1992. Disney venía de recibir un aluvión de alabanzas gracias a 'La bella y la bestia', y no pretendían bajar el ritmo en esta nueva edad dorada que habían iniciado con 'La Sirenita' unos pocos años antes. Alan Menken y Howard Ashman ya llevaban unos años trabajando en la música de una película inspirada en los relatos de 'Las mil y una noches', y aunque el segundo no llegó a verla estrenada (se incorporó Tim Rice como letrista para terminar el trabajo), 'Aladdin' mantendría el sello de todos esos grandes musicales animados que estrenaron en la década de los 90. Pero no solo era música. La película de Ron Clements y John Musker era una aventura entretenidísima que se alejaba del aire de los cuentos europeos, y que nos dio algunos de los personajes más carismáticos que hemos visto en la factoría del ratón.
Era cuestión de tiempo, sobre todo tras el éxito de los anteriores remakes de clásicos animados, que Disney buscara otra vez la lámpara maravillosa para frotar y pedir tres nuevos deseos. Venimos de 'Dumbo', un remake que intentó no coger la película original escena por escena y nos quiso contar algo más. No ha sido el éxito incontestable que fue 'La Bella y la Bestia', así que en Disney, quizás previéndolo, apostaron a hacer un 'Aladdín' más cercano a 'La bella y la bestia', es decir, básicamente es la misma película, aunque tenga sus matices para hacerla un producto de 2019 y no de 1992. Y ese jugar sobre seguro, aunque pierda mucho cualquier tipo de sorpresa para los que ya crecimos con el clásico animado, hace que, aunque tenga sus problemas, esta nueva 'Aladdin' siga siendo una película que se disfruta de principio a fin.
Esta nueva versión ya alardea desde el principio de unos escenarios impresionantes, parte digital, parte decorados, que en una pantalla grande no parecen tan "baratos" como la impresión que estaban dando los tráilers. Agrabah es una ciudad llena de vida y color, y casi puedes oler las especias desde la butaca. Es un crisol de culturas en Oriente Medio, con inspiración de muchos países árabes, coronada por el palacio del sultán, más sobrecargado y con menos similitudes al Taj Majal. Como ocurría con 'La bella y la bestia', estas revisiones destacan sobre todo por el trabajo de los departamentos de arte y diseño de producción. En este caso no es tan llamativo como el anterior, pero sí cuenta con muy buenas labores de vestuario que no tienen ninguna pinta de disfraz. Y da gusto pasear por los escenarios, sobre todo por los interiores del palacio o la cueva de las maravillas. Una pena que abusen tanto de los fondos digitales y en ocasiones eso se note demasiado.
La explosión de color no se reduce a la vida en la ciudad, también a los números musicales, que se convierten en versiones a lo grande de lo que ya vimos en la película de animación. La cantidad de bailarines de 'Príncipe Alí', la locura de luces y baile de 'No hay un genio tan genial', el parkour que se marca Aladdín en 'El rey' o lo bonita que sigue siendo 'Un mundo ideal'. Todos ellos siguen funcionando como la primera vez, y no pierden un ápice del toque festivo y alocado. Presentan coreografías impresionantes y aprovechan muy bien el salto a la acción real. Son el corazón de la película y otra razón para pagar una entrada.
La banda sonora de esta versión incluye una canción nueva, 'Speechless', interpretada por Jasmine, y que refleja claramente el objetivo de estos nuevos remakes para "justificarlos": apostar por dar más voz (nunca mejor dicho) a los personajes femeninos, y sobre todo a las princesas que solo estaban para ser salvadas por el héroe. Jasmine, quizás de todas ellas, era la más espabilada y la más independiente, pero por supuesto que tenía mucho espacio para la actualización. Y esa modernización es lo mejor que nos ha traído esta versión en acción real. Si la de dibujos quería cambiar las leyes para poder casarse con quien quisiera, en esta quiere cambiarlas porque ella quiere ser la próxima sultán, quiere gobernar porque cree que es la más capaz para liderar al pueblo de Agrabah (si esto no es actualizar un personaje...). Y nadie le va a decir que no puede dar su opinión, como grita bien alto en la nueva canción que le han compuesto Menken y el dúo Benj Pasek y Justin Paul ('El Gran Showman'). Aunque la escena en cuestión sea algo anticlimática, el tema nuevo es de una fuerza arrolladora, un auténtico himno para una princesa Disney del siglo XXI, que está defendido espectacularmente por Naomi Scott y que no sería nada raro que pudiera llegar a los números uno de las listas musicales, de Agrabah y de mucho más allá. Esto sí que es un temazo Disney de los que se van a quedar. Scott, por cierto, es la gran sorpresa de la película, dándonos una Jasmine con actitud y delicadeza, una joven con ideas muy claras que le da un aire nuevo a una de las princesas más carismáticas de Disney.
