramático mayor, con el que evidencian la situación de la mujer en Marruecos. Por un lado, el riesgo a convertirse en una paria social de Samia; por el otro, el de Abla, una mujer herida que, a través de su viudedad, ha logrado obtener su propia autonomía.

Adam

Mezclando situaciones terriblemente dramáticas, especialmente en las últimas secuencias de la cinta, con otras más ligeras, Touzani firma un primer largometraje sólido, con interpretaciones magníficas -Lubna Azabal es un valor seguro, una de las grandes estrellas del cine galo y árabe en sí, que ya aspira a tomar el relevo a la gran Hiam Abbass, mientras que Nisrin Erradi ha dejado de ser una joven promesa para convertirse en uno de los referentes de la nueva generación de artistas magrebíes- y una historia femenina y, sobre todo, feminista, que denuncia la situación de la mujer en Marruecos.

'Adam', como en su momento 'Sofia' o 'Razzia', son magníficos ejemplos de que las mujeres están tomando su propio lugar en el cine marroquí y que sirven también como agente social para denunciar su situación en el país. Un filme maravilloso que vuelve a demostrar que en la cinematografía del mundo árabe, son ellas, las cineastas, las nuevas líderes.

Nota: 8

Lo mejor: La sutileza de Touzani a la hora de dotar de trasfondo a sus protagonistas. Las interpretaciones de Azabal y Erradi.

Lo peor: Sus escenas costumbristas le rebajan carga dramática, lo que puede hacer que su mensaje social no cale tan hondo en cierto público.

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