De carisma también va servido Mena Massoud, que convence como el protagonista y puede ser, precisamente, el gran diamante en bruto de la película. Primero, porque es todo lo zalamero que le pediríamos a esta "rata callejera", capaz de derretir con una sonrisa. Y segundo, porque también se defiende como hombre que falla y tiene que aprender de sus errores. Sabe moverse, sabe bailar y sabe hasta hacernos reír alguna que otra vez. Y tiene química tanto con Naomi Scott como con Will Smith. Porque el verdadero protagonista de 'Aladdín' era, y es bastante en esta también, el habitante de la lámpara mágica. Está claro que sin el talento de Robin Williams (mención especial para el trabajazo de Josema Yuste en la versión en castellano), la película no habría sido tan especial. Y Will Smith acierta al no intentar para nada acercarse al Genio de Williams, sino que construye su propio personaje en su zona de confort, alejado del humor de monologuista y llevándolo más al del "colega", al de 'Hitch', al hip hop de 'El príncipe de Bel-Air' (ojo con el rap que se marca en los títulos de crédito). Con el Aladdín de Massoud forja una relación mucho más de colegas que la primera, tirando más hacia la buddy movie que fue el germen del clásico animado, antes de que evolucionara en una aventura con toques de romance. Por eso, porque es el Will Smith que nos conquistó en sus inicios, el Genio vuelve a funcionar perfectamente y el de Williams no es ultrajado. O casi perfectamente, porque por muy bien que lo haga Smith, el CGI es absolutamente desconcertante y saca por completo de la escena al ver que no tiene el acabado que se le puede exigir a un estudio que nos ha dado 'El Libro de la Selva' o ha rejuvenecido a Samuel L. Jackson durante toda una película. Algo que parece que fueron conscientes, porque Smith se pasa gran parte de la película "disfrazado" de humano. Y sorprende cuando esta misma película tiene efectos especiales resultones, como los propios Iago (que pierde el estatus de compinche de Jafar para ser, simplemente, animal de compañía) o Abu, tan adorable como siempre.
Jafar, Jafar, ¿gran? señor
Tampoco funciona, y este es el punto negativo que más duele, el villano. Jafar era uno de los malos más llamativos de Disney. Su estética y personalidad de serpiente, manipulador y de voz siseante, a juego con su báculo de cobra, le hacían inolvidable. Marwan Kenzari nos llamó la atención antes de la película por poder poner en un aprieto a Aladdín en cuanto a atractivo, pero falla por completo como némesis. Convertido en un villano estándar que mira con ojos desorbitados y se ríe de forma histérica, poco queda de ese manipulador que ponía los pelos de punta, por mucho que intenten justificarnos esas ansias de poder que ya tenía en la primera. Al final, cualquier atisbo de personalidad se ha desvanecido, y no sale para nada beneficiado al haber perdido muchas de sus escenas más míticas en el tercer acto de la película, el más diferente respecto a la película original. Esta 'Aladdín', por desgracia, es mucho menos sexy que la primera, y por culpa de hacerla menos sexy nos quedamos sin escenas míticas y sin ese punto travieso que la hacía diferente. Pero esas escenas ayudaban también a retratar al personaje de Jafar, y sin ellas se queda en un villano del que nos olvidaríamos en cuanto saliéramos de la sala de cine. No vamos a estar esperando una nueva 'El retorno de Jafar', eso está claro.
Esta reducción de la personalidad de Jafar da mucha más pena teniendo en cuenta quien está, supuestamente, detrás de las cámaras. Guy Ritchie parecía una opción extrañísima para dirigir una película de Disney, pero visto lo que logró hacer con Sherlock Holmes, resultaba muy cautivador imaginar qué podía hacer con Aladdín y los demás. Pero como ocurrió con Tim Burton en 'Dumbo', poco se llega a ver a Ritchie en 'Aladdín', siendo una dirección de lo más convencional y para nada con el sello particular del británico, salvo en un par de escenas. La película en eso no innova demasiado, y la hace mucho más dependiente del clásico. No es aburrida, y eso que dura bastante más que la animada. De hecho es una aventura con ritmo estable, con buenas dosis de humor (mención especial para la alfombra mágica, auténtica roba escenas de la película, o para el cortito personaje de Billy Magnussen como uno de los pretendientes de Jasmine, que intentan compensar que el Sultán ahora sea un papel más dramático o que no tengamos al dicharachero Iago de la animada) y números musicales muy vistosos. Pero todo esto ya lo tenía la original, que sigue siendo muy superior a esta, sobre todo porque ha perdido parte de ese aire travieso y sexy. Esta es más realista y sí, tiene un toque menos personal.
Salvo el Genio o el papel más complejo y actual de Jasmine, la nueva 'Aladdín' no presenta tantas novedades como para hacerla una criatura separada del clásico. El personaje nuevo más importante, Dalia, ayudante de cámara de Jasmine, no aporta realmente mucho como para calar (aunque se agradece una mayor presencia femenina). Tampoco cuenta con un diseño de producción tan apabullante o diferente como 'La bella y la bestia' como para justificar esta revisión en acción real. Igualmente, una entrada para 'Aladdín' no es ni mucho menos dinero perdido. Sí puede alardear de tres protagonistas que defienden de sobra a sus personajes. La revisión de la score por el propio Alan Menken es una maravilla. Y mantiene gran parte de lo bueno que tenía la original, a la que no puede sustituir: sigue siendo una explosión de color que asegura un buen rato en el cine, y no anula los recuerdo que teníamos de la primera vez. Este viaje a Agrabah será menos sorprendente que otros remakes de Disney, pero sigue siendo un destino lleno de magia, música y aventura.
'Aladdín' se estrena en cines el 24 de mayo.
Nota: 6
Lo mejor: Lo bien que funcionan Mena Massoud, (sobre todo) Naomi Scott y Will Smith. La actualización (y nueva canción) de Jasmine.
Lo peor: "Jafar, Jafar, gran señor, y si pierde... ¡mejor!". El CGI del Genio.